miércoles, 12 de noviembre de 2014

RESPONSABILIDAD Y DEMOCRACIA

LA RESPONSABILIDAD; VIRTUD OLVIDADA EN EL DEBATE DEMOCRATICO

Los candidatos a optar a cargos de elección popular, están muy dispuestos a debatir sobre valores que sean atractivos y ojalá gratuitos para ellos y para los electores. Ideas a través de los cuales superaremos todos nuestros males: Igualdad, libertad, desarrollo económico, derechos humanos, ecología, etc.

Ideas que envuelven conceptos harto imprecisos y que su adecuada inteligencia obligaría a detenerse a reflexionar sobre cada uno de ellos. Pero eso no es muy popular y no lleva agua al molino electoral.

La igualdad entre los seres humanos, a la hora de explicarla, tiene que ser con apellido, porque la igualdad a secas es un absurdo conceptual imposible. Debemos pues referirnos a la “igualdad de oportunidades”, “igualdad de derechos” etc. Pero como para capturar voluntades de voto, lo que falta es tiempo, debemos referirnos a la igualdad con la máxima economía verbal y conceptual, dejando una estela de dudas que a fuerza de machacar consignas, deberían taparse.

La libertad, lamentablemente confundida con la condición que permita hacer a cada uno lo que se venga en gana, resulta un ideal, así explicado, completamente absurdo en el contexto de un orden de dos o más personas. Así entendida la libertad de fulano es la esclavitud de mengano. Al igual que la igualdad, los que la ofrecen se refieren a ella “haciéndola cortita” sin entrar en profundidades reflexivas tan antipáticas y a veces impopulares.

El desarrollo económico, se asocia a altos índices de ingreso per cápita, lo que representa una abstracción estadística completamente reñida con la racionalidad. Se constata que las llamadas naciones desarrolladas tienen alto índice de ingreso per cápita y se concluye entonces que esa es la llave para el logro de esa anhelada condición. Lo mismo sucede con las bandurrias y la lluvia, estas no vuelan cuando llueve pero no es causa suficiente de la lluvia, que las bandurrias estén en tierra.

Con los derechos humanos el problema es peor aún: La confusión es total. Nadie “pierde tiempo” del debate político para detenerse en el detalle nimio de definir quién es el sujeto pasivo de los derechos humanos, es decir, quien es el directamente obligado en cada uno de los derechos humanos. Es demasiado ingrato hablarle a los electores de deberes, de modo que dejemos el concepto “ahí no más”. Los romanos, padres de la ciencia jurídica, partieron por definir los deberes. La responsabilidad jurídica, la doctrina de los actos propios etc. Quizá los romanos no debían ganar elecciones por voto popular y por eso se explayaban en ideas tan ingratas al hombre moderno.

Pocos candidatos estarán dispuestos a hablar de una virtud que es la piedra angular tanto de la democracia, como del desarrollo económico, de la libertad, de la protección del medio ambiente, y por sobre todo, del respeto a los derechos humanos; sin la cual, ninguno (digo ninguno) de esos bienes sería posible. Me refiero a la responsabilidad, verdadero patito feo del debate electoral; olvidada por todos.

La responsabilidad es la virtud o disposición habitual de asumir las consecuencias de las propias decisiones, respondiendo de ellas ante alguien; y la capacidad de dar respuesta de los propios actos.

Los niños son no-responsables por antonomasia. Un niño ejecuta acciones pero no mide las consecuencias de ellas y por eso necesita de un padre o un tutor que lo represente. Existe empero una ficción jurídica que dispone: los mayores de 18 años son responsables de sus actos. Basta una observación y reflexión superficial de nuestra realidad social para concluir que aquello no es más que una ficción, por cuanto una gran proporción de chilenos y chilenas mayores de 18 años se desenvuelven en la vida cotidiana tomando decisiones, sin asumir las consecuencias ni responderle por esas decisiones al resto de los chilenos.

¿Qué hace superiores a las naciones que vemos como marco de referencia? ¿El ingreso per cápita? ¿Qué tienen más y mejores derechos a su disposición? ¿Qué disponen de “mayor libertad” o “más democracia” que los chilenos? Me parece a mí, que el factor de distinción y de superioridad de algunas naciones respecto de otras, es la responsabilidad de sus ciudadanos. Sucede cuando, desde las élites hasta el más humilde de los ciudadanos se hacen cargo de las consecuencias de sus actos y responden por ello. La consecuencia de ello es que aquella nación o sociedad o colectividad, pasa a tener una cualidad que llamamos “desarrollada”. La prosperidad y riqueza, el respeto a los derechos humanos, la tolerancia, el respeto por el medio ambiente etc. es la consecuencia de individuos, ciudadanos, hombres y mujeres de mayor y mejor manera responsables de sus actos. Perseguir y prometer logros respecto de esos valores aisladamente, sin incrementar la cantidad y calidad de la responsabilidad de cada uno de los ciudadanos, es utopía, populismo y demagogia pura. Es poner la carreta delante de los bueyes.

Un talismán es un objeto sagrado con el cual se cumplen los deseos más difíciles de lograr. La palabra-talismán de moda (y además harto imprecisa), en las verbalizaciones de la izquierda y la derecha, es “empoderamiento”. Generalmente se refieren a ella como algo positivo. A mí me parece que esa palabra esconde una involución en los grados de responsabilidad con que se conducen los llamados empoderados. Los “empoderados”, siempre están disponibles para desafiar a la autoridad y a los derechos ajenos, sin aceptar responder de sus propios actos.

En una colectividad, el cultivo de la responsabilidad de sus integrantes, es la pared que divide la barbarie de la civilización. Pared que varios “empoderados” están dispuestos a derribar.

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