Joaquín Lavin fue designado alcalde
por acto de sucesión directa, como delfín del ex de Las Condes De la Maza sin
que la soberanía popular tuviese arte ni parte. Resolvió en su gobierno, sin
preguntarle a sus tímidos habitantes, transformar Las Condes desde una comuna
de hombre libres en una de hombres obedientes e igualitarios.
Aprovechándose de los impuestos
de sus bobos y pasivos habitantes, Joaco ha desarrollado su gobierno local de
la comuna más rica de Chile, lo que debería ser un reflejo de su pretendido
gobierno nacional (que desafortunadamente no es tan rico). Su premisa ha sido
la misma del líder de la novela 1984: exhibir su rostro sonriente de escolar
bien portado, en todas las pantallas visibles, a toda hora y hasta en los servicios
higiénicos municipales. Se exhibe él en videos moviendo sus manos dando ideas
simples pero empáticas, como mojar las calles para que no haya smog[1].
La preferencia de Joaquín es cuidar de sus súbditos desde la cuna hasta la
tumba, señalándoles imperativamente por donde deben circular, en que vehículos
deben circular -bicicletas o nada es su lema-, a qué horas deben circular, en
que sentidos lo deben hacer y cuanto deben demorarse desde un punto a otro de
la comuna. Drones y cámaras deben hacer un seguimiento de los ciudadanos para
que el municipio los controle por su bien. Para proteger su salud les ha
prohibido terminantemente fumar en cualquier espacio público recreativo de la
comuna. Comisarios del municipio fiscalizan el comportamiento ciudadano
multando a los desobedientes. Su prurito es la igualdad. Él ha hecho un descubrimiento
sorprendente: la libertad de las personas para elegir un barrio donde viva
gente de sus mismas costumbres, es algo que debe combatirse en aras de la
igualdad. Él con dinero de los mismos bobos habitantes de Las Condes,
construirá condominios transversales donde él escogerá a dedo nuevos habitantes,
“de distinto perfil” de los que viven en la comuna, para nivelar a todo el
mundo y convencerlos que ellos no deben escoger donde vivir por cuanto eso en
definitiva no los hace felices. Su idea ya había sido ejecutada en el gobierno
de Salvador Allende que hizo la población San Luis al estilo de la fenecida República
democrática alemana, para meterle a los barrios momios (así se motejaba a los
hombres libres de entonces) gente de costumbres distintas para nivelarlos a las
costumbres de los recién llegados. Desafortunadamente vino “la dictadura” y
hecho todo a perder: indujo el desarrollo económico que construyó el barrio
comercial más espectacular de Latinoamérica dando al traste con la población
igualitaria del antecesor en la idea de Lavín. Los restos de esa obra de arte
allendista (cubos de hormigón mal compactado) se conservan por decisión de quienes
retiraron el monumento de Baquedano, como si se tratara de la columna de Trajano
en Roma.
Pero la propuesta socialista de
Lavin es mucho más ambiciosa que la del finado Allende; nada de dictaduras del
proletariado. Este es un socialismo de nuevo cuño: transformar a la población,
al espacio urbano y al país, en un gigantesco jardín infantil de adultos niños,
obedientes y alegres. Las calles y veredas son pintadas de distintos colores,
las veredas te indican imperativamente por donde debes circular y en qué
sentido, en la gráfica municipal de la campaña del coronavirus aparecen unos
virusitos que se comen a los desobedientes que no se vacunan. Donde van
bicicletas dibujitos de bicicletas; si eres gay, para que no te sientas
discriminado, los semáforos te darán luces que reflejan a otro gay como tú. Si
eres un imbécil que anda leyendo el celular y vas a cruzar la calle enfrentando
luz roja sin advertirlo, no te preocupes, Joaco vela por los imbéciles y te
muestra la luz roja en el piso. Es un líder que te protege y no discrimina. Su lema:
“Seremos más pobres, pero más felices”; Cantaremos; la colación/ que
rica está/ la comeremos hasta el final/ hay que crecer/ hay que engordar/ el cuerpo
sano/ debes lograr.
¿Pero no es este Lavin el que
escribió el libro la Revolución Silenciosa donde habla de los valores de una sociedad
de hombres libres, de la responsabilidad personal, de ser gestor de tu propia
vida y responsable de la consecuencia de tus actos? Es verdad, pero eso sucedió
“en dictadura” cuando los muestreos de opinión le indicaban que la mayoría
amaba la libertad. Ahora sus antenitas de vinil le indican que los tiros van
por la demanda de seguridad socialista y no libertad. Hay que darse una vuelta
de carnero entonces, y promover el socialismo si quieres seguir flotando como
un corcho.
Pero la verdad es harto distinta
y tus antenitas de vinil te han traicionado Joaco: Los habitantes de Las Condes
son los mismos “fachos” que aman la libertad y los que votan a la derecha en
todo el país igual. Lo que pasa es que tu secuestraste los impuestos de Las
Condes para armar un tongo marketero donde el único ganancioso eres tú, que pretende
saltar desde el trampolín de Las Condes a la primera magistratura de la nación.
Confiésalo: tu obsesión.
No obstante que con tus amigos e
hijos armaste la empresa de encuestaje que te muestra falsamente en el primer
lugar de las preferencias presidenciales y falsamente en el segundo a tu
contendor ideal, el comunista de recoleta - el mismo suscriptor del contrato de
luminarias por secretaría que todos saben por qué – los tongos Joaco, no pueden
mantenerse ad eternum. Tu sueño obsesivo de verse terciado con la tricolor no
podrá materializarse; menos después del numerito que se ha mandado tu amigo
Sebas. No todo es marketing Joaco. La libertad existe. Y tú república
socialista de drones, caritas felices y bobos obedientes, nunca llegará a
materializarse.
marzo de 2021
[1] Se gastan cientos de millones de pesos de los
contribuyentes en algo que no sirve para nada, pero los vecinos te ven haciendo
cosas y eso apunta en las encuestas