Pedro Subercaseaux, a principios
del siglo XX creó una tira cómica con dos personajes que adquirirían vida
propia a través de chistes populares; don Federico Von Pilsener y su amigo don
Otto. El personaje se independizó de su creador y de las tiras cómicas y pasó al
imaginario popular como símbolo del racionalismo teutón, ingenuo y en el caso
de don Otto, bobo.
Se dice que don Otto,
sincerándose a don Federico, le confiesa que su mujer lo engañaba con el vecino
en su propia casa, consumando su pecado en el salón y más precisamente en el
sofá. Buscando remediar para siempre esta vergonzosa conducta de su mujer, don Otto
le explica a don Federico que ha encontrado la solución: vender el sofá.
El método deductivo se
materializa con una conclusión que nace de dos premisas. El raciocinio de don
Otto se conforma de la premisa uno; es preciso que mi mujer no me engañe más.
Premisa dos; se acuesta con el vecino en el sofá. Deducción; para que
no me engañe más debo vender el sofá.
El ambiente de malestar social
expresado en octubre de 2019 es un fenómeno que tenía sus causas. Heterogéneas,
dispersas, difíciles de interpretar; pero las tenía. Las había de carácter delictual
terrorista respecto de las cuales, los partidos de derecha entonces en el
poder, debían presionar a su presidente para que aplicase la ley, y las había
estructurales o tácticas respecto del modelo de desarrollo que había que
corregir urgentemente. Nada hizo al respecto.
La casta política de derecha, durante
20 años se dedicó a repartirse los cargos, integrada por partidos con una
democracia interna opaca que propiciaba la carrera política de amigos y
parientes, y con los jugosos sueldos de parlamentarios, el enriquecimiento
personal de un círculo cerrado y a veces nepotista. Obraron convencidos de la comodidad
que significaba estar casi siempre en la oposición sin las responsabilidades de
gobierno, dado que la izquierda, transgrediendo sus principios socialistas,
administraba razonablemente bien el estado subsidiario y la economía social de
mercado que el gobierno militar había fundado. Tipo de régimen respetado urbi
et orbi dada la implosión mundial de los socialismos reales.
Del legado espiritual del
gobierno militar no se hicieron cargo. Ni hablar de ello. Era costoso políticamente
defender la verdad histórica de lo que había sucedido desde el 70 al 89 y
permitieron sin chistar se impusiera el mañoso relato de la izquierda donde los
milicos torturadores eran el mal absoluto y habían derrocado héroes que
querían el bien del país. Que los jueces prevaricaran impunemente orquestados
por la izquierda, no era problema de ellos. Tampoco les preocupó que la
economía social de mercado, progresivamente se fuese desarmando en sus bases
libertarias, a través de la concentración económica escandalosa que sufría la
economía, y las asimetrías del mercado, indicador manifiesto de su próximo
colapso, donde tres o cuatro grupos económicos se integraban verticalmente y le
cerraban la puerta a más actores. Sus hijos ya no tenían opción de emprender
por sí mismos como lo hiciéramos en nuestra generación, debiendo contentarse
con ser empleados de los ricachones. La banca y el comercio, concentrado en
menos dedos que los que tenemos en una mano, eran una realidad que no les
preocupaba. Por el contrario, les permitía recibir de esos grupos económicos –
al igual que sus contendores de la izquierda- emolumentos y aportes para financiar
la política, léase enriquecerse personalmente. La falta de ahorro personal
de la población, la ínfima productividad de los trabajadores generada en gran parte
por la asimetría entre sueldos y utilidades de las empresas, tampoco les
preocupó demasiado. Sus think thanks (la siutiquería del nombre me pone
los pelos de punta) los financiaban los empresarios que no repartían la
gratificación más que la sustituta, y los sueldos subían muy por bajo del
crecimiento económico. La explicación de la baja productividad de los trabajadores
no era por falta de incentivos, sino porque son flojasos. Esos think
tanks se dedicaron fundamentalmente a las estadísticas y encuestas para conservar
ese 40 a 50% del electorado que les permitiese seguir flotando cual corchos.
De las bases fundamental de una
sociedad libertaria, la familia, tampoco se ocuparon. Gonzalo Vial Correa
Q.E.P.D. cual Juan Bautista, voceaba el descoyuntamiento de la familia popular y
de clase media, donde padre y madre salían de casa y los hijos estaban a cargo
de nadie. La incorporación de la mujer al mercado laboral era un imperativo
para el crecimiento económico. Si eso era a costa de la estructura fundamental
de la sociedad, la familia, una lástima. Lo primero para la derecha era la
economía.
En tales afanes se encontraban
cuando se les apareció octubre 2019. Caras compungidas y …. parálisis.
¿Cómo reaccionó la derecha ante el
malestar legítimo y la ilegítima asonada terrorista y delictual expresado en octubre
de 2019? Con la venta del primer sofá de don Otto. ¿Cuál era su razonamiento? Premisa
Uno: Tenemos una constitución[1].
Premisa dos: Los únicos políticos que hacen la pega de liderar e imponer
relatos – la extrema izquierda- se la dieron: el malestar es a causa de la
constitución de Pinochet. Deducción: cambiemos la constitución.
La convención constituyente[2]
creada al amparo del lamentable acuerdo por la paz y la democracia de
noviembre de 2019, fue un verdadero Bar de la Guerra de las Galaxias conformado
por brujas, vendedores de pomadas y otros especímenes de la fauna chilena. La estulticia
de la mayoría de ese penoso cuerpo colegiado superó al disciplinado partido
comunista, que no logró ponerle bozal con freno de paleta con el fin de lograr
el asalto al poder totalitario anhelado, y parió un mamarracho muy
probablemente intragable para la población, y qué si se llegase a imponer, difícilmente
regirá y no imperará jamás. Ello por errores groseros de técnica jurídica que
la hacen incalificable como una carta fundamental.
A don Otto después de la venta
del sofá, la mujer le siguió poniendo el gorro; eso es evidente. No sabemos si
haya vendido otros elementos del menaje familiar para evitar la prosecución de su
adulterio, pero es de presumir que aprendió la lección.
Pero nuestros próceres de la
derecha no han aprendido la lección y van tras un segundo sofá de don Otto. En
efecto, una corriente dominante de intelectuales y políticos de la derecha para
superar la crisis que en parte ellos mismos con sus colegas de izquierda han
creado, han encontrado la forma de evitar que los desalojen del poder y ser
arrasados por su completa inanidad para proponer caminos reales de mejoramiento
para Chile.
Para salvar la pega hay que pasar
por alto el veredicto popular expresado en el artículo 142 inciso final de la constitución
vigente que ellos mismos redactaron. El clamor popular ellos lo sienten
incluso contra el voto explícito de las mayorías. ¡Hay que cambiar la
constitución! Pero no solo eso: ¡hay que cambiar el régimen! El problema es el estado
subsidiario. Si gana el rechazo, la extrema izquierda, tiene un segundo
caballo de troya y la derecha ya lo compró: El estado social de derechos.
¿Qué es un estado social de
derechos? Aquel que se bate en retirada en Europa luego del colapso fiscal de
sus disciplinadas economías nórdicas, ordenadas y honestas, donde nadie roba, ni
se aprovecha, ni hace la chancha de sus obligaciones laborales, ni paga coimas,
ni tiene trabajos con dos chaquetas (una colgada al respaldo y otra para salir
a hacer otra pega); todos estos hábitos tan propios de nuestra américa morena. Aquel
estado que nos seguirá asfixiando con sus impuestos para ministerios de la
mujer, del deporte, del esto, del otro y de lo de más allá. Aquel que nos
cuidará desde la cuna hasta la tumba (dos lugares que estarán muy cerca si
los administra el estado) para conseguir que seamos más pobres, pero más
felices.
El 30% de los trabajadores de la
salud que usted estimado lector le paga trabajosamente con sus impuestos NO
TRABAJAN. Los profesores fiscales viven en paro. En otras palabras, el asistencialismo
estatal en Chile y en Latinoamérica NO FUNCIONA ¿Todo esto se le olvidó a la
derecha?
Señores políticos de derecha: Los
que creemos en la libertad personal, en la responsabilidad individual, en la
solidaridad social con quienes se esfuerzan por sacar adelante a sus familias,
los que creemos que familia es el núcleo fundamental de la sociedad; LOS
DESALOJAREMOS EN LAS PROXIMAS ELECCIONES. Téngalo por seguro.
agosto de 2022