Dios es la perspectiva y la
jerarquía: el pecado de Satán fue un error de perspectiva[1].
Su perspectiva es omnipresente y por consecuencia total. La nuestra limitada y
local.
El 2020 es de esos años que las
sociedades humanas entran en ebullición all over the world. Chile es parte de
esa ebullición y por tanto nos cuenta procesar la perplejidad, tomar distancia
y mirar serenamente los fenómenos que acontecen, sus causas mediatas e
inmediatas, y las posibles consecuencias. Para mejor conocer y entender lo que
nos embarga, con serena sabiduría debemos tomar distancia, no obstante que el
fruto de nuestro esfuerzo será siempre limitado. Limitado por la perspectiva.
Seremos capaces de mirar un solo lado de la naranja que Dios observa con su
visión de trescientos sesenta grados y tridimensional.
Modestia intelectual aparte, he
venido previendo hace casi 10 años que en occidente veníamos en un tren bala
sin hacer caso a las luces rojas encendidas en la vía. La sensación de viajar
con rumbo de colisión era para mí tan vívida y angustiante, que ahora, cuando
las crisis sociales se han desencadenado y se desencadenarán en el corto plazo
con más fuerza, siento un cierto alivio que su dimensión no sea peor. Es como
cuando en el colegio te enfrentabas a una prueba de matemáticas esperando un 1
y te sacabas un 3,7. Al menos puedes sacar la cabeza fuera del agua después del
naufragio.
El estruendo de la catarata de
acontecimientos políticos indeseables es para alterar a los más templados:
Masas irresponsables de sus actos que destruyen con total impunidad obras
físicas y espirituales que son el fruto del esfuerzo de generaciones de chilenos;
políticos cobardes, asustados de la praxis de esos “horcos”, en vez de honrar
sus obligaciones, enfrentando la barbarie y sometiéndola al respeto del bien
común, se pliegan a ella tratando de hacerse “amables”; dirigentes narcisistas
delirantes que propician y aspiran a liderar el caos (como si el caos necesitase
liderazgos); jueces de toda jerarquía en una danza narcisista autodestructiva,
prevarican impúdicamente, buscando “hacer justicia” por vía directa y sin ley
(como si para ello necesitásemos jueces); legisladores juramentados de respetar
las reglas que hicieron posible que se sentaran en su curules, violando
explícitamente esas reglas como niños traumados, que rayan las paredes para
llamar la atención de sus progenitores.
Si tomamos distancia del estruendo, y
sintonizamos la lente corrigiendo la dioptría, empezamos a ver algo más claro:
personas vulgares y aburridas, habitando una megalópolis sin valores estéticos
ni éticos que toquen su espíritu, y que les motiven al ejercicio de su libertad
con respeto por la libertad de sus próximos. Dirigentes políticos que van desde
oscuros mafiosos que pretenden explotar el trabajo y esfuerzo de todos en
beneficio de sí mismo o de su clientela, a bobos que se ubicaron por ser
besamanos o por la ausencia de mejores talentos, pasando por iluminados
narcisistas; Resumen: liderazgo político de mala calidad por cooptación por
ambición y egoísmo de los mismos y desinterés, egoísmo o cobardía de los talentosos,
de los justos y de los buenos. Jueces burócratas trepadores en base los vicios
propios de la burocracia; besamanos, lamebotas, mediocres, ignorantes del
derecho. Ideales sociales disueltos en superficialidad, materialismo, consumismo
bobo, publicidad comercial idiotizante. Prestigio social desorientado hacia
profesiones que vindican el egoísmo y no el altruismo; profesores de aula mal
pagados, humillados, mal formados y desinteresados en transmitir valores de una
sociedad en la que no creen; sacerdotes corruptos, pederastas, homosexuales
practicantes, mujeriegos adulterinos, narcisistas, apóstatas, cultores de la
simonía. No he faltado a la verdad en este párrafo. Pero asumo que es mi
perspectiva. Puede que otras perspectivas iluminen esta realidad desde otro
ángulo.
Pero sucede que nos enfrentamos a
hierofantes de la verdad rebelada por unos filosofillos franceses y alemanes
del siglo XX que pretenden ser superiores moralmente ya que manejan un lenguaje
abstruso en academias y cátedras. Filosofillos[2]
que nos “inician” en fraseología oscura, pero que, no obstante su obscuridad, pretenden
iluminar todos los entresijos de la realidad. Ya no se necesitan perspectivas.
Ya está todo explicado. Los que discrepan de estas revelaciones hablan por boca
de traumas de oprimidos u obsesiones de opresores. Han “descubierto” que familia, sexo, patria,
justicia, caridad, ciencia, arte, cortesía, religión, comercio; no son más que
meros relatos. Nos torturan con explicaciones lingüísticamente incomprensibles
(y por tanto estúpidas) para justificar esos absurdos que legitimen sus estados
personales nihilistas. Odio y caos legitimados en aras de estas revelaciones. Y
tras estos sacerdotes de lo políticamente correcto, están los iluminados que
quieren llevar a la práctica estas ideas.
Curiosamente estos revolucionarios anti
establishment son generosamente financiados por empresas que son el centro del
establishment, y que amasan una capacidad financiera inédita en la historia
económica de la humanidad en general y del capitalismo reciente en particular. ¿Cómo?:
un aporte aquí; un aporte allá de foundation. Thiks Tanks, cátedras en universidades
progre, generosos avisajes de a los mass media, becas, doctorados; todos hermanados
por una endogamia ideológica. Las empresas de High Tech - todas ellas in
excepción – suscriben esta agenda que traerá tanta felicidad a la tierra como
maximización de sus utilidades. Su filantropía se manifiesta promoviendo el transexualismo,
transhumanismo, el mítico calentamiento global; y por qué no: la pandemia. Papa
Francisco de por medio, han hermanado la virtud de la caridad con el pecado de
la codicia para hacer este mundo un planeta de borregos felices, asexuados,
vegetarianos y ecológicos.
Hay un solo impedimento para plasmar
esta arcadia transexual y ecológica: La libertad humana. Un valor por el cual,
al decir de nuestro inmortal Cervantes, se debe dar la vida si acaso es
necesario. En efecto; los recalcitrantes cultores de este viejo valor por
el cual la vida humana tiene sentido, y sin la cual no lo tiene, no somos
clientes de esta sociedad sin sexos, sin familia y sin Dios. Hasta ahí llega la
tolerancia a las perspectivas diversas. Este milenarismo de borregos se enfrentará
con la libertad humana, no solo como un imperativo ético, sino -y es lo que
hará imposible su utopía igualitaria; la libertad como realidad ontológica humana.
Todas las utopías anti libertarias históricamente han caído, barridos por el
viento de lo que el ser humano es, y no puede dejar de ser: libre.
¿Saben estos sabiondos del
calentamiento global y de otros desvaríos, cual es el límite de sus
perspectivas? En concreto; ¿saben en qué se diferencia la política y la guerra?
Es una frontera tenue. Solo en los medios. La imposición sin deliberación de su
perspectiva nos aleja de la política y nos aproxima a la guerra. ¿Están
preparados para cambiar de medios?
Les tengo una noticia: los que
valoramos por sobre cualquier cosa la libertad, si sabemos cual es esa
diferencia y aceptaremos el cambio de medios cuando la intolerancia que ellos
cultivan se haga efectiva. Sin paternalismos ni patrocinios de la ONU, de la
CNN, de Fecebook, de Google ni de la Comisión de derechos humanos.
No es este un desafío, ni un deseo
que la sangre llegue al rio. Por el contrario, es una invitación a la
moderación, y a la renovación del espíritu democrático. La historia demuestra
que una mayoría de impotentes vitales, que no valoran su libertad personal, que
acepan la esclavitud y la desean para todos, nunca ha de imponerse a una
minoría de quienes, intransablemente, somos y seremos dueños de nuestras
existencias y que aspiramos que todos los chilenos lo sean.
Octubre 2020
[2] Término utilizado por Julián Marías para referirse a mucho de lo que se ha escrito en el siglo XX.