miércoles, 12 de noviembre de 2014

SUFRIMIENTOS Y TRADICIÓN



Para informarme de lo que sucede en Chile, no siempre es útil leer las noticias de coyuntura. De pronto es más útil leer la historia. Especialmente sugiero la historia remota de nuestra Patria. Pocos se acuerdan que nuestra historia colonial es aún más extensa que nuestra historia republicana. Pero no solo eso; pocos saben que la colonia es mucho más prodiga en acontecimientos históricos relevantes que el período republicano.

Gilbert Keith Chesterton, célebre escritor inglés, se decía demócrata y tradicionalista. Y sostenía que la obligación de todo demócrata era ser tradicionalista por cuanto las tradiciones nos conectaban con nuestros muertos y su sentido del bien, de la belleza y de la justicia. ¿por qué – se preguntaba- sobre el futuro de una Nación democrática van a opinar solo los vivos? Los muertos han opinado, y sus opiniones, según Chesterton, están expresadas en la tradición. Y esto no quiere decir que estemos de acuerdo con todas las ideas tradicionales y de nuestros antepasados. Así como tenemos derecho a discrepar con los vivos, también tenemos derecho a discrepar con los muertos pero ... respetándolos.

Hay períodos de la historia de Chile en que la muerte, el dolor, la injusticia, la violencia, la pobreza, la destrucción física y moral del país ha llegado al paroxismo. En 1599 se produjo el segundo levantamiento general indígena. Las injusticias abusos y fundamentalmente el sometimiento a una cultura del trabajo y de la producción que no les era propia, motivó a la población indígena del Reyno de Chile revelarse y sembrar la muerte, la destrucción y el hambre por todas las ciudades del sur. El rapto de mujeres colonas, las aberraciones contra menores de edad, la destrucción de los bienes físicos de los colonos; fueron el fruto de la primacía por casi dos años del imperio de la barbarie.

¿Qué si estoy de acuerdo con los alzados y sus causas? ¿Con los colonos y sus sufrimientos? Desde luego no podemos adherir a los malones, los raptos, la destrucción de 1599. Si debemos ser solidarios con las penurias, explotación e injusticias contra ellos, con la destrucción se su modo de vida de nuestros aborígenes de entonces. Tampoco podemos adherir a los abusos de los chilenos colonos de la 1599, explotadores y mañosos con su mayor capacidad y sagacidad. Pero debemos ser solidarios con las penurias de los colonos, sus dolores, sus esfuerzos, su actividad fundacional, su perseverancia para hacer de Chile su patria. Por enseñarnos un camino de esfuerzo y sacrificio sin parangón en la américa hispana.

Es bueno ser optimista. Ayuda a vivir ver la parte llena del vaso antes que la vacía. Chile es y ha sido desde sus orígenes, una comunidad humana compleja especialmente condicionada por las dificultades físicas que nos impone nuestra loca geografía y ser la nación del confín; donde conviven y han convivido individuos avaros, flojos, corruptos, codiciosos, aberrantes, odiosos, egoístas, egocéntricos, neuróticos, cultores de la fealdad, narcisistas, prejuiciosos, cobardes y tantos otros tarados intelectuales o espirituales. Pero Chile también ha sido poblado por chilenos santos, generosos, amantes, amables, sabios, honestos, valientes, equilibrados, trabajadores, cultores de la verdad y de la belleza y empáticos entre otras virtudes.

Chile de 1599 estuvo gobernado por la avaricia, la codicia, la muerte, la destrucción, la injusticia y el hambre. Sin embargo encontramos en esos acontecimientos, expresiones de valentía, y de esfuerzo humano llevado al extremo en la búsqueda del bien común. De la obscuridad de esos años encontramos luces que alumbran la tradición patria: Esfuerzo, anhelo de justicia, voluntad de seguir existiendo como nación.

¿En que se parece el Chile de 1599 al Chile de hoy? En casi nada. Hoy estamos gobernados por instituciones estables, poderes públicos que en general hacen correctamente su trabajo, trabajadores que en general hacen su trabajo, empresarios que en general no explotan a sus trabajadores y que generan riqueza. Una gran mayoría ama y valora la paz y la estabilidad porque cree que el futuro para sí y para sus hijos puede ser mejor si continuamos el camino que hemos efectuado. ¿Qué existen focos de explotación de seres humanos, crueldad, avaricia flojera insolidaridad? Si es verdad. Pero eso no es la regla. ¿Estamos al borde del abismo como en 1599? Claro que no. Para ver en perspectiva las carencias e injusticias de hoy, es conveniente revisar las carencias e injusticias de ayer. En Chile no corre aquello de que “todo tiempo pasado fue mejor”. No se trata de defender superestructuras, como diría “sagazmente” un ideólogo. Se trata de ver toda la verdad; de reconocer que el futuro se construye con el pasado y el pasado es el esfuerzo de muchos que hoy no están.

Tenemos una deuda con quienes han construido la nación. Y esa deuda se paga no destruyéndola por de pronto o “transformándola” con tabla rasa como pretenden algunos iluminados.

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