lunes, 30 de octubre de 2023

LA PROPUESTA CONSTITUCIONAL Y LA REVOLUCION EN CURSO

 

Cuando se habla de la revolución francesa, muchos creen que entre la toma de la bastilla y la ejecución del monarca depuesto Luis XVI, pasaron pocas semanas. No fue así. La revolución tiene una larga retahíla de crímenes y devastaciones, que van desde junio de 1788, hasta el 9 de noviembre de 1799, fecha conocida como 18 brumario, porque los revolucionarios habían reemplazado el calendario juliano por uno propio, con meses y años distintos. El rey Luis XVI recién es guillotinado el 21 de enero de 1793. Antes ese desatinado y desafortunado monarca fungió de facilitador de las violaciones y transgresiones a la ley. La vieja lógica de ceder y conceder para no perder. El golpe de estado de Napoleón pone fin a la devastación producida por la guerra interna permanente y abre una nueva devastación europea con guerras que consumieron la energía de toda Europa. Hemos bebido desde la cuna empero, que la revolución francesa fue un enorme progreso que se alumbró las tinieblas medioevales que aun restaban en Francia. Un relato ridículo que los datos contradicen pero que a base de su repetición se transforma en verdad inconcusa.[1] La revolución rusa también discurre durante cinco años de violencia y sangre. Tampoco fue un paseo corto de los bolcheviques. Fue larga y sangrienta

Es más pertinente pues hablar de procesos revolucionario. Los que se señalan en el párrafo anterior tuvieron éxito (éxito que significó el vía crucis de dos pueblos cultos). Otros no, como aquellos varios en Europa en 1848, o el pretendido por los estudiantes franceses en 1968. Las revoluciones tienen o no éxito dependiendo de la fuerza y energía de los contrarrevolucionarios.

Edmundo Burke, escritor inglés, escribió una larga carta a un amigo francés en los últimos meses de 1789 con comentarios sobre lo que, a su juicio, sucedía y sucedería en Francia. No se habían producido aun muchos acontecimientos que Burke los anuncia como consecuencias necesarias de lo que ya había acontecido. Se ha publicado como libro bajo el título “Reflexiones sobre la Revolución Francesa”.  Sorprende al lector la lucidez y asertividad de sus juicios, pero, sobre todo, la validez universal de ellos, aplicables a todos los procesos revolucionarios, hayan o no tenido éxito. Su lectura me ha permitido entender lo que ha sucedido desde el inicio del gobierno de Bachelet en 2014 hasta diciembre de 2023. Desde entonces estimado lector, Chile sufre un proceso revolucionario.

Desde entonces una vanguardia de personas, chilenos y extranjeros vinculados a la burocracia de naciones unidas, se han sentido llamadas por el destino para hacer la revolución, y han dispuesto lo necesario para conquistar el poder o administrarlo cuando formalmente no lo poseen. Inicialmente han afanado para conseguir su principal logro: el embrutecimiento de las élites potencialmente reaccionarias. Fue así como, en la fase de desencadenamiento, que partió en octubre de 2019, esa élite ya “achanchada” cayó fácilmente en el garlito que el miedo produce, a quienes no tienen la lucidez para entender los acontecimientos y defender, lo que sustenta su propio modo de vida. ¿Cómo reacciona esa élite ante esa perplejidad apanicada? de la forma que Plinio Correa de Oliveira describe brillantemente[2]: Cede y concede para no perder.

¿Cuál es la principal causa de ese miedo? El dinero y los privilegios. Los políticos y la clase económicamente más favorecida, por exceso de comodidad y pereza de décadas, no han sido capaces de ilustrarse en historia y humanidades. Ceder y conceder lo que los revolucionarios primero exigen como cabeza de playa, resulta para ellos menos azaroso e incómodo, que defender los principios que sustentaron su mundo e incluso sus comodidades materiales, porque, al parecer, no se ven expuestas. Así lo hizo Luis XVI y gran parte de la alta burguesía rusa. La historia es conocida, fueron aniquilados. Es una constante que las revoluciones tienen éxito gracias a la dejadez de quienes debiesen oficiar de líderes contrarrevolucionarios. Las revoluciones tienen éxito no debido a los pobres (que generalmente no tienen arte ni parte) sino a los ricos.

No vamos a hacer una genealogía de lo sucedido entre 2019 a la fecha porque es demasiado conocida. La pregunta central es: ¿Que rol cumple la propuesta de la “nueva y buena constitución” que se plebiscitará en diciembre en este proceso revolucionario?

La respuesta es categórica: Si se llega a aprobar el texto de la constitución tal como está planteado, la revolución se irá como por un tubo. Será pues como cuando el 28 de junio de 1789, el soberano Luis XVI, reconoce y en consecuencia cede el poder, a la Asamblea Nacional de Francia y está inicia su sanguinaria tarea. Aquí el soberano, que es la Nación chilena, cederá el poder a una burocracia y casta política que podrá hacer y deshacer a su regalado gusto con su libertad, propiedad y familia.

Dirá el lector después de escuchar los jingles como de promoción de pasta de dientes que promueve el partido de José Antonio Kast, que me he vuelto loco. ¿¡De donde saca eso si son los republicanos los que invitan a aprobar y son de extrema derecha!?

Haga el favor el lector de leer el artículo 23 de la propuesta: Con una ley simple (que ya la tienen sin siquiera exigir el concurso de sus socios de UDI-RN-Evopoli, pueden restringir hasta hacer letra muerta, la totalidad de las garantías constitucionales.

Haga el favor de leer el artículo 24 que obliga al Estado a “remover obstáculos” para hacer efectivos los derechos sociales que deben beneficiar a chilenos y especialmente a inmigrantes, conforme a las interpretaciones del sistema de naciones unidas.

¿Tenía usted una parcela, un fundo un sitio? Olvídese de él: cualquiera tiene el derecho humano de tomárselo para sí, en ejercicio de su derecho a la vivienda digna especialmente si es inmigrante. El Estado, en vez de hacer respetar su derecho, deberá remover los obstáculos para que el usurpador pueda gozar de su derecho humano. Y si usted molesta mucho, le dictarán una ley especial de simple mayoría, para restringir su derecho.

En mi exégesis del texto llevo hasta ahora 58 razones para votar en contra y 1 razón para votar a favor. Los aburriría. Baste con decir que esta no es una norma fundamental y supralegal como son las constituciones. De facto es igual a la ley y está bajo la jerarquía de los tratados internacionales e interpretaciones de estos que hace el Sistema de Naciones Unidas.

Resulta azorante comprobar a que nivel ha llegado la ausencia de inteligencia de las élites locales, al escuchar al presidente de uno de los principales conglomerados empresariales, diciendo que, resulta razonable aprobar el texto constitucional. Me pregunto ¿no tendrá a nadie que pueda ilustrarlo del contenido de la propuesta?

Doy gracias a Dios que en Chile los políticos son menos del 0,3% de la población y los ricos son muy pocos. Es reconfortante pensar que la gran mayoría son las personas que viven de su trabajo diario y se les va la vida si no reflexionan en una decisión tan fundamental. Ellos se informarán y sin lugar a duda terminarán dándole la mayoría al rechazo del nuevo ariete de la revolución globalista socialista.

¿Qué eso significa que debemos seguir luchando contra los revolucionarios? La vida es así. Cuando uno se decide vivirla, solo se descansa en la tumba.

Octubre 2023



[1] Para revisar dicha cronología https://es.wikipedia.org/wiki/Anexo:Cronolog%C3%ADa_de_la_Revoluci%C3%B3n_francesa

[2] Dialogo: Trasbordo Ideológico Inadvertido

miércoles, 25 de octubre de 2023

LA DERROTA

 


En las siguientes letras, no describo mis razones para votar en contra del proyecto constitucional que se votará el próximo 17/12/23. Espero el texto definitivo para dar mi opinión detalladamente. Describo lo que conjeturo es la voluntad de la mayoría y por qué.

Es verdad que las encuestas se equivocan. Es verdad que las empresas de encuestas pueden ser tendenciosas, esto es, están normalmente apoyadas y financiadas por una facción política, para inducir a un resultado. Es verdad también que se usan como alarma o campaña del terror, para despertar la atención de un electorado abúlico, dando a entender que ser minoría podría destruir las bases de su vida personal, y que debe reaccionar concurriendo a votar por quien aparece perdidoso. En resumen: las encuestas que señalan que la opción en contra de la propuesta constitucional, se impondrá el 17 de diciembre, pueden estar erradas por alguna de estas causas.

Pero el razonamiento que paso a desarrollar, no se funda en las encuestas, sino en una extensa cadena de acontecimientos que dan cuenta que el electorado está dispuesto a abortar cualquier iniciativa colegiada de la clase política, sea esta del color que sea. En este caso la buena y nueva constitución que propiciaba Camilita Vallejos, Boric, Piñera, Chahuan, Schalper y el ahora malabarista, José Antonio Kast.

Desde hace mucho tiempo, el electorado percibe que los partidos políticos, y los rostros que circulan a su alrededor abusan de su posición de poder, en beneficio propio. En la décadas 1990-2000, mantenían su apoyo por cuanto el rendimiento que el país registraba era razonablemente satisfactorio. Desde el término del primer gobierno de Piñera, sin embargo, la legitimidad de la clase política comenzó a declinar y hoy día repta por los suelos. Latrocinios varios, y la destrucción sistemática de las bases de funcionamiento social, que se inició en el segundo gobierno de Bachelet, desencadenaron una lamentable decadencia del país. Ello debido casi exclusivamente al apuntar la clase política a prioridades demagógicas para consolidar sus parcelas de poder, abandonando las reglas del debido gobierno. La incapacidad para manejar el mal llamado estallido y la pandemia; donde los poderes del estado cedieron a presiones de vándalos y de poderes transnacionales, han terminado por imponer una lógica en el electorado de: “me opongo a todo".

El triunfo abrumador del plebiscito de entrada y la conformación de la Convención Constituyente integrada por algunos que más parecían integrantes de un circo freak, daban cuenta de esa voluntad: “cualquier cosa, pero los mismos no”.

Es evidente que los jóvenes del frente amplio que ascendieron en el espectro político, no lo hicieron por un discurso, relato, talento o misión que cumplir. Su discurso revolucionario ñoño, manifiestamente anacrónico con las expectativas reales de la mayoría, no fue la causa de su éxito electoral. Su ascenso simplemente se debió al hastío del electorado a seguir votando por los mismos. El caso de Boric es sintomático: nadie le adjudica un talento específico –de hecho, no tiene ninguno- y es evidente su charlatanería. En períodos republicanos que vieron nacer grandes líderes y tribunos, Boric sería en el mejor de los casos, un amanuense. Pero bastó que Kast, ganador de la primera vuelta presidencial, se manifestara en el balotaje solidario con la derechona vieja y gastada, para que un millón setecientos mil votantes, salieran a votar en su contra, y eligieran a nuestro intelectualmente baldado presidente, solo, para que no subiera al poder de nuevo la misma casta.

El rechazo a la propuesta constitucional de aquel bar de la guerra de las galaxias que fue la primera convención, fue también un grito de rechazo a unos cafres, que en cosa de meses cogieron los mismos hábitos de la clase política: sueldos por sobre lo legal, prebendas auto asignadas, fiestas y expresiones grotescas y costosas pagadas por todos los chilenos; amén de parir un documento que era impropio de alumnos de cuarto medio.

La casta política quiso entonces apagar con bencina el incendio que comprometía sus privilegios: Una nueva y buena constitución en un proceso autoritario y dirigido por y para ellos mismos. Tal como se preguntaba la finada ministra Siches: ¿Cuándo se pegaron en la cabeza señores? ¿Cómo no vieron la impudicia de su proceder? ¿Cómo no se dieron cuenta que eran ellos los enemigos públicos de un electorado que padece el desgobierno generado por ellos mismos? ¿Por qué ningún político, ni siquiera los comunistas, que son los únicos sagaces, se dieron cuenta que la fórmula era sin duda el símbolo de Ibáñez del Campo?: La escoba.

Primero, porque la inteligencia no está de moda entre la clase política. Pero la causa más importante es la sorda evidencia que no se merecen los privilegios de los que disfrutan y que deben parchar el bote que hace agua porque no tendrán otra oportunidad si opera la escoba. ¿Cuáles son esos privilegios que el electorado conoce sottovoce porque la prensa los oculta?: 1) Sueldos y prebendas millonarias muy por sobre sus méritos y dedicación al cargo; 2) Escandalosos e impúdicos latrocinios en los tres últimos gobiernos 3) Financiamiento público millonario a los partidos políticos que son instituciones cáscaras, sostenidas de una manera legalmente mañosa. El padrón vigente de todos los partidos, excepto el comunista, no permitiría que se constituyesen hoy ¿Por qué la ley no impone la supresión de quienes están bajo los mínimos legales de militantes? Pues porque ellos manejan para sí al sistema. Son menos numerosos que centros de madre o clubes de barrio y perciben emolumentos grotescamente desproporcionados.

La estrambótica voltereta del partido republicano, de pasar en pocas semanas de ser, impugnador del proceso antes de la elección de consejeros constituyentes, a promotores de este cuando se vieron en mayoría, no se explica de otra forma sino por esta lógica de manejar y disponer de prebendas. No quieren perder sus privilegios y más aún, quieren blindar esas prebendas maravillosas para ellos. Republicanos ya se ven integrando una numerosa y jugosa bancada parlamentaria y eso los obnubila.

En días próximos se levantarán sesudos analistas y expertos promovidos por los diarios, radio y televisión debidamente aceitadas, para decir que “darán vuelta las encuestas” y en conversaciones en matinales y programas radiales donde la inteligencia escasea, nos convencerán de su extraordinaria sagacidad para entender lo que es la política las encuesta etc. Invocarán el terror para el evento que se rechace la propuesta. Y… bajo ese blablá se esconde esta sórdida realidad descrita: defensa colegiada y transversal de sus privilegios.

A estas alturas, la publicidad tipo pasta de dientes, no es eficaz. Rostros sonrientes y optimistas de guapos consejeros, tampoco. Amenazas de hecatombes sociales, tipo campaña del terror, menos. Deben convencer a un electorado refractario que desconfía profundamente de ellos, porque padece fácticamente el absoluto desgobierno (para que entrar en detalles que todo el mundo conoce: seguridad, migración, caos urbano etc.) y los efectos de una creciente inflación que nos empobrece a todos; todo por responsabilidad de quienes promueven el proceso constitucional.

Obviamente la causa de su derrota, no será el texto de la constitución que a nadie le importa porque nunca fue el motivo de los males del país. Su derrota será a causa de ellos mismos. Son esa casta la que repugna al electorado, quien votará transversalmente en contra.

¿Qué se necesita para enrielar a Chile hacia la paz, seguridad, prosperidad y optimismo? Obviamente no una nueva constitución. Se precisa coraje e inteligencia. Lo que esta casta de políticos no tiene.

Octubre 2023