viernes, 22 de diciembre de 2023

EL MAL MENOR; ANTIDOTO DEL MIEDO

 El miedo es una emoción primaria provocada por la percepción de un peligro real o supuesto, presente, futuro e incluso pasado. Desde un punto de vista de la conservación de la especie, es un mecanismo que nos protege de la adversidad y de la muerte. Surge nativamente en el individuo y fisiológicamente gatilla mecanismos hormonales de defensa. En nuestra vida social, en nuestra relación con nuestros prójimos, usamos del miedo para inducir conductas. Desde que existe la colectividad humana – que es desde que existe el hombre-, se ha usado el miedo en la pedagogía, en la religión, en la milicia y en la política. Es una fórmula básica, elemental y de bajo costo, para obtener resultados rápidos, normalmente no reflexivos, en las conductas ajenas que pretendemos inducir y controlar. Como impulso instintivo básico, el miedo bloquea el juicio, lo que en determinadas circunstancias es positivo, pero que, cuando el miedo es inducido por un peligro supuesto e irreal, ese bloqueo nos hace más bestias y menos humanos sin ningún beneficio. Su consecuencia es negativa desde todo punto de vista.

Cuando estaba próximo a egresar del colegio, un profesor que oficiaba de orientador, exasperado de no obtener conductas disciplinadas para inducirnos a superarnos en el estudio, nos advertía: el que no obtiene un puntaje adecuado en la Prueba de Aptitud Académica, no entrará a la Universidad, y el que no entra a la Universidad, está sonado. Claramente no era una actitud muy orientadora ni pedagógica, pero el pobre hombre quería obtener resultados prácticos rápidos: que aquellos energúmenos repletos de desordenada hiperactividad hormonal, a través de miedo, reprimieran sus impulsos frontalizados y se abocaran de una vez por todas a estudiar y aprender las materias de estudio.

Mel Gibson, a mi juicio el más grande genio del cine contemporáneo, dirigió una película titulada Apocalypto. Retrata la precaria vida cotidiana de tribus de Mesoamérica precolombina. Al inicio de la película, un padre de una tribu primitiva alecciona y recrimina a su hijo por dejarse arrastrar por el miedo[1]. Grosso modo la trama del filme consiste en las peripecias de ese mismo joven para salvar su vida y la de su familia, del acoso de la tribu hegemónica, lo que consigue gracias a derrotar en su corazón el miedo y ejercer el luminoso coraje.

En su proceso adaptativo al medio, el hombre desarrolla conductas tendientes a su conservación u obtención de un estado deseado de bienestar futuro. La existencia humana desde sus orígenes ha estado ligada a la técnica como medio para mitigar la precariedad y los peligros que nos impone el medio. El hombre, a diferencia de sus hermanos del reino animal, colectivamente inventa, descubre, desarrolla y usa de la técnica para hacer de su existencia más cómoda, segura y disponer de mejor manera de su tiempo en el corto período que es su vida. La explosiva evolución de la técnica ha determinado en la modernidad un cambio significativo de la circunstancia que nos rodea; la proporción de esa circunstancia determinada por la naturaleza, ha disminuido en favor de aquellas circunstancias artificiales que nos proporciona la técnica. Nuestros mecanismos adaptativos se encuentran en transición y aun no asumen esta enorme mutación. Este hecho insuficientemente advertido por la antropología, tiene sus efectos positivos y otros negativos.

El más nefasto de estos efectos, es que, comparados con nuestros antepasados, los habitantes desde mediados del siglo XX hasta la fecha, somos más proclives a bloquear nuestro juicio a causa del miedo. La técnica nos ha hecho más dependientes de cosas cuya carencia nos angustia. Y el poder político ha descubierto que esta es la gran llave de la dominación total. En la medida que los individuos no tomemos conciencia de este hecho, el plato está servido para la hegemonía política totalitaria.

A raíz del patético y aun no reconocido fraude de la pandemia del Covid 19, Fernando del Pino Calvo-Sotelo[2], postula que el nivel de sumisión y autoengaño que ese experimento social provocó, se hizo posible al haberse asentado previamente lo que él denomina La Cultura del Miedo. Siguiendo aquel adagio de, quien puede lo más, puede lo menos, los agentes del poder, de la manipulación de la opinión y de la publicidad de masas, que convencieron a la población a inocularse vacunas génicas eventualmente dañinas para su salud, y someterse al científicamente comprobadamente inútil, encierro que alteró y deterioró sus vidas, se han cebado con este mecanismo de dominación, que no conoce límites.  El miedo ha sido la llave maestra que quiebra las voluntades y las somete.

En esta modernidad tardía, la política ha devenido en una tramoya de soberanía popular que consiste en someter periódicamente a la comunidad al ritual de elecciones por sufragio universal. Adicionalmente, en las últimas décadas, se ha agregado el ritual de encuestas supuestamente de opinión, con las cuales se pretende inducir a las masas al concepto de El Mal Menor.

Cuál es la llave maestra para que las masas acepten un mal como algo aceptable: el miedo. El mal menor sería aquel antídoto a un hecho futuro y angustioso. En el plebiscito del 17 de diciembre, tuvimos un resultado electoral que es imposible de explicar sin la presencia de este mecanismo de cazamariposas electoral. Me explicaré, pero previamente debemos hacer una síntesis del significado del proyecto.

Existe diversos interesados en reformular institucionalmente la república con distintas propuestas utopistas. Unos porque quieren abrir los espacios para un proceso revolucionario socialista de viejo cuño, otros porque quieren alinear a Chile como provincia de un gobierno mundial, pensado desde los centros de poder financiero mundial y articulado a través de la agenda 20-30 de la burocracia de Naciones Unidas, y otros simples comparsas interesados en mantener e incrementar sus privilegios como administradores del sistema.

Intentaron un proyecto con el tejo pasado y atribuyeron la derrota de aquel proyecto, a la rústica grosería de su formulación. Intentaron un segundo, pero esta vez sin correr el riesgo que el voto popular le diera en las narices, violaron impunemente la constitución y la ley para proponer una estructura institucional que tenía doce bases intocables. La docilidad de las masas demostrada para la pandemia, y el apoyo de toda la máquina comunicacional de diarios, radios canales de TV, auguraban esta vez, éxito. Expertos nacionales, expertos importados[3], alineamiento de todas las universidades, ávidas de financiamientos a través de Foundation, se dispusieron a poner término al proceso. Incluso alinearon a un partido díscolo como el Partido Republicano que acaparó la mayoría electoral de quienes rechazaban el proceso, a través de fichar a su líder a Foundation Conservadoras.[4] Como voceaban los antiguos organilleros, por plata baila el mono. Total, hay Foundations para todos los gustos y colores: para homosexuales, heterosexuales, de derechas, de izquierdas, ecologistas etc. etc.

Parecía que esta vez tendrían éxito a pesar de la pertinacia de las encuestas que demostraban que el soberano vomitaba el proceso. Y finalmente fracasaron, pero de una manera inesperada. ¿Cómo se cuajó la derrota?: Mayoritariamente por el voto miedo.

Del 56% de votos en contra de la constitución solo entre un 17 a 25% de la llamada ultraderecha, votó sin miedo y por convicción. No quería la derogación de la constitución de 1980. El saldo, que representaría a la izquierda, lo hizo para que no triunfara el Partido Republicano[5]. Seamos generosos y desagreguemos a los comunistas, que votan disciplinadamente de manera táctica y no por miedo.

Del 44% que votó a favor de una constitución que era un evidente proyecto institucional de la revolución globalista, sectores de amarillos y democratacristianos descolgados, lo hicieron por genuina convicción de que esa constitución feminista, indigenista y colectivista, se ajustaba a su ideario político. Podríamos estimar que es un 10%. El saldo, lo hizo por miedo, salvo evidentemente un ínfima proporción de los articuladores de ese miedo cuyo único interés es detentar el poder. Algo sumamente preocupante fue, que muchos miembros de las FFAA en retiro – que pueden deliberar- se manifestaron a favor bajo los mismos argumentos de quienes articulaban el miedo como factor de cohesión. Si eso se replica en los miembros en servicio activo, quiere decir que tenemos FFAA poseídas por el miedo. Bien preocupante, ¿no?

El suscriptor de estas letras desde hace cuatro años viene sosteniendo los mismos argumentos y debería por consecuencia estar muy conforme con el resultado electoral. Sin embargo, la motivación de esta elección en particular, me deja anonadado y francamente pesimista de que, a través de la democracia electoral representativa, Chile recupere la senda de la justicia y la prosperidad.

Esa senda solo se obtiene cuando, al menos una élite, se conduzca bajo los cánones de la virtud de la prudencia, es decir racionalmente en función del bien común general. Esta elección ha demostrado que esa élite no existe institucionalmente organizada. Es verdad que con el 20% del electorado y algunos líderes que se perfilan en el horizonte, se puede constituir no uno sino dos o tres partidos políticos que obtengan representación popular. Pero aquello demandará un esfuerzo titánico porque el poder del dinero internacional, que es enorme, ocupará toda la batería de medios para hostilizarlo, denostarlos y destruirlos.

Invocaremos pues, para sacar Chile de este atolladero, la ayuda de quien hasta aquí no nos ha fallado: la voluntad del altísimo.

Diciembre de 2023



[1] Se te ha metido un miedo profundo y podrido. El miedo es una enfermedad. Se mete en el alma a cualquiera que lidia con él. Ha contaminado tu paz. No te crie para vivir con miedo. Sácalo de tu corazón. No lo lleves a nuestra aldea. https://www.youtube.com/watch?v=DSfTk_FzOOQ&t=1s

[2] https://www.fpcs.es/el-covid-y-la-cultura-del-miedo/

[3] La Comisión Venecia ¿De donde salió? ¿Quién le dio autoridad? ¿Quién la convocó? Solo se nos advirtió que eran superexpertos. Algo así como los expertos de los expertos.

[4] Al fin resultó que convencer a su líder era más fácil que la tabla del uno

[5] Es tan evidente aquello, que rechazaron en la convención el texto, a pesar que Luis Silva, vocero del Partido Republicano en la convención, retiró todas las mociones que contravenían la voluntad de la izquierda, en un afán de que la izquierda aprobara el texto que de suyo era la derogación de un régimen de libertades política y económicas, subsidiariedad estatal y control monetario por parte del Banco Central. Es decir: no hay una decisión racional de la izquierda que no fuese el miedo a que los republicanos aparecieran como los ganadores del proceso.

lunes, 4 de diciembre de 2023

LA CONDUCTA DEL ABC1 ANTE LA PROPUESTA CONSTITUCIONAL Y LA SOCIEDAD DEL CANSANCIO

 Siempre he desconfiado de los sistemas filosóficos que pretenciosamente intentan explicar la totalidad de la realidad. Con mucho mayor razón de las ideologías, que son la expresión práctica de algún sistema filosófico. Ambas creaciones conceptuales, se les engloba hoy sintéticamente bajo el rótulo de, relatos. Viviríamos en el mundo contemporáneo, según los analistas de moda, la era del fin de los relatos, explicación que me parece bastante amanerada para reconocer derechamente, que las ideologías y sistemas filosóficos que parió la ilustración, están y han estado siempre equivocados, lo que la evidencia histórica contemporánea ha delatado.

Descartadas las ideologías, los analistas tientan con lo que se denominan, los principios explicativos. Con ellos abordan un fenómeno social complejo, bajo el análisis de una explicación conceptual. Lo que, en lenguaje epistemológico clásico, deberían denominarse simplemente, tesis. Pero hay que estar a la moda y sostener, que los principios explicativos son el intento conceptual de relatar un fenómeno social, ordenando causalidades de estas, sin pretensiones prescriptivas sobre lo que se debe ser o hacer. Por eso, los principios explicativos no son muy populares, porque el hombre masa que abandonó la fe viva en la religión, lo que busca en una ideología, sistema filosófico o relato, es un camino al cielo mullido y sin espinas, en contradicción a la cualidad que nuestros profesores de catequesis nos enseñaron que tenía ese camino.

En un mundo perplejo, donde los relatos, se dice, han muerto, se hacen populares analistas que ofrecen algunos principios explicativos que parecen plausibles. Uno de ellos es Byung-Chul Han, filósofo coreano alemán, muy leído en los tiempos que corren. Una de sus tesis es que, como subproducto del capitalismo tardío, que pone su foco en la maximización de las utilidades y rendimientos crecientes de las personas, la explotación del hombre por el hombre que animara ese capitalismo[1], ha mudado en una explotación del hombre hacia si mismo. Este fenómeno determinaría que vivimos en una sociedad permanentemente cansada. No hay energía disponible para que los individuos se relacionen entre sí en su comunidad política. Incluso en las relaciones de pareja existiría según el autor, el colapso de lo erótico por causa de este fatal ensimismamiento que nos impondría el sistema.  

Frente a la decisión a que la ciudadanía ha sido sometida imperativamente y contra su voluntad por la clase política, de pronunciarnos por una nueva y buena constitución[2], la respuesta del espectro político ha sido sorprendente, y diría yo, demencial. Frente a un proyecto, cuya exégesis elemental no puede sino llevarnos a la conclusión que el régimen propuesto es colectivista, indigenista, feminista, socialista y estatista; la izquierda que propicia ese tipo de regímenes, votaría en contra, y la derecha supuestamente partidaria del individualismo, del capitalismo y de la disminución del tamaño del Estado, votaría a favor. Independiente de si lo señalado es verdad o no, y si en el secreto de la urna, cada uno vote reflexivamente, cabe preguntarse, ¿cómo es posible tamaño desaguisado?

La primera explicación es evidente: la clase política que hoy nos gobierna es inmoral y proclama principios en los que no cree. Lo hace para quedarse con el botín de incautos votantes que sí profesan los principios de conducta invocados. La diferencia entre derechas e izquierdas, sería meramente una pintura del rostro como el de los payasos del circo, que se pintan alegres o tristes para provocar emociones de esa índole. Si fue “la derecha” la que sacó adelante el proyecto en la convención, la izquierda se debe oponer a ello para quedarse con el triunfo de el rechazo a la propuesta. La derecha a su vez, quiere “adueñarse” de la nueva y buena constitución, por razones electorales de corto plazo, sin importarle su contenido. Total – es su reflexión – ¡quien respeta la constitución en los tiempos que corren! Me parece plausible esta explicación, pero solo de la clase política. Lo azorante es que el llamado ABC1, los ricos, los adinerados, los de derecha, a los que habitualmente se les adjudica la mayor capacidad reflexiva; les crean a sus políticos y caminen como corderos al matadero, a proclamar de forma vehemente, que están por aprobar la constitución, colectivista, socialista, ecologista, feminista y estatista; todos principios que rechazan. ¿Cuál es la razón que se esgrime con insistencia?: Que se acabe la pelea, la discusión. Que se cierre el proceso. Que volvamos a tener tranquilidad para trabajar, para producir; que vuelva el anhelado crecimiento económico. Que volvamos a la normalidad.

La explicación de esta conducta nos la ofrece la tesis de Byung-Chul Han: En Chile, el llamado ABC1[3] está dominado por el cansancio. Representan a la sociedad del cansancio relatada por el coreano. Son aquel segmento de la sociedad chilena que se encuentra involucrado en la sociedad del rendimiento[4]. Lo peor que les puede suceder, es que alguien los distraiga de discurrir en esta gigantesca rueda de hamster en que se ha transformado el capitalismo tardío. ¿Oponerse al colectivismo que destruye la libertad, al feminismo que destruye a la familia, al estatismo que expropia el esfuerzo individual? Aquello representa un afán insalvable para quienes todo su esfuerzo está concentrado que las cosas sigan igual y volvamos a la normalidad. Normalidad que importa una persistente decadencia de la sociedad en que vivimos.  ¿Cómo hacer para salvar a la familia de su degradación gracias a ideologías disolventes, a la destrucción sistemática que el terrorismo urbano ha provocado en sus ciudades, a la expansión sin freno de la violencia delictual? No sé cómo hacerlo. No puedo. No tengo tiempo. No me interesa. No es mi especialidad; pareciera ser la respuesta de nuestro ABC1.

La historia humana no la mueve el cansancio. La mueve la voluntad. Nada en el mundo de las creaturas se detiene. Todo fluye, todo corre, solo el imperecedero ser permanece, dijo Heráclito hace dos mil quinientos años atrás.

Invito pues a la gente económicamente más acomodada pero pensante, a superar ese cansancio que los agobia, a leer el texto propuesto y a formarse un juicio, no permeado por una casta política, que ha dado muestras suficientes de su decaimiento moral y la corrupción de sus motivaciones. Su conclusión será a no dudar, votar en contra si profesa la fe en la libertad humana y en el libre albedrío de las creaturas.

diciembre de 2023

 

 



[1] Según él; no según mi parecer.

[2] Así reza el majadero marketing de pasta dentífrica con que se promueve.

[3] Nomenclatura de economistas y publicistas, que, a pesar de su superficialidad, identifica una subcultura

[4] Byung-Chul Han generaliza su tesis, porque en Corea del Sur el fenómeno abarca a todas las clases sociales. En Chile a mi juicio la disciplina capitalista solo abarca a la clase social económicamente más exitosa.

lunes, 20 de noviembre de 2023

EL OPTIMISMO INESCRUPULOSO EN LA PROPUESTA CONSTITUCIONAL

 

Uno de los más brillantes filósofos contemporáneos, recientemente fallecido, es el británico Sir Roger Scruton. Con fina pluma y usando aquel refinado sarcasmo de los británicos elegantes, que no trasgrede los límites del respeto al prójimo, escribió un breve opúsculo denominado, Las Bondades del Pesimismo o los Peligros de la Falsa Esperanza. Desarrolla en esa amena obra, siete falacias y cuatro tesis.

Es tal el nivel de nuestras élites, que el debate sobre la fisonomía que debería ordenar nuestra nacionalidad futura y la vida de nuestros hijos y nietos, mayormente se ha centrado en, si se puede votar la misma opción de los comunistas, o quien es verdaderamente derechista, o quien es traidor de quien. Por allá anda el texto de la propuesta, al cual pocos se refieren y menos leen, por ilustrados que pretendan ser. En estos brillantes análisis de coyuntura, un ex “catedrático” tilda de sonsos a sus detractores que no se pliegan a sus opciones “tácticas”, y, cual si fuese un excelso Erwin Rommel, se vanagloria en negarse a debatir, porque su luminosa inteligencia no está para ser derrochada en nimiedades, tales como el contenido de la propuesta constitucional. Como no tengo los talentos tácticos de aquel excelso catedrático, me referiré al contenido de la propuesta al amparo de mis apuntes sobre la referida obra de Scruton.

La palabra escrúpulo, según el diccionario de la Real Academia, es la duda o recelo inquietantes para la conciencia, sobre si algo es bueno o se debe hacer desde un punto de vista moral; o bien, exactitud o rigor en el cumplimiento del deber o en la realización de algo. Al respecto transcribo literalmente fragmentos de la obra mencionada, porque el razonamiento de autor no demanda comentarios: Ser de derecha se refería antaño, a mirar con recelo toda novedad y muestra de entusiasmo, y a ser respetuoso con la jerarquía, la tradición y las leyes establecidas. Cuando atañe a nuestras propias vidas, a las cosas que conocemos y que hemos conseguido gracias a nuestra capacidad y comprensión, adoptamos un punto de vista mesurado”. Continúa Scruton desarrollando sus ideas, a través de la descripción de falacias que confunden al hombre contemporáneo. La “falacia del mejor caso posible (que mejor traducida sería la falacia del mejor escenario posible), ha incitado a elegir bajo condiciones inciertas, se imagina el mejor resultado y asume que no necesita considerar otros. Hay un tipo de adicción a lo irreal que alimenta a las formas más destructivas del optimismo: un deseo de suprimir la realidad como premisa desde la cual debe partir la racionalidad práctica, para ser reemplazarla por un sistema de ilusiones serviciales. Es una especie de adicción a la irrealidad[1].

Cuando escucho a gente que reunía las cualidades descritas por Roger Scruton como, de “derecha”, argumentar a favor de una propuesta constitucional que consagra un régimen socialista de asistencialismo estatal, y propone la sumisión de la soberanía nacional a núcleos de poder hostiles, a toda visión de “derechas”, cuando los escucho esgrimiendo todo género de razones tácticas, para aprobarla; me resisto a estimar que es puramente falta de juicio crítico. Es una razón más compleja y opaca. No los tildo de sonsos, como aquel luminoso catedrático. Me pregunto ¿por qué toleran lo que será, sin duda razonable, un peor país para sus hijos?. Cuando escucho a exmilitares que han sufrido en carne propia o  en las de sus camaradas, las torcidas interpretaciones jurisprudenciales, que hasta ahora están al borde del prevaricato, y que conforme al texto constitucional se harán perfectamente legítimas, me pregunto igualmente ¿cómo es posible aquello?

La respuesta nos la ofrece Scruton: hay un optimismo inescrupuloso. Optimismo que nada tiene de positivo ni nada que ver con la virtud teologal de la esperanza. Optimismo que nace de un vicio: Eludir la realidad. ¿Por pereza? ¿por falta de entereza moral? ¿por desinterés hacia lo público, es decir, por egoísmo individualista?

Es verdad que en política hay razones tácticas. Pero cuando se trata de diseñar el futuro del país, ¿no será demasiado? Mucha gente de derecha votó dos veces (yo no) por Sebastián Piñera, sabiendo que era un agiotista con un currículo de latrocinios por todos conocidos. Entonces la "razón táctica" la comprendí e incluso me consideré casi en falta cuando en la urna voté en blanco. Lo confesé solo a mis cercanos, la mayoría de los cuales me vapulearon por tal conducta. Pero votar en favor de la instalación de un régimen que nos condenará a la mediocridad y decadencia como nación, es muy distinto, y por eso, voceo a los cuatro vientos que la opción de votar apruebo patrocinada por esta llamada “derecha”, es un gigantesco error de la élite.

El clasismo tradicional de las opciones políticas (los ricos por la derecha, la clase media por el centro y los pobres por la izquierda) se ha disuelto. El pueblo llano es ahora el portaestandarte del sentido común. Y es razonable: sufren en carne propia las políticas socialistas. Los ricos viven en un fanal que confiere el dinero. De nada les servirá a la izquierda (esa si que sabe de táctica, no como el catedrático devenido en general de división) apropiarse de la voluntad de la clase más pobre. Ese pueblo llano, del que la izquierda quiere colgarse, votará en contra de la opción socialista, y según las encuestas será difícil doblegarlo.

La opción socialista y globalista seguramente vencerá en La Dehesa, Vitacura y Las Condes, pero Dios mediante no se impondrá, gracias a los fachos pobres. ¿Raro, no…?

noviembre de 2023

 

 

 

 



[1] Obra citada

sábado, 11 de noviembre de 2023

LA MALA FE QUE RODEA LA PROPUESTA CONSTITUCIONAL

 La política es un arte de conducir voluntades de los gobernados hacia un objetivo que el político o líder proyecta. El recto político es el que trasparenta permanentemente y sin simulaciones, los objetivos a los que desea conducir a los gobernados, y sostiene esos objetivos a través del tiempo.

La vida individual es un complejo de dificultades y facilidades. La vida colectiva del mismo modo. La comunidad política siempre, enfrenta dificultades que hacen difícil la vida de los gobernados y posee fortalezas, hábitos y destrezas para hacer posible a vida en común. Muchas veces la solución de las dificultades comportan disyuntivas, es decir, solucionar una dificultad supone la no solución de otras. La más característica de estas disyuntivas las ofrece la seguridad plena para todos, versus la libertad plena para todos.

Todos quisiéramos tener el futuro asegurado en términos materiales, conforme a las expectativas de bienestar material de cada uno. Y todos quisiéramos disponer de el mayor margen posible de libertad sin que el poder público, la polis, la comunidad, nos restringiese o perturbase nuestras expectativas y por consecuencia, de nuestros objetivos individuales.

El político honesto es aquel capaz de comunicar con claridad este dilema y ofrecer una ecuación que suponga, un determinado margen de seguridad y un determinado margen de libertad, compatibles entre sí. Pero como la gente quiere escuchar soluciones y no dificultades, cuando de democracia representativa se trata, los políticos se mueven en un viscoso margen en que exageran las soluciones y minimizan las dificultades.

Y es cuestión de observar, el amplio énfasis, que esos políticos necesitados de la voluntad popular, confieren a los derechos, y el pequeño énfasis, cuando no, el más estricto silencio, a los deberes de los ciudadanos.

La conexión lógica entre un objetivo, con la fuerza de voluntad y el ejercicio de los talentos y recursos para obtenerlo, es la mayor conquista de la inteligencia humana. Prever el futuro con sus costos y consecuencias. La desconexión entre una expectativa y el costo para hacerla realidad, conlleva el combustible del conflicto social.

En la última década, en Chile se produjo una expansión descontrolada de las expectativas de logros individuales, sin una expansión correlativa de las capacidades y talentos para conseguirlas. El fenómeno entró en colapso en 2019: se acumularon expectativas por amplios sectores de la población que se percibieron impotentes, para satisfacerlas por sí. Entonces, acicateados por demagogos, creyeron encontrar culpables de esas frustraciones en la comunidad política. Alguien es culpable de la insatisfacción de mis expectativas, clamaban. El neoliberalismo, los privilegiados de siempre, los adultos, los policías, las normas, las restricciones sociales etc. A pesar del festival de imputaciones equívocas, a muy pocos se les ocurrió culpar a la constitución (según encuestas, a menos del 3%).

La grotesca comedia que ofrecieron, políticos, periodistas, opinólogos de alta y baja ralea aquellos meses de fines de 2019, quedará para la historia, como una conducta vergonzosa, donde una masa emocionada por la fuerza que da la muchedumbre, era dignificada como si se tratase de héroes de la libertad humana, y, a todos quienes diesen una opinión de cordura y sentido común, se les criticaba ferozmente y eran cancelados y denostados.

Las fuerzas revolucionarias disolventes, siempre preparadas y atentas para desencadenar la destrucción, se desplegaron coordinadamente para hacer colapsar la sociedad. Devastación urbana, incendios de bosques en el sur, violencia coordinada, tuvieron la virtud de sembrar el miedo en los espíritus debilitados por la abundancia económica y por años de paz aparente.

Y fue aquí donde la subcultura de los políticos que ocupan cargos de representación popular y privilegios descomedidos a su aporte a la sociedad, se transmutaron en una dañina casta y echaron mano a un chivo expiatorio para calmar a la chusma: la constitución. La constitución era la culpable de la cólera popular. Manejar ese descontento bajo esa falsa causa, les permitía, estimaron, controlar el fenómeno.

Con poco talento e improvisación diseñaron un desastroso proceso para que hubiese calma en las multitudes. Un circo pobre que terminó alineando al electorado en el sentido común, y rechazando la payasada que les ofrecían como constitución.

Pero ya los revolucionarios y utopistas le habían tomado el sabor a la sangre y se autosugestionaron que, a través de una nueva constitución, podían cambiar esta sociedad tan llena de egoísmos por una sociedad de derechos para todos, que, de paso, les permitiría tener cautivo al electorado en clientelismo electoral puro y duro.

Entonces, a lo bestia no más, diseñaron un segundo proceso que pisoteó las mismas normas que se habían dado para el primer proceso. Estimaron, como decía Nicanor Parra, que la derecha e izquierda unidas, jamás serán vencidas. Para su desazón, en la única manifestación de la voluntad popular que permitieron -la elección de los consejeros que debían poner el pulgar hacia arriba o hacia abajo del proyecto utopista-, sufrieron una nueva flagrante derrota: los nulos y blancos, más el único partido, el republicano, que se manifestaba en contra del proceso, obtuvieron la mayoría.

Pero como el líder de ese partido José Antonio Kast, pertenece a la subcultura de los políticos, decidió darle la espalda a su electorado e incorporarse a la casta. El proyecto era sueño dorado para los políticos: potenciaba el poder de los partidos políticos, y a las cúpulas clientelistas de cada partido les aseguraba una cuota de poder mayor que la que tendría incluso el Jefe de Estado.  Todos los principios contra los que el partido republicano se fundó para combatirlos y que hace suyo el proyecto (derechos sociales, hegemonía de los organismos internacionales, agendas climáticas absurdas, imposición de las teorías de género) se solucionará según Kast y su peón en el Consejo, Luis Silva, como dicen en Brasil: falando, falando.

¿Será posible que tamaña impostura, falsedad, falta de sentido patriótico pueda ser vendido a un electorado harto de este ejercicio inútil para el país? Kast, refiriéndose a las encuestas adversas, eufórico pronosticó: "daremos vuelta las encuestas". ¿Cómo? A través de una nueva impostura que Kast, como zorro correteado en estas lides, sabe que es una flagrante mentira: La seguridad que este es el fin del proceso y el miedo a la opción contraria.

Es verdad que las elecciones se ganan casi siempre con mentiras e imposturas. La pregunta es ¿con tamañas mentiras e imposturas? Mi impresión es que el nivel de mala fe de la casta política, ha rebalsado los límites de la tolerancia, y por frágil que sea el juicio del electorado, el próximo 17 de diciembre la casta sufrirá una nueva derrota.

noviembre de 2023

 

 

 

sábado, 4 de noviembre de 2023

LA REALIDAD, LA TECNICA, LA CULTURA WOK Y LA CUESTION CONSTITUCIONAL

 

El siglo XVIII, en occidente se promociona como el siglo de las luces y de la razón. Entonces se dio inicio a la llamada ilustración. Aquella corriente de pensamiento que embriagó al hombre occidental inicialmente, y a todo el orbe hacia el siglo XX, bajo la premisa que, las ideas cambiarían el mundo; era cuestión de seguir una receta, una prescripción; y el hombre y su cultura progresarían. Abandonarían las tinieblas a que nos había sometido la cultura oscurantista tradicional, y bajo la luz de la razón daríamos inicio al progreso sin fin.

Todas las desgracias que nos acaecen en los tiempos que corren, tienen por causa esta desafortunada impertinencia. ¿Dónde está el error de esta premisa? Pues en lo siguiente:

La realidad que nos circunda - nuestra circuns-tancia[1] -, está compuesta de hechos materiales; algunos que dependen del hombre y otros que son dados por la naturaleza. Los más importantes que nos impone la naturaleza, son el tiempo y el espacio. Pero hay muchos más como el clima, el sexo, las emociones, la capacidades y limitaciones físicas de cada especie, etc.

Algunos, creemos que fuimos creados por Dios a su imagen y semejanza y el hombre por tanto no es un animal más. Pero incluso concediéndole a los ateos que somos animales, habremos de coincidir que somos unos animales muy especiales. Y ello porque se le ocurrió al hombre una conducta única en el universo: ideó y creó la técnica.

¿Qué es la técnica? Es una enorme cantidad de cosas que van desde el idioma, la escritura, la música, el fuego, el control de la fuerza motriz, el fluido eléctrico, la electrónica, los vehículos físicos y un larguísimo etcétera. ¿Y para qué esta criatura extravagante creó la técnica? Para darse la franquía en el tiempo, esto es, para disponer de su tiempo, y que las cosas técnicas hicieren por él, lo que sin la técnica él debía hacer por sí mismo, sea para sobrevivir o para su bienestar. Vivir sin la técnica es vivir como lo hacen los animales cotidianamente. El hombre quiere vivir, igual que los animales y las plantas. Pero a diferencia de estos, quiere disponer del tiempo para sí. Quiere vivir mejor. No solo quiere estar en el mundo, quiere su bienestar[2]. La técnica le permitió al hombre el tiempo para sí, en el cual se ensimisma, y ese ensimismamiento le permite acumular inteligencia y mejorar el control de la circunstancia.

Al aislar ese componente -la técnica- de la vida humana y de su historia, podemos constatar que el progreso no le acaece al hombre en sí. El hombre sigue siendo básicamente el mismo desde tiempos inmemoriales. Lo único que ha progresado en nuestro mundo a través de la historia humana, es el control de las circunstancia que el hombre ha conquistado, a través de la técnica.[3]

Pero volvamos a las ideas. ¿Qué son las ideas? Las ideas las crea el hombre a través del idioma, de la palabra y del concepto, para poder ordenar abstractamente la realidad. Son una construcción humana que pretende interpretar y reflejar la realidad, componerla, ordenarla. ¿Qué interés tiene en ordenar y entender la realidad? Lo hace con la intención no siempre cumplida, de gobernarla y dominarla.

Y he aquí el primer error del idealismo que nos persigue históricamente desde Platón y del Patriarca Abraham, que permearon la tradición cristiana y, por último, con la ilustración y sus hijuelos[4] intelectuales: el materialismo dialéctico y las ideologías revolucionarias de nuestra modernidad tardía. Desde entonces se han invertido el orden de los factores. Se estima que son las ideas las que orientan al mundo, en circunstancias que es el mundo bajo el prisma de la emocionalidad e inteligencia humana, el que formula las ideas. Esto no es subjetivismo. Al contrario; la realidad objetiva permanece y fluye allá afuera de la conciencia humana, bajo la mano de Dios, y más o menos desconocida, por esa conciencia construida esforzadamente a través de siglos.

De lo anterior, se deriva el segundo error del idealismo: al creer que el mundo es gobernado por las ideas, luciferinamente se ha creído capaz de cambiar el mundo, ideando utopías futuristas y recetas para llegar a ellas. La realidad sería, según ellos, plástica, a la voluntad de los ideólogos.

Y he aquí el núcleo de la profundísima confusión que padece nuestra cultura occidental, donde se disputan “ideales” o concepciones de lo que el mundo debe ser, conforme a recetas. El bien estaría en la concreción de esas ideas transformadoras, donde reinaría un futuro de paz, bondad, fraternidad. Esto, en un escenario caeteris paribus[5] no resulta ilógico. Yo intervengo sobre una realidad estática y la moldeo a mi amaño. Pero es que la realidad no es así.

¿Se acuerdan del juego del luche, que consistía en saltar sobre cuadrículas dibujadas en el suelo? Cada uno tenía una fórmula distinta para llegar a la meta con los dos pies plantados al mismo tiempo. En este juego del luche, el piso se nos va moviendo bajo nuestros pies. No ganaremos jamás. Por eso las revoluciones, siempre fracasan. El cambio social en la modernidad es permanente y vertiginoso y los cambios sociales no los inducen nuevas ideas sobre el hombre. Las circunstancias cambian, impulsadas por el progreso de la técnica y el hombre tiene que ajustar su representación de la realidad periódicamente, lo que induce al cambio de las ideas dominantes. De tal modo, la premisa utópica revolucionaria de “construir” una realidad futura, se aplica siempre sobre un mundo que ya cambió, impulsado por el vértigo caótico de la realidad social. Por eso siempre fracasa.

¿Con qué se encuentran los ilustrados en el siglo XVIII? Con que las ideas que supuestamente hacían bueno al hombre, no funcionaban: el hombre siguía siendo cruel, avaro, lujurioso, egoísta etcétera. Siguiendo la tradición rabínica y platónica, ¿cuál sería la solución?: reemplazar las ideas vigentes por otro cuerpo de ideas que asegurarían el progreso.

 Y en esta embriaguez idealista, Carlos Marx expresa la frase que gatilla el nihilismo que consumirá a la ilustración y al progresismo: Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero ahora de lo que se trata es de transformarlo[6]. No se trata pues de interpretar el mundo. El mundo no interesa. Deberá en adelante discurrir a las prescripciones de las ideas. La realidad deberá someterse obedientemente a las ideas. Nieto de rabino, seguía Marx, tal vez sin imaginarlo, la tradición idealista rabínica llevándola a su paroxismo. ¿Dónde está el bien? ¿Dónde está la virtud? ¿Dónde está el amor? ¿Dónde está la muerte? ¿Cuál es nuestro propósito de vida? Nada de ello interesa. La misión es, a través del pensamiento, cambiar al mundo. No es solo el comunismo, el mal desencadenado por esa frase. Al cabo Marx solo formula algo que está en el núcleo del pensamiento ilustrado, liberal y progresista.

Debido a esta confusión llevada al extremo por Marx, el prestigio de la filosofía académica occidental y de las ciencias sociales en general, se arrastra por los suelos. Las academias se llenan de diletantes que deben inventar nuevas ideas para darle continuidad al progreso. En el arte sucede algo similar. El progresismo obliga a producir ideas nuevas, estéticas nuevas, cada cual más delirante que la anterior. Cambia todo cambia, dice una canción progresista, que es el himno de los que pretenden hacer avanzar a la humanidad por la tabla del pirata, en nombre del progreso, hacia el abismo marino infestado de tiburones.

Siguiendo el razonamiento del título de esta columna reflexiono, ¿y qué es la cultura? La cultura, es una interpretación colectiva del mundo que inspira una manera de instalarse individualmente en ese mundo, para discurrir en aquel corto período que es la vida humana. ¿Qué se puede esperar de un mundo que sigue el apotegma marxista de olvidarse de interpretar al mundo? ¿Qué se puede esperar de un mundo que además de renunciar a interpretarse, se formatea masivamente[7] a través de los medios difusos y poderosos de formación de opinión? ¿Qué puede esperarse de esta actitud de olvidarse del ser del mundo y del ser del hombre y de su condición de creatura, en un narcisismo colectivo suicida?

Solo se puede esperar la no cultura. No sabemos de dónde venimos y no nos interesa; no sabemos a dónde vamos y no nos interesa; no nos interesa, no nos interesa, no nos interesa. Lo importante es vivir rico, vivir bien, sin dolor, sonrientes, sin compromisos personales, hacia un mundo más justo, más humano, mas cool, sin nadie que nos cuestione y para eso somos canceladores de las opiniones distintas, porque esas opiniones nos ofenden[8]. Todas las ideas tolerables para el mainstreem[9] , las que son promovidas y permitidas por los medios de comunicación de masas, deben respetar el mundo de cada uno, sin relatos, sin estereotipos (menos si son de héroes o de santos), sin esfuerzos, siempre en busca del placer individual. Los promotores de esta actitud frente al mundo, la han bautizado con un nombre que le confiere una dignidad que no merece: La cultura wok. Y no la merece por partida doble porque no es una cultura sino la negación de toda cultura y, sobre todo, no es un despertar[10], ya que induce a una conducta opiácea, adormilada, laxa y floja.

La revolución que los progresistas pretenden, no es la comunista proletaria. Honrando las desafortunadas premisas idealistas, los poderosos del mundo financiero, de la alta tecnología, de la industria alimentaria global, de las farmacéuticas y otros núcleos de acumulación de capital, se aliaron con la burocracia de naciones unidas para dibujar una sociedad futura wok. Es una colosal ingeniería social, que pretende formatear una sociedad de pacíficos andróginos, que permitan que se materialice la voluntad de los poderes financieros globales: queremos que todo siga como está, y para eso es necesario que todo cambie[11]. Debemos reconocer su absoluta transparencia. La página web formula sus fines y sus medios. Hay si, que leerla con prudencia y sagacidad. La agenda 2030 es un plan político que busca cambiar al mundo bajo la égida, batuta y control del llamado Sistema de Naciones Unidas, prolíficamente financiado por los poderosos del capitalismo global. Un pecado antiguo con nuevo rostro: idear una sociedad futura en base a un plan prestablecido.

Todos quienes somos conscientemente contra revolucionarios, lo somos porque bien sabemos los costos que la historia ha cobrado a las víctimas de estos planes globales de reordenamiento de la sociedad: violencia, caos, pobreza, hambre y muchos, muchos, muchos muertos, la mayoría inocentes. ¿Ignorancia de los efectos devastadores de las ingenierías sociales? ¿O, it doesn´t matter a los poderosos instalados en sus lejanas cumbres alpinas de Davos? Los emperadores chinos eran así, les importaba un pepino que murieran sus súbditos. Mao los copió en su manera de conducirse en El Gran Salto Adelante[12]. Su razonamiento luciferino es, no reparar en detalles.

Para instalar la nueva sociedad wok pretendida por la Agenda 2030 en Chile, la constitución política debe cambiarse, para hacer mas plástica la sociedad a los cambios que se inducirán. Ese ha sido la sentencia del Sistema de Naciones Unidas.

Lo intentó Michel Bachelet con su proyecto ¿Se acuerdan de los conversatorios y cabildos donde se quemó una gran cantidad de dinero de sus impuestos?; fracasó.

Lo intentaron por segunda vez a machamartillo a través del voceado estallido social, con la pistola en la sien y por medio de un cuerpo colegiado que más parecía un circo del señor Jurifa. También todo a costo de su bolsillo señor lector; fracasaron.

Con una pertinacia digna de objetivos nobles que no tienen, la clase política, confabulada y servil a poderes foráneos, manu militari, ideó un tercer proceso, ilegal, inconstitucional, ilegítimo e inmoral. Nuevamente con cargo a su bolsillo señor lector, por un nuevo intento de cambiar a Chile.

Preocupados estaban cuando se eligieron mayoritariamente, a quienes se les excluyó: el partido republicano. El pueblo chileno apoyó mayoritariamente a los republicanos quienes decían ser los portaestandartes del sentido común y prometían abortar el proceso.

Yo al igual que muchos chilenos, confiamos en ellos. Pero como el cuento de la rana y del alacrán, los políticos de profesión que integran sus cerrados cuadros dirigentes y cuyo único interés es la mantención de sus prebendas, cual alacranes montados sobre la rana, cedieron a su naturaleza, le asestaron el veneno a la rana, y se hundirán en medio del rio con la pobre rana.

Pero la rana es anfibia y es chilena, porfiada de tomo y lomo. Creo que se salvará. Y el pueblo chileno, dotado de sentido común, dará al traste con el nuevo intento revolucionario de los idealistas de turno.

Noviembre de 2023

 

 

 



[1] Etimología: Del prefijo latino circum (al rededor); del verbo stare (estar estaciona, colocado o parado) y la raíz sta (estar de pie); del sufijo nt (que indica agente); y del sufijo ia que indica cualidad. (https://etimologias.dechile.net/?circunstancia)

[2] Palabra compuesta de dos deseos copulativos que nos regala nuestro maravilloso idioma

[3] Que es la Técnica. José Ortega y Gasset

[4] Retoño de planta. (DRAE)

[5] En ciencias se llama así al método en el que se mantienen constantes todas las variables de una situación, menos aquella cuya influencia se desea estudiar. (Wikipedia)

[6] Tesis sobre Feuerbach

[7] Masivamente, entendido no numeroso sino sin conciencia individual

[8] Hace 140 años, Federico Nietzsche profetizó el surgimiento de este tipo humano en el discurso del último hombre en Así Hablaba Zaratustra.

[9] Tendencia mayoritaria. Conforme a los parámetros de la sociedad de masas, tendencia dominante.

[10] Woke se traduce como “desperté”

[11] La frase, es del Príncipe de Salina, en la novela de El Gatopardo en el contexto de la caída del mundo tradicional en ascenso de la sociedad liberal promovida por los revolucionarios

[12] Delirante plan económico que mató a millones de chinos de hambre.

lunes, 30 de octubre de 2023

LA PROPUESTA CONSTITUCIONAL Y LA REVOLUCION EN CURSO

 

Cuando se habla de la revolución francesa, muchos creen que entre la toma de la bastilla y la ejecución del monarca depuesto Luis XVI, pasaron pocas semanas. No fue así. La revolución tiene una larga retahíla de crímenes y devastaciones, que van desde junio de 1788, hasta el 9 de noviembre de 1799, fecha conocida como 18 brumario, porque los revolucionarios habían reemplazado el calendario juliano por uno propio, con meses y años distintos. El rey Luis XVI recién es guillotinado el 21 de enero de 1793. Antes ese desatinado y desafortunado monarca fungió de facilitador de las violaciones y transgresiones a la ley. La vieja lógica de ceder y conceder para no perder. El golpe de estado de Napoleón pone fin a la devastación producida por la guerra interna permanente y abre una nueva devastación europea con guerras que consumieron la energía de toda Europa. Hemos bebido desde la cuna empero, que la revolución francesa fue un enorme progreso que se alumbró las tinieblas medioevales que aun restaban en Francia. Un relato ridículo que los datos contradicen pero que a base de su repetición se transforma en verdad inconcusa.[1] La revolución rusa también discurre durante cinco años de violencia y sangre. Tampoco fue un paseo corto de los bolcheviques. Fue larga y sangrienta

Es más pertinente pues hablar de procesos revolucionario. Los que se señalan en el párrafo anterior tuvieron éxito (éxito que significó el vía crucis de dos pueblos cultos). Otros no, como aquellos varios en Europa en 1848, o el pretendido por los estudiantes franceses en 1968. Las revoluciones tienen o no éxito dependiendo de la fuerza y energía de los contrarrevolucionarios.

Edmundo Burke, escritor inglés, escribió una larga carta a un amigo francés en los últimos meses de 1789 con comentarios sobre lo que, a su juicio, sucedía y sucedería en Francia. No se habían producido aun muchos acontecimientos que Burke los anuncia como consecuencias necesarias de lo que ya había acontecido. Se ha publicado como libro bajo el título “Reflexiones sobre la Revolución Francesa”.  Sorprende al lector la lucidez y asertividad de sus juicios, pero, sobre todo, la validez universal de ellos, aplicables a todos los procesos revolucionarios, hayan o no tenido éxito. Su lectura me ha permitido entender lo que ha sucedido desde el inicio del gobierno de Bachelet en 2014 hasta diciembre de 2023. Desde entonces estimado lector, Chile sufre un proceso revolucionario.

Desde entonces una vanguardia de personas, chilenos y extranjeros vinculados a la burocracia de naciones unidas, se han sentido llamadas por el destino para hacer la revolución, y han dispuesto lo necesario para conquistar el poder o administrarlo cuando formalmente no lo poseen. Inicialmente han afanado para conseguir su principal logro: el embrutecimiento de las élites potencialmente reaccionarias. Fue así como, en la fase de desencadenamiento, que partió en octubre de 2019, esa élite ya “achanchada” cayó fácilmente en el garlito que el miedo produce, a quienes no tienen la lucidez para entender los acontecimientos y defender, lo que sustenta su propio modo de vida. ¿Cómo reacciona esa élite ante esa perplejidad apanicada? de la forma que Plinio Correa de Oliveira describe brillantemente[2]: Cede y concede para no perder.

¿Cuál es la principal causa de ese miedo? El dinero y los privilegios. Los políticos y la clase económicamente más favorecida, por exceso de comodidad y pereza de décadas, no han sido capaces de ilustrarse en historia y humanidades. Ceder y conceder lo que los revolucionarios primero exigen como cabeza de playa, resulta para ellos menos azaroso e incómodo, que defender los principios que sustentaron su mundo e incluso sus comodidades materiales, porque, al parecer, no se ven expuestas. Así lo hizo Luis XVI y gran parte de la alta burguesía rusa. La historia es conocida, fueron aniquilados. Es una constante que las revoluciones tienen éxito gracias a la dejadez de quienes debiesen oficiar de líderes contrarrevolucionarios. Las revoluciones tienen éxito no debido a los pobres (que generalmente no tienen arte ni parte) sino a los ricos.

No vamos a hacer una genealogía de lo sucedido entre 2019 a la fecha porque es demasiado conocida. La pregunta central es: ¿Que rol cumple la propuesta de la “nueva y buena constitución” que se plebiscitará en diciembre en este proceso revolucionario?

La respuesta es categórica: Si se llega a aprobar el texto de la constitución tal como está planteado, la revolución se irá como por un tubo. Será pues como cuando el 28 de junio de 1789, el soberano Luis XVI, reconoce y en consecuencia cede el poder, a la Asamblea Nacional de Francia y está inicia su sanguinaria tarea. Aquí el soberano, que es la Nación chilena, cederá el poder a una burocracia y casta política que podrá hacer y deshacer a su regalado gusto con su libertad, propiedad y familia.

Dirá el lector después de escuchar los jingles como de promoción de pasta de dientes que promueve el partido de José Antonio Kast, que me he vuelto loco. ¿¡De donde saca eso si son los republicanos los que invitan a aprobar y son de extrema derecha!?

Haga el favor el lector de leer el artículo 23 de la propuesta: Con una ley simple (que ya la tienen sin siquiera exigir el concurso de sus socios de UDI-RN-Evopoli, pueden restringir hasta hacer letra muerta, la totalidad de las garantías constitucionales.

Haga el favor de leer el artículo 24 que obliga al Estado a “remover obstáculos” para hacer efectivos los derechos sociales que deben beneficiar a chilenos y especialmente a inmigrantes, conforme a las interpretaciones del sistema de naciones unidas.

¿Tenía usted una parcela, un fundo un sitio? Olvídese de él: cualquiera tiene el derecho humano de tomárselo para sí, en ejercicio de su derecho a la vivienda digna especialmente si es inmigrante. El Estado, en vez de hacer respetar su derecho, deberá remover los obstáculos para que el usurpador pueda gozar de su derecho humano. Y si usted molesta mucho, le dictarán una ley especial de simple mayoría, para restringir su derecho.

En mi exégesis del texto llevo hasta ahora 58 razones para votar en contra y 1 razón para votar a favor. Los aburriría. Baste con decir que esta no es una norma fundamental y supralegal como son las constituciones. De facto es igual a la ley y está bajo la jerarquía de los tratados internacionales e interpretaciones de estos que hace el Sistema de Naciones Unidas.

Resulta azorante comprobar a que nivel ha llegado la ausencia de inteligencia de las élites locales, al escuchar al presidente de uno de los principales conglomerados empresariales, diciendo que, resulta razonable aprobar el texto constitucional. Me pregunto ¿no tendrá a nadie que pueda ilustrarlo del contenido de la propuesta?

Doy gracias a Dios que en Chile los políticos son menos del 0,3% de la población y los ricos son muy pocos. Es reconfortante pensar que la gran mayoría son las personas que viven de su trabajo diario y se les va la vida si no reflexionan en una decisión tan fundamental. Ellos se informarán y sin lugar a duda terminarán dándole la mayoría al rechazo del nuevo ariete de la revolución globalista socialista.

¿Qué eso significa que debemos seguir luchando contra los revolucionarios? La vida es así. Cuando uno se decide vivirla, solo se descansa en la tumba.

Octubre 2023



[1] Para revisar dicha cronología https://es.wikipedia.org/wiki/Anexo:Cronolog%C3%ADa_de_la_Revoluci%C3%B3n_francesa

[2] Dialogo: Trasbordo Ideológico Inadvertido

miércoles, 25 de octubre de 2023

LA DERROTA

 


En las siguientes letras, no describo mis razones para votar en contra del proyecto constitucional que se votará el próximo 17/12/23. Espero el texto definitivo para dar mi opinión detalladamente. Describo lo que conjeturo es la voluntad de la mayoría y por qué.

Es verdad que las encuestas se equivocan. Es verdad que las empresas de encuestas pueden ser tendenciosas, esto es, están normalmente apoyadas y financiadas por una facción política, para inducir a un resultado. Es verdad también que se usan como alarma o campaña del terror, para despertar la atención de un electorado abúlico, dando a entender que ser minoría podría destruir las bases de su vida personal, y que debe reaccionar concurriendo a votar por quien aparece perdidoso. En resumen: las encuestas que señalan que la opción en contra de la propuesta constitucional, se impondrá el 17 de diciembre, pueden estar erradas por alguna de estas causas.

Pero el razonamiento que paso a desarrollar, no se funda en las encuestas, sino en una extensa cadena de acontecimientos que dan cuenta que el electorado está dispuesto a abortar cualquier iniciativa colegiada de la clase política, sea esta del color que sea. En este caso la buena y nueva constitución que propiciaba Camilita Vallejos, Boric, Piñera, Chahuan, Schalper y el ahora malabarista, José Antonio Kast.

Desde hace mucho tiempo, el electorado percibe que los partidos políticos, y los rostros que circulan a su alrededor abusan de su posición de poder, en beneficio propio. En la décadas 1990-2000, mantenían su apoyo por cuanto el rendimiento que el país registraba era razonablemente satisfactorio. Desde el término del primer gobierno de Piñera, sin embargo, la legitimidad de la clase política comenzó a declinar y hoy día repta por los suelos. Latrocinios varios, y la destrucción sistemática de las bases de funcionamiento social, que se inició en el segundo gobierno de Bachelet, desencadenaron una lamentable decadencia del país. Ello debido casi exclusivamente al apuntar la clase política a prioridades demagógicas para consolidar sus parcelas de poder, abandonando las reglas del debido gobierno. La incapacidad para manejar el mal llamado estallido y la pandemia; donde los poderes del estado cedieron a presiones de vándalos y de poderes transnacionales, han terminado por imponer una lógica en el electorado de: “me opongo a todo".

El triunfo abrumador del plebiscito de entrada y la conformación de la Convención Constituyente integrada por algunos que más parecían integrantes de un circo freak, daban cuenta de esa voluntad: “cualquier cosa, pero los mismos no”.

Es evidente que los jóvenes del frente amplio que ascendieron en el espectro político, no lo hicieron por un discurso, relato, talento o misión que cumplir. Su discurso revolucionario ñoño, manifiestamente anacrónico con las expectativas reales de la mayoría, no fue la causa de su éxito electoral. Su ascenso simplemente se debió al hastío del electorado a seguir votando por los mismos. El caso de Boric es sintomático: nadie le adjudica un talento específico –de hecho, no tiene ninguno- y es evidente su charlatanería. En períodos republicanos que vieron nacer grandes líderes y tribunos, Boric sería en el mejor de los casos, un amanuense. Pero bastó que Kast, ganador de la primera vuelta presidencial, se manifestara en el balotaje solidario con la derechona vieja y gastada, para que un millón setecientos mil votantes, salieran a votar en su contra, y eligieran a nuestro intelectualmente baldado presidente, solo, para que no subiera al poder de nuevo la misma casta.

El rechazo a la propuesta constitucional de aquel bar de la guerra de las galaxias que fue la primera convención, fue también un grito de rechazo a unos cafres, que en cosa de meses cogieron los mismos hábitos de la clase política: sueldos por sobre lo legal, prebendas auto asignadas, fiestas y expresiones grotescas y costosas pagadas por todos los chilenos; amén de parir un documento que era impropio de alumnos de cuarto medio.

La casta política quiso entonces apagar con bencina el incendio que comprometía sus privilegios: Una nueva y buena constitución en un proceso autoritario y dirigido por y para ellos mismos. Tal como se preguntaba la finada ministra Siches: ¿Cuándo se pegaron en la cabeza señores? ¿Cómo no vieron la impudicia de su proceder? ¿Cómo no se dieron cuenta que eran ellos los enemigos públicos de un electorado que padece el desgobierno generado por ellos mismos? ¿Por qué ningún político, ni siquiera los comunistas, que son los únicos sagaces, se dieron cuenta que la fórmula era sin duda el símbolo de Ibáñez del Campo?: La escoba.

Primero, porque la inteligencia no está de moda entre la clase política. Pero la causa más importante es la sorda evidencia que no se merecen los privilegios de los que disfrutan y que deben parchar el bote que hace agua porque no tendrán otra oportunidad si opera la escoba. ¿Cuáles son esos privilegios que el electorado conoce sottovoce porque la prensa los oculta?: 1) Sueldos y prebendas millonarias muy por sobre sus méritos y dedicación al cargo; 2) Escandalosos e impúdicos latrocinios en los tres últimos gobiernos 3) Financiamiento público millonario a los partidos políticos que son instituciones cáscaras, sostenidas de una manera legalmente mañosa. El padrón vigente de todos los partidos, excepto el comunista, no permitiría que se constituyesen hoy ¿Por qué la ley no impone la supresión de quienes están bajo los mínimos legales de militantes? Pues porque ellos manejan para sí al sistema. Son menos numerosos que centros de madre o clubes de barrio y perciben emolumentos grotescamente desproporcionados.

La estrambótica voltereta del partido republicano, de pasar en pocas semanas de ser, impugnador del proceso antes de la elección de consejeros constituyentes, a promotores de este cuando se vieron en mayoría, no se explica de otra forma sino por esta lógica de manejar y disponer de prebendas. No quieren perder sus privilegios y más aún, quieren blindar esas prebendas maravillosas para ellos. Republicanos ya se ven integrando una numerosa y jugosa bancada parlamentaria y eso los obnubila.

En días próximos se levantarán sesudos analistas y expertos promovidos por los diarios, radio y televisión debidamente aceitadas, para decir que “darán vuelta las encuestas” y en conversaciones en matinales y programas radiales donde la inteligencia escasea, nos convencerán de su extraordinaria sagacidad para entender lo que es la política las encuesta etc. Invocarán el terror para el evento que se rechace la propuesta. Y… bajo ese blablá se esconde esta sórdida realidad descrita: defensa colegiada y transversal de sus privilegios.

A estas alturas, la publicidad tipo pasta de dientes, no es eficaz. Rostros sonrientes y optimistas de guapos consejeros, tampoco. Amenazas de hecatombes sociales, tipo campaña del terror, menos. Deben convencer a un electorado refractario que desconfía profundamente de ellos, porque padece fácticamente el absoluto desgobierno (para que entrar en detalles que todo el mundo conoce: seguridad, migración, caos urbano etc.) y los efectos de una creciente inflación que nos empobrece a todos; todo por responsabilidad de quienes promueven el proceso constitucional.

Obviamente la causa de su derrota, no será el texto de la constitución que a nadie le importa porque nunca fue el motivo de los males del país. Su derrota será a causa de ellos mismos. Son esa casta la que repugna al electorado, quien votará transversalmente en contra.

¿Qué se necesita para enrielar a Chile hacia la paz, seguridad, prosperidad y optimismo? Obviamente no una nueva constitución. Se precisa coraje e inteligencia. Lo que esta casta de políticos no tiene.

Octubre 2023