viernes, 28 de mayo de 2021

LA IRREALIDAD COMO ADICCION

 

Todos conocemos los perjuicios que representan para la salud las adicciones. El tabaquismo ha sido combatido con cierta eficacia por normas imperativas que han arrinconado socialmente a los fumadores, al punto que, fumar es hoy dificultoso y hasta humillante; pero no por eso deja de cautivar a millones de seres humanos en el mundo. La comida chatarra es hoy la gran adicción de multitudes que padecen obesidad, pero que no pueden abandonar el hábito por que el cuerpo del obeso se encuentra arrinconado por las llamadas grasas saturadas que le envenenan y le generan angustia si decide abandonar la adicción. En síntesis, las adicciones generan un circulo vicioso en el cuerpo que te va destruyendo poco a poco los equilibrios fisiológicos del cuerpo.

En materia sociopolítica también se da este fenómeno de las adicciones del modo que pasaré a explicar.

Los seres humanos en nuestro afán de vivir en el mundo, buscamos comprender la realidad y proyectarnos en el tiempo. Usando de la inteligencia que disponemos, utilizamos dos mecanismos para ello; hacemos un escrutinio de la realidad que nos rodea para tener un diagnóstico de la misma, y proyectamos una realidad futura. Lo sano es que esa realidad proyectada sea consecuente con las circunstancias de la contingencia que nos toca vivir. Si proyectamos un futuro que no pondere adecuadamente nuestra circunstancia presente, es muy posible que la realidad proyectada no se transforme jamás en realidad. Nos basamos en una realidad descriptiva – el ser de las cosas- para proyectar una realidad prescriptiva – el deber ser de las cosas-.

El formarse un juicio de la realidad, no resulta cosa tan sencilla. Se necesita un arsenal de información para que ese juicio de la realidad atine a describir lo que realmente son las cosas. Ese arsenal de información es el fruto de un trabajoso afán de las generaciones de seres humanos que nos han precedido; afán que se remonta desde que el homo erectus se proyectó fisiológicamente en lo que hoy somos. Pero sucede a menudo en el devenir de la historia que la realidad nos supera con sus cambios, y la perplejidad que deriva de esos cambios gatilla un bloqueo de la inteligencia. Algo así sucede hoy en el mundo. Los cambios tecnológicos de las últimas décadas han sido de tal envergadura, que el mismo hombre con sus acciones, ha generado una realidad artificial sustituta a la que fisiológicamente estábamos preparados para comprender. Circunstancias basales donde nos desenvolvemos tales como la familia, el estado o sociedad política, el comercio, el entorno natural, el modo de ganarse la vida; tienen una fisonomía completamente distinta a la que tenían en la época de nuestros padres, abuelos y bisabuelos; que muy a menudo no comprendemos. Nuestra programación mental tiene una secuencia histórica y la capacidad de mutación de nuestra psique demanda generaciones.

¿Qué deberíamos hacer como individuos o como sociedad para superar esta perplejidad? Detenernos, ensimismarnos individual y colectivamente, investigar, reflexionar; y en base a un juicio prudencial proyectar un futuro que sustituya los errores que hemos cometido en las últimas décadas y aproveche las oportunidades que ofrece las maravillas de la creación divina y de la creación humana.

Pero esa conducta no la percibo suficientemente en el mundo contemporáneo. Más bien lo que percibo es una peligrosa adicción a la irrealidad.

El círculo vicioso de un obeso es que tiene una condición adversa de exceso de grasas en el cuerpo por consumir comida chatarra, y cuando su organismo le demanda energía, su cuerpo le provee los lípidos que almacena. Y como los lípidos que almacena provienen de grasas saturadas, entonces fluye a su torrente sanguíneo lípidos con elementos tóxicos que le generan malestar; y debe ceder a su adicción de comer más comida chatarra para superar su malestar y así sucesivamente hasta demoler los equilibrios de su organismo, y generarle los costos sanitarios, sociales y sicológicos de ser obeso mórbido.

Así sucede con las ilusiones irreales en nuestro país y en el mundo contemporáneo:

Ejemplo 1) los males del mundo son por el sistema neoliberal y la solución, sustituirlo por un sistema socialista de “solidaridad” social. Pero se ha comprobado que eso no funciona histórica y fácticamente en el mundo contemporáneo. Cruzamos el túnel del Cristo Redentor y nos damos cuenta que el socialismo argentino provee pobreza, discordia, injusticia y malestar desconocidos para nosotros. No importa esa realidad. Agreguemos más irrealidad; es cuestión de calidad de gestión. Nosotros lo haremos bien y ellos lo hacen mal. Más socialismo nos llevará al verdadero socialismo, aquel socialismo de las ensoñaciones utópicas.

Ejemplo 2) Los males de Chile se deben a la constitución de Pinochet. Hay que sustituirla. Pero la constitución de Pinochet, que no es de Pinochet, no dice nada más ni nada menos que lo que dicen todas las constituciones que han existido en la historia de Chile y en el mundo contemporáneo. No; responden los irrealistas; debatiremos todo y sustituiremos todos los rasgos “autoritarios” de ese texto que es la causa de nuestras desgracias. Pero aquello traerá más discordia que la que ahora soportamos, y los problemas de Chile y del mundo son otros y seguirán pendientes. No importa; aferrémonos con fe a esta irrealidad para seguir adelante y alimentemos esa irrealidad con nuevas irrealidades.

Ejemplo 3) Existe una pandemia. Pero sucede que la enfermedad propagada no genera un número significativo de víctimas para que esa enfermedad pueda denominarse pandemia. No importa. Los protocolos así lo señalan y la OMS así lo ha decretado. Se detecta la enfermedad a través del examen de PCR. Pero la ciencia dura señala que el PCR no detecta enfermedades virales y prueba de ello es que los positivos al examen en su enorme mayoría no hacen esa ni ninguna enfermedad. No importa; tomemos decisiones de salud pública basadas en ese dato. Pero sucede que las medidas sanitarias adoptadas encierro, mascarilla y vacuna; no eliminan ni moderan la propagación de la enfermedad y evitan lo que científicamente se conoce como inmunidad de rebaño. No importa; la irrealidad está ya internalizada y se debe justificar con nuevas irrealidades. Pero el daño a la convivencia social, a la economía de las familias etc. etc. etc. No importa; sigamos adelante.

¿Qué hacer para recobrar el equilibrio? Mi receta: la humildad. Lo que los creyentes llamamos el santo temor de Dios, que para un no creyente es una conducta casi incomprensible. Sapere aude diría Kant. Todas las recetas se resumen en una: ¡detengamos esta locura!

mayo de 2021

jueves, 20 de mayo de 2021

I WANT IT ALL AND I WANT IT NOW

 


Escribo estas letras, no contra el 66% que no votaron el domingo y que merecen irse al carajo. Las escribo contra los comentaristas de las elecciones.

Llueven los diagnósticos del desastre electoral del fin de semana. Casi todos “lo vieron venir”. En casi todos los diagnósticos se conserva en una custodia sacrosanta, esta sagrada forma: la impoluta voluntad popular. Aquella mirífica voluntad que clama por justicia, igualdad y libertad; que la sociedad opresora les niega a jóvenes, ancianos, mujeres, miembros de pueblos ancestrales, LGTB, inmigrantes y otras víctimas. ¿Los malos?; los políticos, los empresarios, los curas, los carabineros etc. Elites malas e injustas; pueblo bueno y “abusado”. Avinagrados lugares comunes, enchulados para la ocasión. Siempre, de parte de los buenos y anatemizando a los victimarios.

Yo no formo parte de esos inteligentillos. Si Uds. leen en mi blog mi artículo Educación para el Señorío, que escribí en 2014 para la revolución pingüina y el que escribí a un mes de la asonada de octubre de 2019, Algunas Causas de la Crisis 19-10-19, podrán comprobar que no soy de ellos. No me quiero abanderizar por los buenos, porque en lo que ha sucedido en mi patria, no hay buenos. Desafortunadamente son casi todos del bando de los malos, o peor aún, de los tontos.

El título de estas letras es el de una popular canción del grupo británico Queen: Lo Quiero Todo y lo Quiero Ahora. Los artistas perciben las emociones antes y mejor que los inteligentillos intérpretes de lo políticamente correcto. Escrita en 1989, donde los fenómenos sociales que hoy nos afectan era lo que las masas demandaban entonces en Reino Unido. Siempre Chile 20 años atrasado.

Es eso lo que viene sucediendo en Chile desde hace más de 20 años: Las expectativas y deseos de la masa[1] son uniformemente acelerados. Corren desbocados. Sus curvas de incremento, exponenciales. La conflictividad entonces va por el mismo carril cuando los talentos no son capaces de satisfacerlos como es el caso de nuestro país. Los aprendices de brujo que han sido elegidos el pasado fin de semana, serán pronto objeto de funas y “movilizaciones”, por ser incapaces de satisfacer estas expectativas fuera de control.

Entonces; ¿está todo bien? ¿no hay nada que mejorar? Nunca está todo bien. Vivimos en el mundo. Lo que les puedo garantizar es que por donde vamos irá todo peor. ¿Cómo lo sé? Como dicen los chilotes; me lo dicta la experencia.

Analizo un solo hecho: la votación de primera y segunda vuelta en la elección presidencial de 2018: En primera vuelta sorprende Beatriz Sanchez que promete dar curso al torrente de expectativas de las masas. Desafortunadamente sale tercera[2]. En segunda vuelta los mismos que habían votado por la “extrema izquierda”, votan a Piñera que gana con mayoría histórica. ¿Por qué? Porque prometía satisfacer esas demandas. Es billonario en dólares, sabe enriquecerse y promete “tiempos mejores”. Nadie reparó en este fenómeno. Todos lo escondieron. La derecha para atribuirse a los votantes como partidarios doctrinarios de su sector. La izquierda para no reconocer lo veleta de su voto.

Obviamente los tiempos mejores no llegaron. Las fantasías nunca llegan. Pero la caldera de las expectativas seguía hirviendo y la extrema izquierda organiza una asonada terrorista en octubre y… oh milagro; un millón de empoderados salen a solidarizar con el terrorismo urbano. ¡Que cambie todo gritan! Ínfulas para el violentismo leninista que se siente ahora parte de esta fiesta e intensifica la violencia verbal y física en las ciudades de Chile haciendo de ellas un lugar desolador. Y sucede lo impensable: La clase política con una musculatura espiritual e intelectual mínima, no soporta el peso de las demandas y cede. El barco se escoró entonces, en meses subsiguientes toda la clase política, presidente incluido, se dedicó a violar sus obligaciones juramentadas, y al barco le entro agua hasta la sentina. El domingo pasado la nave en que cabíamos todos y había superado escollos y temporales se ha ido a pique.

Para los opinólogos, las de las masas no son demandas; son “legítimas demandas”. Es decir, tener jubilación sin haber ahorrado un peso; legítimo, tener una casa sin haber ahorrado para ello; legítimo, estar (porque no es estudiar) en la universidad 7, 8 o 10 años, sin pagar un mango; super legítimo, circular por autopistas gratis; legítimo. La doctrina de la pensión soto: Cama, comida y …. ¿Y que tal los que ahorramos, durante la universidad trabajamos después de salir de clases para pagar nuestros estudios, llevamos ahorrando 35 años, cuando fuimos empleados recibimos salarios reales que son una fracción de los actuales? Giles no más. Ahora la gente está empoderada.

¿En qué falló la clase política? “No haber leído a tiempo las aspiraciones de la gente” gritan a coro los inteligentillos. No señores: lo que les faltó fue carácter y presencia de ánimo -solo presente en hombres moralmente impolutos- para darse cuenta qué las expectativas desbocadas había que neutralizarlas urgentemente con un contra relato, y ¡por supuesto! con el ejercicio legítimo de la fuerza coercitiva del Estado. Leer a Maquiavelo, a Aristóteles a Winston Churchill no les habría venido mal. ¿demasiado pedir? Tal vez.

Y ahora ¿Qué hacemos? Hacer lo que los chilenos, igual que Sísifo, hemos hecho tantas veces al punto que es una rutina nacional; esperar que terminen de demoler lo que con tanto esfuerzo construimos, recoger los pedazos y volver de nuevo a edificar. Mientras tanto, montar una máquina política que vaya reclutando voluntades que contenga la energía creadora del país. Aquella del sentido común, del valor de la familia y del trabajo, de la solidaridad con los antepasados, de honrar la palabra empeñada, del amor a Chile, a su libertad y soberanía. Que siga la borrachera dentro hasta que se acabe la piscola. Nosotros afuera, bajo las estrellas, esperaremos activos y tensos, el amanecer de la patria.

Mayo 2021



[1] Las masas son aquella proporción de la población que desea cosas sin relación con las condiciones de posibilidad de las mismas y sin responsabilidad por las consecuencias de sus demandas.

[2] Desafortunadamente digo, porque si hubiese tomado la guitarra entonces ya las cuerdas de esta izquierda renovada estarían todas cortadas y podríamos empezar la reconstrucción.

domingo, 2 de mayo de 2021

LA PANDEMIA COMO EPIFENOMENO

La Real Academia de la Lengua denomina epifenómeno a aquel fenómeno accesorio y que acompaña al fenómeno principal y que no tiene influencia en él.

El devenir de la realidad contemporánea es objeto de escrutinio por quienes nos interesamos en entender nuestro mundo y buscamos interpretarlo, basados en ciertas creencias que nos sirven de faro. Interpretamos pues la realidad montados en nuestra perspectiva de lo que entendemos, es el mundo. Algunos lo vemos el mundo como la manifestación de la voluntad de Dios, otros como un encadenamiento de causas y efectos materiales; todos en esta vigilia permanente, tratando de orientarnos sobre el por qué de los acontecimientos, y las proyecciones que el hombre, la sociedad y el mundo, pueden tener hacia el futuro.

De pronto irrumpe un acontecimiento imprevisto: la epidemia del sars2 covid 19 un fenómeno supuestamente natural[1] que desencadena un fenómeno político-social: la reacción del poder de los estados nacionales y del orden jurídico internacional ante el evento indeseado. No analizo la cuestión clínica ni epidemiológica directamente Solo me enfoco a analizar solo el fenómeno social y político.

¿Cuál es la actitud intelectual de la gran mayoría de quienes se encuentran en esta vigilia escrutadora del mundo frente a la reacción del poder político mundial ante el virus Sars2 covid 19? La gran mayoría interpretan este evento como un epifenómeno, es decir algo que está descolgado y que no tiene por causa ni efecto, los acontecimientos contemporáneos. Es este un colosal error que con la elocuencia de que soy capaz, pretendo desvirtuar. La forma en que el poder político ha reaccionado ante la supuesta pandemia, es parte indesligable del fenómeno político.

En el arte de crear opinión, la modernidad contemporánea no tiene competidores al través de la historia. La Iglesia católica por siglos buscó evangelizar a la humanidad; esto es librar a los hombres de lo que en su perspectiva eran las cadenas del error. Pero sus medios técnicos para ello fueron antes de la modernidad, muy limitados: el púlpito, la misa dominical, la estructura administrativa de la iglesia, etc. En la modernidad, la mayor eficacia para formar opinión se funda en los medios de difusión masivo. Dichos medios están íntimamente ligados al surgimiento de la sociedad de masas[2]. ¿Qué es la sociedad de masas? Aquella donde muy pocos son los que administran su conciencia personal, y la mayoría se forma opiniones envasadas por quienes les entregan las interpretaciones del devenir del mundo y en el extremo, les prescriben cuales deben ser sus deseos vitales. Incluso entre quienes se perciben como ilustrados y se esforzaban por administrar su conciencia individual, la enorme complejidad del mundo derivada de la irrupción de la tecnología que rodea nuestra vida los va empujando a la categoría de hombres masa, esto es, quienes buscan en el supermercado de las interpretaciones del devenir del mundo, aquella que mejor cuadre con lo que consideran lo correcto. Los dispuestos a formarse un juicio propio con esfuerzo, los lectores de las obras de la literatura y de la sabiduría tradicional (teología, filosofía, ética, etc.) van escaseando, y se impone la figura del ilustrado light. Incluso el culto religioso va despojándose progresivamente de la piedad y del santo temor de Dios como lo definía la teología tradicional, fácticamente lo que le daba sentido al culto, y se transforma en una religiosidad sentimental y emocional.

Así las cosas, el devenir de los acontecimientos humanos queda al albedrío de los pocos que forman opinión y que la suministran con la mamadera al bebe, sosteniendo el joiztick de la historia. Así sucede por cuanto, dentro de otras razones, los medios de difusión y de formación de opinión quedan en manos de muy pocos; poderosos anónimos y lejanos de nuestra vida colectiva. Y aquello se debe a estas dos causas que se coluden peligrosamente: Debido en primer lugar a que “formar” opinión cerrada que no acepta discusiones, es hoy más simple que antaño, dado los potentes y omnipresentes medios de difusión e imposición de esas interpretaciones; y debido a la debilidad cuantitativa de quienes nos resistimos a las interpretaciones envasadas y mantenemos este vigilante escrutinio del mundo.

La reacción del poder político mundial ante el fenómeno de la gripe china ha sido procediendo con una vehemente voluntad de imposición y despreciando la razón científica del evento. ¿Por qué digo esto? Por las siguientes razones: 1) La llamada pandemia se enfoca a una enfermedad menos letal que muchas con las que convivimos actualmente en el mundo. No existe razón para que se reaccione ante el covid 19 como se ha hecho y no se reaccione ante la tuberculosis, por dar un ejemplo; que mata más gente todos los años. Hace cinco años atrás la OMS reemplazó el concepto de pandemia eliminando la parte de la definición que cualificaba como pandemia, enfermedades que causen una letalidad significativa. 2) La identificación de esta gripe se hace a través de un procedimiento científicamente ineficaz para detectarla. En efecto, el examen denominado PCR, está científicamente definido que no detecta siempre la enfermedad y además detecta como positivos a quienes no manifiestan la enfermedad. Además, resulta equivoco conforme distintas formas de practicarlo. En base a este procedimiento de detección, se toman decisiones lesivas a las garantías jurídicas más básicas; libertad de desplazamiento, libertad de trabajo, libertad de culto etc. etc. etc. Las más lesivas de que se tenga memoria incluso cuando se han desencadenado guerras que afectan al territorio afectado. 3) Las medidas que se adoptan no tienen ningún efecto positivo comprobado para disminuir el número de supuestamente contagiados, entre otras cosas porque el PCR detecta un número indeterminado de virus que conviven pacíficamente con el organismo humano. En otras palabras: aunque permanezcamos 20 años encerrados, los llamados “positivos” detectados por el PCR no hay razón científica para esperar que se reduzcan. 4) el paño en la boca y nariz no tiene efecto alguno para combatir la dispersión del virus, fuera de recintos cerrados. Es completamente absurdo e inútil científicamente usar mascarilla fuera de un recinto cerrado por el orden de magnitud de la atmosfera natural que respiramos en los exteriores.

¿Es este mega desatino un epifenómeno? ¿Está desconectado con la fenomenología de la modernidad? La respuesta es no. Los políticos del mundo no se refieren a los cuestionamientos señalados.

Vivimos el colapso por desgaste, de una forma de interpretar el mundo. Este colapso se manifiesta en el sinsentido existencialista con que reacciona la autoridad pública. Nos pretenden convencer qué, se procede para protegernos de un evento excepcional. En verdad, no nos protegen y no es un evento excepcional. La enfermedad y la muerte acompañan a la humanidad y la acompañarán por siempre y la muerte es un hecho individual no social. A través del martilleo cerebral se pretende privar a las personas de su dimensión individual. Si sales a la calle y ejercitas tu libertad personal, matas gente. Eres un homicida”. La buena salud deja de ser un bien, y pasa a ser una virtud personal.

Lo expresado no lo inventé. No lo digo yo. Spengler hace 98 años lo visualizó someramente. Ortega, hace 97 años también lo hizo. El Papa emérito, Benedicto XVI lo ha dicho en sus escritos.

La ilustración y su confianza liberadora, agoniza. Padecemos la beatería de las estructuras, de los protocolos, de los procedimientos previstos en manuales. La vida discurre libremente por afuera, y la burocracia sanitaria, económica, militar, policial, empresarial etc. solo se ajusta a procedimientos previamente establecidos sin tener en cuenta esa vida y su lógica. El comunismo fue precisamente la cúspide de la mentalidad ilustrada. Llevó el racionalismo administrativo al extremo, y colapsó envuelto por las llamas de la completa y total irracionalidad e inutilidad. Le ha tocado la hora a occidente y al llamado “sistema capitalista”. La sociedad moderna carece de sentido trascendental humano. Se pilla la cola permanentemente. El logro de ser “una sociedad plenamente desarrollada” está definida adjetivamente. Es el hombre y el orden social que se dio el que se manifiesta en el mega desatino de la campaña anti pandemia. Se persuade a las masas que este Leviatan los salvará de la muerte y que lo único que deben hacer es someterse a sus dictados. ¿Puede haber una imbecilidad más completa? Se persuade a las masas que la muerte es un evento y no como realmente es: un plazo. Mientras vivo la muerte no existe.

No. No es este un epifenómeno del comportamiento humano en la modernidad. La forma en que los poderosos del mundo han reaccionado ante este evento que sería completamente natural[3], es un fenómeno enganchado estrechamente con la modernidad. Forma parte de la locura ilustrada de querer controlarlo todo, incluso la muerte.

Mayo de 2021



[1] Hay quienes sostienen tener pruebas científicas que el covid 19 es una fabricación humana en los laboratorios de China.

[2] ¿Como causa o como efecto? Hay una duda razonable.

[3] Aunque el virus hubiese sido creado en un laboratorio, aquello no quiere decir que el surgimiento de un virus nuevo no sea un evento potencialmente natural.