Cuando tenía trece años acompañaba a mi padre rumbo a Constitución. Un tórrido
día domingo de verano, paramos a tomar algo liquido en San Javier. Mi padre al
ver a un vendedor de diarios me pidió que le comprara el mercurio. El hombre de
extracción muy modesta vestía, no obstante el calor, una raída chaqueta y usaba corbata.
Lo interpelé pidiéndole El Mercurio. Me contestó que el solo vendía El Siglo.
Me explicó que era militante del partido Comunista y que recorría las calles de
San Javier por orden partidaria. Me atreví a preguntarle si vendía todos los
ejemplares. Me contestó que no; que lograba vender a un muy bajo precio muy
pocos ejemplares, pero que él cooperaba con la futura sociedad socialista de
esta forma. Me quedé perplejo. Que tremenda convicción podía tener un hombre
para salir a repartir un diario -que además era muy aburrido- con 38º centígrados
para vender tan pocos diarios. Así funcionaba el comunismo en el año 1969.
Mucha agua ha pasado bajo los
puentes. El socialismo del siglo XXI es otra cosa. Somos testigos de una tendencia
dominante en el socialismo latino americano: La cleptocracia. Demagogos que
prometen reemplazar el infierno neoliberal llegan al poder en nuestras frágiles
democracias latinoamericanas, y como por arte de magia se hacen ricos, con
cuentas off shore y sociedades de inversión, veraneos en paraísos capitalistas -como
nuestro alcalde de Recoleta- y discursos altisonantes contra el sistema opresor.
Los hermanos Castro, los Kichnner, los
Lulas, los Correa los Maduro y algunos de los próceres de la ex concertación;
milagrosamente son ricos; sin haber pagado empleados, formularios 29 y todas
las ordinarieces a las que estamos sometidos quienes hemos vivido de nuestro
trabajo diario.
En el 2013 en Coyhaique, conocí personalmente en una comida, al malogrado
ex presidente de Perú Alan García. En el calor de los bajativos que se
extendieron hasta las dos de la mañana, contó la anécdota de su asunción a la
presidencia del Perú en 1985. Asistía dentro de otros, el ex presidente de
Venezuela Carlos Andrés Pérez recordado cleptócrata de la izquierdista Acción
Democrática. Ambos progresistas y socialistas. Pérez, sin ambages le señaló “Alan usted
cuando ejerce el poder en latino américa, debe disponer lo necesario para
proveerse de una fortuna personal, sin la cual después lo pasará muy mal”.
Alan García le respondió -lo contó sin ninguna vergüenza- No se preocupe
presidente, dispondré de una fortuna de dos millones de dólares. Carlos
Andrés Pérez le contestó; “Alan no me ha entendido, debe usted proveerse de
una fortuna de al menos cuarenta millones de dólares -hoy más de cien-.
Si no lo hace después se arrepentirá”. Parece que García no le hizo
suficiente caso. Debió pegarse un tiro acosado por las requisitorias judiciales
por delitos de corrupción.
Cuando aparecieron los jóvenes del Frente Amplio y de sus derivaciones; sus
discursos altisonantes señalaban que renunciarían a sueldos, donarían sus
dietas y por ningún motivo se contaminarían con el satánico neoliberalismo
corruptor. La idea era mantenerse impolutos. Gabriel Boric era uno de ellos. Me
acorde entonces del disciplinado militante comunista de San Javier.
En el ejercicio del cargo de diputado, alguna vez acusaron a Boric de
haberse aprovechado de un barco fiscal para asistir a un paseo a la isla Lenox
donde sus antepasados croatas habían hecho patria. La imputación me pareció un
pecado menor porque la finalidad, a fin de cuentas, la encontré simbólica y
patriota.
Pero al parecer el compañero Gabriel no era el continuador de esa pura
moral revolucionaria de nuestro militante de San Javier. En el tráfago de la
campaña presidencial se ha develado un obscuro “negocito” que implicaba a su
padre, en sociedad con la cónyuge del ex alcalde socialista, y ¡eureka!;
Gabriel había participado interponiendo sus buenos oficios para que el “proyecto”
corriera aceitado: El Serviu de Punta Arenas le compraba la propiedad en un
valor que multiplicaba por 100, el valor en que sus parientes habían tenido la “suerte”
de comprar. Partícipe también era una señora o señorita llamada Doris González,
la compañera Doris, quien actualmente es parte de su círculo de hierro, y que se
hizo famosa por sus discursos emocionados en la asamblea chavista de Venezuela
que le valió un cálido abrazo del compañero Nicolás Maduro. Esta inclaudicable
anti neoliberal, era artífice del negocito, porque soliviantó a pobladores para
que exigieran la compra del predio de Boric papá. Si para desgracia de Chile el
compañero Gabriel llega a la presidencia, ya podemos imaginar lo que sucederá. Es
muy posible que le hará caso al gran cleptócrata Carlos Andrés Pérez. Todo naturalmente
por el bien de la revolución y del socialismo.
Octubre de 2021
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