miércoles, 3 de noviembre de 2021

EL NEOLIBERALISMO Y EL VICTIMISMO

Chile en el siglo XX, ha sido protagonista de sucesivas vanguardias o experimentos socio-políticos a los problemas sociales derivados del avance de la modernidad. Me explico: fue en Chile donde se pretendió imponer la utopía socialista por la vía democrática; fue en Chile donde se reinstaló (antes que la Sra. Tatcher y R. Reagan lo hicieran en naciones del primer mundo) un sistema que hoy se identifica como neoliberal, en que se liberaron los mercados de controles y proteccionismos para superar un empobrecimiento crónico que afectaba a occidente, pobreza que golpeaba con mayor rigor a las naciones más pobres.

Los experimentos como tales son azarosos; a veces tienen éxito, algún éxito, o ninguno. El experimento de la revolución con empanadas y vino tinto de Salvador Allende, terminó en tragedia. Obviamente no por culpa de unos militares perversos y caprichosos como nos pretende enseñar el Museo de la Memoria, sino por el frívolo utopismo de pretender destruir una de las bases de toda convivencia social; el derecho de propiedad, y de un modo absurdamente voluntarista; con las patas y con el buche. El experimento del gobierno militar, fue el que sus detractores llaman neoliberal, tuvo éxitos evidentes y palpables: el camino a la superación de la pobreza. Tanto fue su éxito que sus detractores y enemigos iniciales lo adoptaron a rajatabla[1] y Chile pasó a ser la joya de la corona de latino américa. Pero ese experimento generó también patologías como la precarización social, que los actores observan desde diferentes perspectivas y ofrecen soluciones diversas y opuestas para superarlas.

¿En qué consiste esa precarización de la vida social? Si bien no sufrimos hambrunas ni guerras, una parte de la población presumiblemente mayoritaria, adquiere expectativas de progreso personal que antes no existían, pero que ahora están formalmente a su disposición, tales como la educación superior formal, el consumo de bienes que hacen más grata la vida cotidiana, la conservación de la salud con procedimientos sofisticados; pero carecen de las suficientes herramientas para proveérselas lo que genera ansiedad y angustia. Y en parte también carecen de las aptitudes para lidiar con el sistema de mercado y proveérselas por su cuenta. Esto último – y aquí lo yo denomino patología de la modernidad- paradojalmente los avances tecnológicos y sus facilidades han deteriorado ciertas aptitudes para que cada uno asuma su vida y encare sus caminos. Recordando esa vieja metáfora del escultor, donde el cincel es la inteligencia y el martillo es la voluntad; la modernidad ha mejorado y sofisticado el cincel, pero ha deteriorado el martillo. Cuando el piloto de un barco se enfrenta a la borrasca, si solo le acompañan sus conocimientos náuticos teóricos, pero flaquea en la disposición para ponerlos en práctica, su nave fatalmente zozobrará.

Lo descrito en el párrafo precedente es un fenómeno global que afecta a casi todas las sociedades occidentales. Y nuevamente Chile, inducido esta vez por generosas ONG y otras influencias foráneas, se propone como laboratorio experimental. El programa del candidato a la presidencia de la república don Gabriel Boric representa a mi juicio un nuevo proyecto de experimento vanguardista para Chile cuyo éxito, en caso de triunfar su opción electoral, pronostico consecuencias fatalmente nefastas, por las razones que pretendo explicar a continuación.

El perspectivismo es una corriente filosófica que asimila la realidad a una naranja que cogemos con la mano: siempre y fatalmente la estaremos observando la naranja de un costado y nos resultará oculta desde otro; cuando la cambiemos de posición, nos resultará ajena la parte oculta. Por eso el eclecticismo que nos invita a ponderar la razonabilidad de cada una de las perspectivas, es una virtud y un imperativo para la convivencia democrática. Pero ese eclecticismo debe comparar manzanas con manzanas y peras con peras. No se puede valorar de un mismo modo una perspectiva de la realidad que nace de la reflexión racional a otra que nace de las pulsiones emocionales.

En la coalición de Boric conviven comunistas que aun creen en la arcadia socialista y colectivista de Lenin, Stalin y compañía, e inspiran en parte el programa. Pero la corriente principal es la del candidato Boric que, ¿cómo podríamos denominarla? Propongo un nombre que encierra con bastante precisión su perspectiva fundada más que en la reflexión, en la emoción: El Victimismo. El mundo según esta corriente está compuesto por dos tipos de seres humanos: opresores y oprimidos. Los oprimidos son víctimas de este sistema opresor que es el neoliberalismo. Se ofenden fácilmente. La cultura de la ofensa los induce a ser intolerantes con las ideas ajenas, y tal como su líder, nunca han sido capaces de salir al mundo y enfrentarse a él. Prefieren el fanal que los proteja. Un amigo me advirtió a propósito del movimiento del 18/10/2019; las revoluciones verdaderas buscan la liberación. Este movimiento busca el aborregamiento colectivo. Busca la protección y el amparo de un Estado amable y protector. Y lo busca porque la emoción que los inspira es la impotencia para lidiar con el mundo. No hay propiamente un bototo que los oprime. Simplemente el mundo se ha tornado para ellos en una entidad tan compleja que aquello les genera una perplejidad paralizante.

De tras de los deditos levantados y de la voz aguda de su líder, de su tono altisonante, se esconde pues una gran fragilidad colectiva de quienes aspiran a un mundo como el que propician las agencias de la ONU; “donde seremos más pobres, pero más felices”.

Así las cosas, que Boric llegue a ser presidente más que un sueño de construcción de un mundo más justo, pacífico y borreguil; es una pesadilla de falta de control sobre las consecuencias de los actos de este colectivo político que es el frente amplio y sus socios. “Le meteremos inestabilidad al sistema” fue la brillante idea de uno de sus colaboradores. Es como si el piloto del barco dijera le haremos un forado a la sentina del barco. Esa sola frase demuestra hasta que punto hay una dramática desconexión a la realidad.

Frente a esta candidatura inspirada en una especie de revolución de las flores de 1970 o del prohibido prohibir de París de 1968, la candidatura de José Antonio Kast, representa la figura del padre fundado en el sentido común; que no tiene respuestas para todas las dificultades porque reconoce en la realidad un margen de precariedad que es necesario encarar todos los días. Es decir, reconoce la vida y su realidad como ella es.

Dios guarde a nuestro país del desatino estridente del victimismo y que no seamos nuevamente probeta del laboratorio del mundo.

Noviembre 3 de 2021

 

 



[1] No se olvide el lector que Alejandro Foxley ministro de Aylwin y Ricardo Lagos protagonista privilegiado del Chile neoliberal, escribieron anteriormente libros que propiciaban las recetas colectivistas y socialistas.

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