lunes, 4 de diciembre de 2023

LA CONDUCTA DEL ABC1 ANTE LA PROPUESTA CONSTITUCIONAL Y LA SOCIEDAD DEL CANSANCIO

 Siempre he desconfiado de los sistemas filosóficos que pretenciosamente intentan explicar la totalidad de la realidad. Con mucho mayor razón de las ideologías, que son la expresión práctica de algún sistema filosófico. Ambas creaciones conceptuales, se les engloba hoy sintéticamente bajo el rótulo de, relatos. Viviríamos en el mundo contemporáneo, según los analistas de moda, la era del fin de los relatos, explicación que me parece bastante amanerada para reconocer derechamente, que las ideologías y sistemas filosóficos que parió la ilustración, están y han estado siempre equivocados, lo que la evidencia histórica contemporánea ha delatado.

Descartadas las ideologías, los analistas tientan con lo que se denominan, los principios explicativos. Con ellos abordan un fenómeno social complejo, bajo el análisis de una explicación conceptual. Lo que, en lenguaje epistemológico clásico, deberían denominarse simplemente, tesis. Pero hay que estar a la moda y sostener, que los principios explicativos son el intento conceptual de relatar un fenómeno social, ordenando causalidades de estas, sin pretensiones prescriptivas sobre lo que se debe ser o hacer. Por eso, los principios explicativos no son muy populares, porque el hombre masa que abandonó la fe viva en la religión, lo que busca en una ideología, sistema filosófico o relato, es un camino al cielo mullido y sin espinas, en contradicción a la cualidad que nuestros profesores de catequesis nos enseñaron que tenía ese camino.

En un mundo perplejo, donde los relatos, se dice, han muerto, se hacen populares analistas que ofrecen algunos principios explicativos que parecen plausibles. Uno de ellos es Byung-Chul Han, filósofo coreano alemán, muy leído en los tiempos que corren. Una de sus tesis es que, como subproducto del capitalismo tardío, que pone su foco en la maximización de las utilidades y rendimientos crecientes de las personas, la explotación del hombre por el hombre que animara ese capitalismo[1], ha mudado en una explotación del hombre hacia si mismo. Este fenómeno determinaría que vivimos en una sociedad permanentemente cansada. No hay energía disponible para que los individuos se relacionen entre sí en su comunidad política. Incluso en las relaciones de pareja existiría según el autor, el colapso de lo erótico por causa de este fatal ensimismamiento que nos impondría el sistema.  

Frente a la decisión a que la ciudadanía ha sido sometida imperativamente y contra su voluntad por la clase política, de pronunciarnos por una nueva y buena constitución[2], la respuesta del espectro político ha sido sorprendente, y diría yo, demencial. Frente a un proyecto, cuya exégesis elemental no puede sino llevarnos a la conclusión que el régimen propuesto es colectivista, indigenista, feminista, socialista y estatista; la izquierda que propicia ese tipo de regímenes, votaría en contra, y la derecha supuestamente partidaria del individualismo, del capitalismo y de la disminución del tamaño del Estado, votaría a favor. Independiente de si lo señalado es verdad o no, y si en el secreto de la urna, cada uno vote reflexivamente, cabe preguntarse, ¿cómo es posible tamaño desaguisado?

La primera explicación es evidente: la clase política que hoy nos gobierna es inmoral y proclama principios en los que no cree. Lo hace para quedarse con el botín de incautos votantes que sí profesan los principios de conducta invocados. La diferencia entre derechas e izquierdas, sería meramente una pintura del rostro como el de los payasos del circo, que se pintan alegres o tristes para provocar emociones de esa índole. Si fue “la derecha” la que sacó adelante el proyecto en la convención, la izquierda se debe oponer a ello para quedarse con el triunfo de el rechazo a la propuesta. La derecha a su vez, quiere “adueñarse” de la nueva y buena constitución, por razones electorales de corto plazo, sin importarle su contenido. Total – es su reflexión – ¡quien respeta la constitución en los tiempos que corren! Me parece plausible esta explicación, pero solo de la clase política. Lo azorante es que el llamado ABC1, los ricos, los adinerados, los de derecha, a los que habitualmente se les adjudica la mayor capacidad reflexiva; les crean a sus políticos y caminen como corderos al matadero, a proclamar de forma vehemente, que están por aprobar la constitución, colectivista, socialista, ecologista, feminista y estatista; todos principios que rechazan. ¿Cuál es la razón que se esgrime con insistencia?: Que se acabe la pelea, la discusión. Que se cierre el proceso. Que volvamos a tener tranquilidad para trabajar, para producir; que vuelva el anhelado crecimiento económico. Que volvamos a la normalidad.

La explicación de esta conducta nos la ofrece la tesis de Byung-Chul Han: En Chile, el llamado ABC1[3] está dominado por el cansancio. Representan a la sociedad del cansancio relatada por el coreano. Son aquel segmento de la sociedad chilena que se encuentra involucrado en la sociedad del rendimiento[4]. Lo peor que les puede suceder, es que alguien los distraiga de discurrir en esta gigantesca rueda de hamster en que se ha transformado el capitalismo tardío. ¿Oponerse al colectivismo que destruye la libertad, al feminismo que destruye a la familia, al estatismo que expropia el esfuerzo individual? Aquello representa un afán insalvable para quienes todo su esfuerzo está concentrado que las cosas sigan igual y volvamos a la normalidad. Normalidad que importa una persistente decadencia de la sociedad en que vivimos.  ¿Cómo hacer para salvar a la familia de su degradación gracias a ideologías disolventes, a la destrucción sistemática que el terrorismo urbano ha provocado en sus ciudades, a la expansión sin freno de la violencia delictual? No sé cómo hacerlo. No puedo. No tengo tiempo. No me interesa. No es mi especialidad; pareciera ser la respuesta de nuestro ABC1.

La historia humana no la mueve el cansancio. La mueve la voluntad. Nada en el mundo de las creaturas se detiene. Todo fluye, todo corre, solo el imperecedero ser permanece, dijo Heráclito hace dos mil quinientos años atrás.

Invito pues a la gente económicamente más acomodada pero pensante, a superar ese cansancio que los agobia, a leer el texto propuesto y a formarse un juicio, no permeado por una casta política, que ha dado muestras suficientes de su decaimiento moral y la corrupción de sus motivaciones. Su conclusión será a no dudar, votar en contra si profesa la fe en la libertad humana y en el libre albedrío de las creaturas.

diciembre de 2023

 

 



[1] Según él; no según mi parecer.

[2] Así reza el majadero marketing de pasta dentífrica con que se promueve.

[3] Nomenclatura de economistas y publicistas, que, a pesar de su superficialidad, identifica una subcultura

[4] Byung-Chul Han generaliza su tesis, porque en Corea del Sur el fenómeno abarca a todas las clases sociales. En Chile a mi juicio la disciplina capitalista solo abarca a la clase social económicamente más exitosa.

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