lunes, 7 de julio de 2025

POR QUÉ EL PARTIDO COMUNISTA ES UNA OPCION HOY

 


Se ha dicho que los acuerdos Boeninger / Cáceres de 1989, hicieron posible la transición del gobierno militar a la democracia, sin accidentes ni conflictos. Aquellos acuerdos se tradujeron en la modificación constitucional aprobada el 30 de julio de 1989 por el 85,7% del padrón electoral, fueron el fruto de negociaciones entre el Ministro del Interior del gobierno militar y el delegado del líder de la Concertación para la Democracia.

Entre otras cosas, aquella modificación constitucional eliminó el famoso artículo 8 del texto original de la Constitución de 1980, norma existente en casi todas las constituciones europeas, por el cual se prohibía la existencia del Partido Comunista[1]. 

Yo discrepo de esa apreciación. A mi juicio, lo que hizo posible la transición, no fue ese acuerdo. Fue en realidad una circunstancia azarosa para Chile: en el período que medió entre el plebiscito de 1988 que ganó el NO a la continuidad del gobierno de Pinochet y la asunción al poder de la izquierda democrática en marzo de 1990, se desplomaron los socialismos reales. Esa fue la razón real de la paz y el consiguiente progreso de Chile durante 30 años.

Según los expertos negociadores de la derecha de entonces, el comunismo tambaleaba irremediablemente en todo el mundo y no era factor que comprometiera el orden institucional. Los hechos parecían darles la razón: en noviembre de ese año cayó el muro de Berlín y dos años después, el 23 de agosto de 1991 se ilegalizó el Partido Comunista nada menos que en Rusia.

Que existiese un artefacto surrealista llamado Partido Comunista en Chile, era algo así como que existiese un Partido Carlista en España[2]. Algo del pasado que no comprometería este orden unipolar que nacía, regido por EE. UU victorioso de la Guerra Fría. Se cerraba, de manera definitiva, se decía, un aciago episodio de la historia de la humanidad. Además, los países cultos de occidente en 1974 habían conocido la realidad y horrores del comunismo cuando se publicó Archipiélago Gulag. En Rusia, en 1990, un año antes de la ilegalización del comunismo en Rusia, se publicaba en su idioma nativo aquella trascendental obra literaria de Alexander Solhenitzyn. Las élites cultas y letradas de aquella enorme Nación no lo dudaron: proscribieron la existencia del PC como una forma de exorcizar sus crímenes.

Pero Chile es, qué duda cabe, un país muy especial: treinta y siete años y once meses después de la banalización constitucional del mal que el PC representa, la izquierda chilena le da el apoyo como su opción presidencial a la abanderada de aquella agencia criminal.

Las leyes, aunque sean de rango constitucional, no nos protegen de la banalidad intelectual, la vulgaridad de las costumbres y la insoportable levedad de la derecha chilena. Creo que, la prohibición del artículo 8 mencionado, de haberse conservado, habría servido al menos para que los jóvenes se preguntasen. Oye, ¿por qué el comunismo es inconstitucional y está proscrito?

Sostengo, sin temor a equivocarme, que la circunstancia que el PC sea una opción presidencial es principalmente responsabilidad de lo que sociológica, política y económicamente se identifica como La Derecha Chilena.

Que la izquierda apoye una opción presidencial del PC no resulta tan extraño. Desde la lamentable frase de Frei Montalva: “Peor que el Comunismo es el anticomunismo”, los que conocemos la historia, sabemos que el único móvil de la izquierda ha sido detentar el poder. ¿Para qué? Pues para sí mismos. No son solo culpables de acompañar una candidata comunista para alcanzar el poder. Son culpables de anhelar el poder no importa a que costo. Siempre. Por un azar, para bien de Chile, se transmutaron en lo que ellos califican de neoliberales. En el marco de una involución cultural global, le dieron al menos treinta años de prosperidad económica al país. Si ahora hay que plegarse al comunismo, propiciar que Chile tenga alianzas con Irán o Rusia, pues venga no más. La cosa es flotar como corcho. Si hay que estimular el resentimiento, vamos, si la ignorancia, vamos también. La cosa es estar en el poder.

Entonces, ¿cómo se derrota al comunismo en una sociedad donde casi un tercio padece del veneno del resentimiento y dos tercios, incluido el anterior, son ignorantes e irresponsables de la consecuencia de sus actos?

Hay tres opciones en la próxima papeleta presidencial:

La primera, es la de Chilevamos y la derecha económica partícipe del proyecto de someternos a un gobierno mundial. Aquello es lo más cómodo. Propio de su raigambre de comodidad burguesa, continuar el repliegue ideológico bajo el lema Ceder y Conceder Para No Perder. Ese ha sido la enseña de los Partidos de Chilevamos desde 1989. Leer la declaración de principios de la UDI escrita por Jaime Guzmán, debiese poner colorados a sus dirigentes. En Renovación Nacional fundada por aquel gigante patriota que fue Sergio Onofre Jarpa, al menos han sido más honestos y cambiaron sus principios al estilo Groucho Marx[3]. Evopoli es un micro partido sin historia ni futuro, fruto de un intento de ingeniería política que a estas alturas es intrascendente y que grosso modo es una cabeza de playa del progresismo dentro de la derecha política. Resumen: Chilevamos es más de lo mismo que nos ha conducido a donde nos encontramos donde la revolución ha hecho grandísimos avances en su tarea de zapa destructora de la chilenidad.

La segunda es la del Partido Republicano. Es un partido que nació como un partido de principios a reacción de la praxis manifestada por la derecha de Chilevamos. Su líder, José Antonio Kast, al administrarla de manera personalista dejó claro que no era un partido democrático en su ordenamiento interno. Eso pudiese ser tolerable en la medida que fuese un genio político. El problema es que, si sumas a tu personalismo una discreta capacidad para dar lectura atinada de los acontecimientos, tenemos un partido que por los errores de su líder ha perdido más de la mitad de los militantes y que al corto andar se manifestó como una continuación del lema Ceder y Conceder Para No Perder. ¿Cómo así? Triunfador de la primera vuelta presidencial, sin necesidad alguna, se manifestó como continuador de la obra de Sebastián Piñera lo que movilizó un millón setecientos mil votos a votar en contra de él. Ganancioso de las elecciones de entrada para el segundo fraudulento segundo proceso constitucional, su partido arrasó con el discurso de mantener el estatus quo constitucional y rechazar su reemplazo. Lo lógico era pues rechazar un proyecto constitucional envenenado por un discurso globalista y racista que aseguraba la fragmentación territorial ya rechazada por los chilenos. De manera increíble para un político talentoso, dinamitó ese holgado triunfo y presionó a sus electos representantes para aprobar como “mal menor”. Todo ello supuestamente, por evitar el conflicto y conquistar la paz, en circunstancias que el resultado práctico habría sido el mismo de la ley indígena: avivar el conflicto administrado nada menos que por el Partido Comunista

La tercera opción, la del Partido Nacional Libertario, es derrotar la opción revolucionaria liderada por el partido comunista de manera efectiva. ¿Cómo? Reconquistar el relato de la historia real de nuestro país y de occidente, recuperar la operatividad del Estado como administrador exclusivo y excluyente de la fuerza legítima para imponer la ley y el Estado de Derecho. No ceder un milímetro a las mentiras históricas. No ceder un milímetro a quienes quieran violar la constitución, la ley y el estado de derecho. ¿Quién es el que asegura esta opción? Don Johannes Kaiser y los candidatos al parlamento del Partido Nacional Libertario.

Si usted estimado lector no es resentido y está dispuesto a informarse, si usted cree que una sociedad se funda en deberes y no en derechos, en trabajo efectivo y no en pitutos públicos, en orden y no en caos, en libertad y no en servidumbre debe saber que, la oferta electoral de la derecha de Chilevamos y el Partido Republicano, representará un nuevo escalón descendente de nuestra república, tal como representó los gobiernos del finado Sebastián Piñera.

La izquierda democrática llegó con la primaria de la izquierda, al último escalón involutivo. En el evento improbable que su candidata comunista gane la presidencial serán sin lugar a duda ninguneados por un PC que como aquello perros de mandíbula inferior protuberante, cuando cogen la víctima, no hay quien le destrabe la mordida. ¿Por qué no tienen un intervalo lúcido y apoyan en el balotaje al candidato más sensato, responsable y respetuoso con las agendas democráticas como lo es Johannes Kaiser? Para ellos la reducción del Partido Comunista a los trastos de la historia de Chile es cuestión de vida o muerte. Kaiser asegura con una agenda responsable que sí se puede. Se puede convivir con diferencias y disensos respetando la verdad, verdad que es como la luz para los murciélagos: Los hace desaparecer.

Julio 2025

 

 



[1] Su texto era: Todo acto de persona o grupo destinado a propagar doctrinas que atenten contra la familia, propugnen la violencia o una concepción de la sociedad del Estado o del orden jurídico, de carácter totalitario o fundada en la lucha de clases, es ilícito y contrario al ordenamiento institucional de la República.  Las organizaciones y los movimientos o partidos políticos que por sus fines o por la actividad de sus adherentes tiendan a esos objetivos, son inconstitucionales.

 

[2] Los Carlistas españoles fueron una facción en las llamadas Guerras Carlistas, conflicto que enfrentó a españoles por la sucesión dinástica entre facciones de la dinastía borbónica en el siglo XIX.

[3] Cómico norteamericano que hizo su célebre chiste al decir: Yo soy un hombre de principios; pero si no os parecen, tengo otros.

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