lunes, 7 de julio de 2025

LA MADRE DE TODAS LAS BATALLAS: LA NARRATIVA

 


El talentoso periodista Mosciatti ha movilizado la opinión pública al entrevistar al candidato don Johannes Kaiser. El periodista es un celoso conservador de la narrativa dominante en virtud de la cual la contra revolución del 11 de septiembre de 1973, fue un episodio arbitrario donde unos militares gorilas genocidas derribaron el gobierno del demócrata Salvador Allende y se hicieron del poder. Talentoso es el adjetivo que uso porque el periodismo es y será una mercadería de audiencias y es lo que busca el  periodista; no la verdad, sino la audiencia.

La respuesta honesta, responsable y orientadora para la opinión pública del candidato Kaiser, es que apoyaría la decisión de aquel movimiento contra revolucionario cuando las circunstancias fuesen idénticas. Ello ha causado revuelo y una ola de opiniones adversas que amenazan incluso con defenestrar al candidato de su calidad de diputado de la República, por el solo hecho de manifestar su opinión.

El candidato Kast, cuya opinión sobre el 11 de setiembre de 1973 es idéntica a la de Kaiser -me consta-, en entrevista al El Mercurio se ha apresurado a negarse a entrar en esta y otras polémicas declarando que: no vamos a hablar de temas que no sean hoy las urgencias sociales de la gente.

Quienes tienen la cabeza para pensar, y saben que el pronunciamiento militar fue lo que fue: un movimiento legítimo solicitado por amplisima mayoría ciudadanía y por todos los poderes públicos para evitar una guerra civil, que la izquierda revolucionaria habría ganado, pero no conocen la mecánica de los procesos revolucionarios a través de la historia dicen: bueno… ahí tienes la diferencia entre Kast y Kaiser. El primero es un político sagaz y responsable y Kaiser en cambio, impulsivo y visceral.

Cabe hacerse dos preguntas: ¿qué importancia tiene quedarse enredado en lo que sucedió hace más de 50 años, pero concita tanto interés en el día de hoy? ¿Cómo es posible que esta versión del episodio descrita en el primer párrafo sobreviva, en circunstancias que los datos reales dicen otra cosa? Pues toda la importancia del mundo. El sostener la verdad este punto es la madre de todas las batallas políticas en nuestro Chile. Me explicaré.

¿Qué es un proceso revolucionario? Consiste en desmontar un orden establecido, muchas veces que goza de perfecta legitimidad, para reemplazarlo por otro orden normalmente utópico e ineficaz, que los revolucionarios tienen en mente. Nada es más manipulado y falseado a través de la historia, que la narrativa de los procesos revolucionarios.

La primera falacia es que las revoluciones las lideran y las gatillan los carenciados, los pobres, el pueblo hambriento y harto de injusticias. Las revoluciones se desencadenarían cuando aquel pueblo “no aguanta más” esas injusticias. Lo real es exactamente lo contrario. Siempre las revoluciones se desencadenan cuando las sociedades gozan de bienestar económico y esto permite que se articulen las fuerzas que propician su destrucción. Jamás las revoluciones son impulsadas por los carenciados sino por burgueses que disponen de recursos para hacer la revolución.

Comprándose esa falacia, Kast y toda la derecha superficial y ignorante, lleva 35 años replegada en su castillo de privilegios económicos, entregando y claudicando en la batalla por la narrativa. Así sostiene en las contiendas electorales que: dedicará sus esfuerzos a las urgencias sociales, de los problemas reales de la gente, a bien gestionar el aparato del Estado para que esos carenciados que anhelan la revolución, cambien de parecer. Esa sería la actitud “prudente” demostrando con ello que nunca han leído la doctrina escolástica que describe la virtud de la prudencia ni saben lo que es una revolución.

Vivimos en Chile hace 35 años entregados a la narrativa abominablemente falsa de la izquierda revolucionaria. Los partidos de centro, que taxativa y expresamente apoyaron aquella contra revolución, a los dos años de acontecida, dándose cuenta lo difícil que era contradecirla, se dieron vuelta la chaqueta y se plegaron a la mentira. Pero, insisto, ¿tiene importancia aquello?

El único candidato en este torneo electoral que cultivando la virtud de la prudencia conoce cómo funciona la mecánica revolucionaria es Johannes Kaiser. La revolución nace y se sustenta sobre una narrativa. Si no eres capaz de desmontar es narrativa jamás derrotarás la revolución, y el país seguirá cuesta abajo en la rodada hasta conseguir lo que los leninistas denominan las condiciones objetivas propicias pare el caos y el asalto al poder. Por lo tanto, el único candidato capaz de derrotar el proceso revolucionario en curso que vivimos en Chile es Johannes Kaiser.

El país está en un estado de alteración no por carencias económicas que siempre las hay pero que no resultan suficientes como caldo de cultivo para lo que los comunistas quieren: el asalto al poder total para imponer, como lo reconoce a los cuatro vientos su líder Carmona[2], su utopía totalitaria. De hecho, basta salir un fin de semana a las calles y plazas de los barrios populares, para constatar que no están dadas las condiciones para una revolución. La gente en general vive en paz, aunque acosada por la delincuencia y al ocultarse el sol debe encerrarse en sus casas.

¿Qué hacen entonces los revolucionarios para obtener esas condiciones objetivas?

1.   Que la narrativa siga viva. Por ningún motivo que venga un Jaime Guzmán o un Johannes Kaiser a alterarla. Como en química, esa narrativa es el catalizador que permite deteriorar la vida práctica de la población pero por justicieros.

2.   Usar la novísima arma de destrucción masiva del siglo XXI orquestada por jesuitas, activistas de derechos humanos, y el régimen comunista de Venezuela: propiciar la entrada masiva al país de migrantes, que alteren la convivencia y aumenten la tensión social.

3.   Que sus activistas en el Ministerio Público y el Poder Judicial con sus decisiones, permitan que los delincuentes estén en la calle y que los que nos protejan o nos han protegido estén presos o imputados. Usar la fuerza legítima del Estado sería una violación “sistemática” de los derechos humanos.

4.   Llevar a cabo un plan económico suicida que propone la candidata Jara que creará pobres donde no los hay, evitando que en Chile haya trabajo, ahorro e inversión.


¿Pero, cómo cloroforman a las masas para que les den la preferencia? Pues a través de la narrativa seudo moralista de los derechos humanos, sembrando de excrementos verbales las murallas de todas las ciudades de Chile, cooptando y si es menester comprando al periodismo. Cuando todo esto no alcanza, asesinando a quienes se les resisten.


Julio 2025

 

 



[1] ¿Por qué razón el diario más importante de la nación donde supuestamente el comunismo era el gran enemigo propició esa narrativa? Esa es otra larga historia que prometo acometer en otra columna.

[2] Qué es bastante estúpido de su parte reconocerlo. Su estatura intelectual es harto inferior a la de sus predecesores. Por la boca morirá el pez afortunadamente. La incontinencia por gozar del paraíso socialista lo traiciona.

POR QUÉ EL PARTIDO COMUNISTA ES UNA OPCION HOY

 


Se ha dicho que los acuerdos Boeninger / Cáceres de 1989, hicieron posible la transición del gobierno militar a la democracia, sin accidentes ni conflictos. Aquellos acuerdos se tradujeron en la modificación constitucional aprobada el 30 de julio de 1989 por el 85,7% del padrón electoral, fueron el fruto de negociaciones entre el Ministro del Interior del gobierno militar y el delegado del líder de la Concertación para la Democracia.

Entre otras cosas, aquella modificación constitucional eliminó el famoso artículo 8 del texto original de la Constitución de 1980, norma existente en casi todas las constituciones europeas, por el cual se prohibía la existencia del Partido Comunista[1]. 

Yo discrepo de esa apreciación. A mi juicio, lo que hizo posible la transición, no fue ese acuerdo. Fue en realidad una circunstancia azarosa para Chile: en el período que medió entre el plebiscito de 1988 que ganó el NO a la continuidad del gobierno de Pinochet y la asunción al poder de la izquierda democrática en marzo de 1990, se desplomaron los socialismos reales. Esa fue la razón real de la paz y el consiguiente progreso de Chile durante 30 años.

Según los expertos negociadores de la derecha de entonces, el comunismo tambaleaba irremediablemente en todo el mundo y no era factor que comprometiera el orden institucional. Los hechos parecían darles la razón: en noviembre de ese año cayó el muro de Berlín y dos años después, el 23 de agosto de 1991 se ilegalizó el Partido Comunista nada menos que en Rusia.

Que existiese un artefacto surrealista llamado Partido Comunista en Chile, era algo así como que existiese un Partido Carlista en España[2]. Algo del pasado que no comprometería este orden unipolar que nacía, regido por EE. UU victorioso de la Guerra Fría. Se cerraba, de manera definitiva, se decía, un aciago episodio de la historia de la humanidad. Además, los países cultos de occidente en 1974 habían conocido la realidad y horrores del comunismo cuando se publicó Archipiélago Gulag. En Rusia, en 1990, un año antes de la ilegalización del comunismo en Rusia, se publicaba en su idioma nativo aquella trascendental obra literaria de Alexander Solhenitzyn. Las élites cultas y letradas de aquella enorme Nación no lo dudaron: proscribieron la existencia del PC como una forma de exorcizar sus crímenes.

Pero Chile es, qué duda cabe, un país muy especial: treinta y siete años y once meses después de la banalización constitucional del mal que el PC representa, la izquierda chilena le da el apoyo como su opción presidencial a la abanderada de aquella agencia criminal.

Las leyes, aunque sean de rango constitucional, no nos protegen de la banalidad intelectual, la vulgaridad de las costumbres y la insoportable levedad de la derecha chilena. Creo que, la prohibición del artículo 8 mencionado, de haberse conservado, habría servido al menos para que los jóvenes se preguntasen. Oye, ¿por qué el comunismo es inconstitucional y está proscrito?

Sostengo, sin temor a equivocarme, que la circunstancia que el PC sea una opción presidencial es principalmente responsabilidad de lo que sociológica, política y económicamente se identifica como La Derecha Chilena.

Que la izquierda apoye una opción presidencial del PC no resulta tan extraño. Desde la lamentable frase de Frei Montalva: “Peor que el Comunismo es el anticomunismo”, los que conocemos la historia, sabemos que el único móvil de la izquierda ha sido detentar el poder. ¿Para qué? Pues para sí mismos. No son solo culpables de acompañar una candidata comunista para alcanzar el poder. Son culpables de anhelar el poder no importa a que costo. Siempre. Por un azar, para bien de Chile, se transmutaron en lo que ellos califican de neoliberales. En el marco de una involución cultural global, le dieron al menos treinta años de prosperidad económica al país. Si ahora hay que plegarse al comunismo, propiciar que Chile tenga alianzas con Irán o Rusia, pues venga no más. La cosa es flotar como corcho. Si hay que estimular el resentimiento, vamos, si la ignorancia, vamos también. La cosa es estar en el poder.

Entonces, ¿cómo se derrota al comunismo en una sociedad donde casi un tercio padece del veneno del resentimiento y dos tercios, incluido el anterior, son ignorantes e irresponsables de la consecuencia de sus actos?

Hay tres opciones en la próxima papeleta presidencial:

La primera, es la de Chilevamos y la derecha económica partícipe del proyecto de someternos a un gobierno mundial. Aquello es lo más cómodo. Propio de su raigambre de comodidad burguesa, continuar el repliegue ideológico bajo el lema Ceder y Conceder Para No Perder. Ese ha sido la enseña de los Partidos de Chilevamos desde 1989. Leer la declaración de principios de la UDI escrita por Jaime Guzmán, debiese poner colorados a sus dirigentes. En Renovación Nacional fundada por aquel gigante patriota que fue Sergio Onofre Jarpa, al menos han sido más honestos y cambiaron sus principios al estilo Groucho Marx[3]. Evopoli es un micro partido sin historia ni futuro, fruto de un intento de ingeniería política que a estas alturas es intrascendente y que grosso modo es una cabeza de playa del progresismo dentro de la derecha política. Resumen: Chilevamos es más de lo mismo que nos ha conducido a donde nos encontramos donde la revolución ha hecho grandísimos avances en su tarea de zapa destructora de la chilenidad.

La segunda es la del Partido Republicano. Es un partido que nació como un partido de principios a reacción de la praxis manifestada por la derecha de Chilevamos. Su líder, José Antonio Kast, al administrarla de manera personalista dejó claro que no era un partido democrático en su ordenamiento interno. Eso pudiese ser tolerable en la medida que fuese un genio político. El problema es que, si sumas a tu personalismo una discreta capacidad para dar lectura atinada de los acontecimientos, tenemos un partido que por los errores de su líder ha perdido más de la mitad de los militantes y que al corto andar se manifestó como una continuación del lema Ceder y Conceder Para No Perder. ¿Cómo así? Triunfador de la primera vuelta presidencial, sin necesidad alguna, se manifestó como continuador de la obra de Sebastián Piñera lo que movilizó un millón setecientos mil votos a votar en contra de él. Ganancioso de las elecciones de entrada para el segundo fraudulento segundo proceso constitucional, su partido arrasó con el discurso de mantener el estatus quo constitucional y rechazar su reemplazo. Lo lógico era pues rechazar un proyecto constitucional envenenado por un discurso globalista y racista que aseguraba la fragmentación territorial ya rechazada por los chilenos. De manera increíble para un político talentoso, dinamitó ese holgado triunfo y presionó a sus electos representantes para aprobar como “mal menor”. Todo ello supuestamente, por evitar el conflicto y conquistar la paz, en circunstancias que el resultado práctico habría sido el mismo de la ley indígena: avivar el conflicto administrado nada menos que por el Partido Comunista

La tercera opción, la del Partido Nacional Libertario, es derrotar la opción revolucionaria liderada por el partido comunista de manera efectiva. ¿Cómo? Reconquistar el relato de la historia real de nuestro país y de occidente, recuperar la operatividad del Estado como administrador exclusivo y excluyente de la fuerza legítima para imponer la ley y el Estado de Derecho. No ceder un milímetro a las mentiras históricas. No ceder un milímetro a quienes quieran violar la constitución, la ley y el estado de derecho. ¿Quién es el que asegura esta opción? Don Johannes Kaiser y los candidatos al parlamento del Partido Nacional Libertario.

Si usted estimado lector no es resentido y está dispuesto a informarse, si usted cree que una sociedad se funda en deberes y no en derechos, en trabajo efectivo y no en pitutos públicos, en orden y no en caos, en libertad y no en servidumbre debe saber que, la oferta electoral de la derecha de Chilevamos y el Partido Republicano, representará un nuevo escalón descendente de nuestra república, tal como representó los gobiernos del finado Sebastián Piñera.

La izquierda democrática llegó con la primaria de la izquierda, al último escalón involutivo. En el evento improbable que su candidata comunista gane la presidencial serán sin lugar a duda ninguneados por un PC que como aquello perros de mandíbula inferior protuberante, cuando cogen la víctima, no hay quien le destrabe la mordida. ¿Por qué no tienen un intervalo lúcido y apoyan en el balotaje al candidato más sensato, responsable y respetuoso con las agendas democráticas como lo es Johannes Kaiser? Para ellos la reducción del Partido Comunista a los trastos de la historia de Chile es cuestión de vida o muerte. Kaiser asegura con una agenda responsable que sí se puede. Se puede convivir con diferencias y disensos respetando la verdad, verdad que es como la luz para los murciélagos: Los hace desaparecer.

Julio 2025

 

 



[1] Su texto era: Todo acto de persona o grupo destinado a propagar doctrinas que atenten contra la familia, propugnen la violencia o una concepción de la sociedad del Estado o del orden jurídico, de carácter totalitario o fundada en la lucha de clases, es ilícito y contrario al ordenamiento institucional de la República.  Las organizaciones y los movimientos o partidos políticos que por sus fines o por la actividad de sus adherentes tiendan a esos objetivos, son inconstitucionales.

 

[2] Los Carlistas españoles fueron una facción en las llamadas Guerras Carlistas, conflicto que enfrentó a españoles por la sucesión dinástica entre facciones de la dinastía borbónica en el siglo XIX.

[3] Cómico norteamericano que hizo su célebre chiste al decir: Yo soy un hombre de principios; pero si no os parecen, tengo otros.

sábado, 5 de julio de 2025

DEL ROMANTICISMO DEL FRENTE AMPLIO AL PRAGMATISMO DEL PARTIDO COMUNISTA

 


El romanticismo es un fenómeno intelectual que invita a romper con los cánones, reglas y normas que provienen de la tradición y, en el caso de la política, reemplazarlas por utopías. Tradición no es una ideología ni menos una utopía que nos invita a vestirnos de medioevales. No es más que un conjunto de datos que las generaciones se entregan a través de la historia. La palabra lo dice; viene del latín tradere que es entrega.

La historia conoce como la Revolución Burguesa o la Revolución Romántica, aquella serie de acontecimientos ocurridos en Europa en 1848 que intentaron destruir el orden monárquico, y que fracasaron en casi todas las plazas donde se manifestaron.

Modelo de romántico es nuestro compatriota Guillermo Matta Goyeneche quien escribió en 1854, precisamente inspirado por aquellos acontecimientos de 1848. Toda revolución es un nuevo desarrollo, una nueva manifestación de la verdad; es un mundo de ignorancia que cae y otro que se levanta; en una palabra, es la inauguración de una idea más grande y la exaltación de un principio más noble.[1] Matta, hijo de un riquísimo minero de Copiapó, era lo que Ortega identificaba como el señorito satisfecho; aquellos quienes el destino puso en una condición privilegiada y tienen una perspectiva del mundo desde esa condición privilegiada.

Los revolucionarios románticos por lo general fracasan al poner en práctica sus utopías. Así pasó con Matta. Así pasó con la revolución burguesa de 1848 en Europa. Ello por una razón bien simple: porque cuando la demolición propiciada comienza a hacerse efectiva, los románticos recienten la pérdida de sus privilegios que distorsionaban su visión de la realidad. Fatalmente, aserruchan la rama donde están sentados.

Boric y el Frente Amplio han sido de esta estirpe de revolucionarios. Criticaron lo que ellos llamaban el neoliberalismo y prometieron su destrucción, pero otra cosa era con guitarra, porque sin “neoliberales” que se levantan temprano para hacer mover el país, pronto la economía se resiente, cae la recaudación fiscal y se acaba la plata. Y lo que menos quieren los compañeres es perder sus privilegios de consumidores sofisticados de restoranes, smartphone o de viajes a EE.UU., Europa o el Caribe, para observar in situ cuan perverso es el neoliberalismo. Dentro de otras cosas, por eso capotó la candidatura de Gonzalo Winter y el Frente Amplio en las elecciones primarias de la izquierda.[2]

Hagamos un poco de historia: La izquierda socialdemócrata que sucedió al Gobierno Militar, suspiraba por un estado socialista. Pero con la caída del muro de Berlín tuvo que conformarse desde 1990 hasta 2010 con administrar el odiado neoliberalismo.

Pero cuando en 2006 aparecieron los pingüinos, aquellos jóvenes que con discursos románticos encendidos propios de la revolución de 1848 que encarnó en su tiempo Matta Goyeneche, les volvió “el alma al cuerpo”. Afloró nostálgicamente el romanticismo revolucionario de aquellas élites. Enjugando lágrimas de emoción, regaron la plantita de aquel grupo de impulsivos jóvenes que formarían lo que después fue el Frente Amplio.

Su madre protectora Michel Bachelet en 2014, se encargó que le “donaran” una diputación por Santiago al joven calvo de ojos lánguidos Giorgio Jackson, quien fungía hace 10 años de filántropo moralmente superior, y cuando fue gobierno, se reveló como un experto en latrocinios de la plata de todos los chilenos, quien mediante sofisticados auto robos de pruebas que le inculpaban, tendió una red de impunidad escandalosa.

¿Qué le va quedando a la izquierda democrática para cumplir su sueño romántico? Nada… Absolutamente nada, excepto el pragmatismo del incombustible Partido Comunista de Chile. Así lo han demostrado las elecciones primarias de esta izquierda agónica.

Pero sucede que el espíritu revolucionario del PC, nada tiene que ver con romanticismos. Su praxis se alimenta de aquella energía volcánica que es el resentimiento social, que proviene del pecado de la envidia, que nació con Caín y acompaña a la humanidad desde siempre. Resentimiento que es el peor veneno que atenaza a nuestra raza[3].

Esa es la primera razón por qué en Chile existe un Partido Comunista, verdadera pieza de arqueología política, homónimo y heredero de la ideología que ha asesinado a 150 millones de seres humanos a lo ancho del mundo, como consecuencia directa de su praxis criminal. Lo que no es un decir discursivo sino una realidad empírica.

La segunda razón por la cual existe el PC en Chile, es la parálisis intelectual y analfabetismo práctico de nuestra población y especialmente de nuestra élite, que por desidia o incapacidad de relacionar ideas, no conoce las “proezas” del comunismo a través de la historia. Recomendaría como jarabe para superar esta parálisis, la lectura de, Archipiélago Gulag de Solzhenitsin, El Libro Negro del Comunismo de varios autores franceses de izquierda, incluidos excomunistas, y Memoria del Comunismo de Federico Jimenez Losantos, solo para empezar.

No. Los comunistas cuando tienen poder no comen guaguas como caricaturizan para inhibir las evidencias de los crímenes que los sindican como lo que son. Los comunistas cuando tienen poder, matan. Y matan mucha, mucha gente. Cuanta sea necesaria y cuánto les permita el poder que tengan para hacerlo. En los años recientes lo han hecho en Chile, a través de sus brazos armados en la Araucanía o a través del Frente Manuel Rodríguez.

Los románticos pasan. Jackson desaparecerá de la historia como Matta Goyeneche desapareció. Pero los comunistas no desaparecen aun de la historia de Chile, mientras siga envenenada nuestra alma nacional por esas dos lancetas con rebarba que son el resentimiento y la ignorancia.

Julio de 2025



[1] Citado por Claudio Véliz Rojas y Sebastián Gutierrez Lillo en, https://www.scielo.cl/pdf/alpha/n52/0718-2201-alpha-52-31.pdf.

[2] Bastante cooperó también la discreta inteligencia de su candidato.

[3] En sus vertientes españolas y aborígenes especialmente.