La ciencia batalla sin cesar,
pero sin éxito aun, por encontrar la fuente inagotable de la energía a través
de la fusión nuclear. Se pretende crear un artefacto que se denomina la pila
atómica que sería como un sol en miniatura de energía inacabable, que no
produce residuos lesivos a la salud humana.
El resentimiento es el manantial de la izquierda política; aquella fuente inagotable de energía que alimenta la polémica y la odiosidad, a través de la cual -según el discurso de izquierda- los desvalidos serán salvos y redimidos y los potentes y talentosos serán castigados y sancionados. Al contrario de la ansiada energía atómica limpia, es esta una energía sucia que emponzoña la convivencia humana.
La ideología de género es una
creación del marxismo tardío que pretende extender las fuentes de conflicto
dialéctico a los planos sexuales e incluso transexuales. Según esta ideología,
ser transexual sería entonces un capitus deminutio o condición disminuida
del género humano, y los que somos varones o mujeres habríamos oficiado de
victimarios de las víctimas que ostentan esa condición. La sociedad compuesta
por varones y mujeres que ejercitan su sexualidad según dicta la biología, habríamos
sojuzgado a dichas víctimas. El relato como se ve es bastante alambicado y
carece desde luego de correlato empírico, pero para eso basta con repetir como
mantra, esta verdadera monstruosidad lógica, para que ella adquiera en el mundo
de la post verdad, total validez.
Hay una diputada de izquierda que
dice ser trans. Dentro de la nomenclatura de la ideología de género eso quiere
decir que, siendo varón de nacimiento, se percibe como mujer y usa un nombre de
mujer. Es una condición que ha acompañado a muchas personas desde tiempos
inmemoriales. Un accidente biológico o sicológico según sea el caso o la
perspectiva de análisis, que ahora -solo ahora- es esgrimida como una bandería
política de izquierda. Podría ser una bandería de derecha liberal pues la
condición sexual a la pinta de cada cual, se esgrime como un ideal
liberal por parte de quienes argumentan el derecho a la individualidad y a la
autoidentidad sin límites. Pero es de izquierda y eso tiene sus consecuencias
que pasaremos a explicar.
Federico Nietzsche en su célebre
obra Genealogía de la Moral apunta sus dardos contra el resentimiento
humano. Señala que la apetencia de expulsar de la conciencia la propia debilidad
induce esta pútrida emoción, que siempre ha existido. Con su dialéctica directa
y sin matices expresa: Yo sufro. Alguien debe ser culpable de ello: Así
piensa toda oveja enfermiza. Al final de su obra señala Nietzsche proféticamente:
El resentimiento; donde mejor florece esta planta, es entre anarquistas y
antisemitas. Recuérdese que cuando escribió aquello el comunismo no existía
de modo que decir anarquismo engloba a todos los revolucionarios de
izquierda. Y su referencia al antisemitismo es el categórico mentís de quienes
vinculan al bigotudo genio, con el nacional socialismo, que condujo al pueblo más
culto de Europa al resentimiento más abyecto y al nihilismo del cual aún no se
recupera.
Pero las intuiciones de Nietzsche no terminan con sus pronósticos trágicamente certeros para el siglo XX. Hay otro pronóstico que se está manifestando ahora, en nuestro siglo XXI. Señala Federico; ¿Cuál es el peor daño que puede causar el resentimiento? No es el fracaso de los resentidos. Desde la noche de los tiempos existen resentidos y siempre los habrá.
El gran peligro está en que los
talentosos y potentes; aquellos que enfrentan las dificultades y las superan,
aquellos que sus desgracias solo sirven para superarse a ellos mismos, y vencer
a esas circunstancias, se crean el discurso de los resentidos. Crean que su
condición de potentes, coherentes, bellos, inteligentes; son la causa de la impotencia,
flaqueza y fracaso de los débiles.
Ese es la realidad de la derecha
parlamentaria actual. Representan, o deberían representar, al sector de la
población que se vale por sí mismos, que afronta y enfrenta las dificultades de
la vida diaria y las vence, a los varones, mujeres, homosexuales, transexuales,
ciegos, sordos o que tengan cualquier condición de adversidad en el mundo, que
se superan cotidianamente y están satisfechos consigo mismos por hacerlo. La
derecha, que debería representar a esos ganadores, le hace creer y sentir a
esos ganadores que son la causa de la desdicha de los perdedores del mundo.
Un diputado de derecha que no se
caracteriza por su prudencia y templanza, expresa dos verdades respecto de esa
colega diputada transexual en una discusión parlamentaria respecto a derechos previsionales
de las mujeres – no puede menstruar como mujer ni puede embarazarse – previo que
la diputada transexual negara mérito a sus opiniones por su condición de varón.
Se desencadena entonces la mise
en scene del resentimiento victimista. El diputado habría vejado a la diputada
transexual. Esta sería una víctima de una nueva vejación después de todas las
que nosotros los comunes mortales le habríamos infringido. Y todo un largo etcétera
de conductas de una izquierda que incluyen un grotesco proyecto de ley para
hacer cesar en el cargo al diputado supuestamente tránsfobo.
¿Y cual es la conducta de la
derecha? Cede y concede al discurso victimista y resentido de la izquierda.
Tres recomendaciones:
Gonzalo: No ceda a la ira.
Recuerde que tiene resentidos y seudo víctimas en el otro lado del hemiciclo. Resentidos
y víctimas por propia decisión y no por culpa suya ni de sus partidarios. Cultive
la virtud de la prudencia. No de combustible para que la izquierda nos siga
intoxicando con su odio.
Parlamentarios de derecha que
ceden y conceden a las iniciativas de la izquierda incluido esta delirante puesta
en escena: fortaleza y prudencia. Honren a quienes representan y no a quienes
no representan. No sean pusilánimes de asustarse por el estrépito de la
izquierda. Los resentidos jamás los votarán a ustedes.
Parlamentarios de izquierda: El
resentimiento es y será una potencia para reclutar prosélitos para ustedes. Lo
es desde Caín. Pero el victimismo, es un discurso demasiado ridículo. Recuerden
que el país del roto chileno despertó en la última elección. Pronto se darán
cuenta que al victimismo no le quedan fondos contra los que girar y seguir
sembrando la discordia a los resentidos.
Octubre 2022
El concepto central en la "Genealogía de la moral" no es el resentimiento, sino la "mala conciencia", que operó la transvaloración de todos los valores, y que en este caso también actúa, pues una cosa es reprochar el uso como arma arrojadiza "ad hominem/feminam" de verdades biológicas y otra aceptar los alucinatorios postulados de la "ideología de género". Concedamos que uno puede inventar en materia de género, pero con la Biología hemos topado, Sancho, porque solo hay dos sexos y sus evidentes diferencias no se restringen al dimorfirsmo sexual, sino que involucran al sistema endocrino, como toda persona que haya pasado por el colegio sabe. Los dogmas no se combaten con evidencia empírica (ni mala leche), de modo que el diputado en cuestión se hizo un flaco favor al atacar a esa persona, aun cuando el fundamento sea verdadero, porque dio pábulo a la autovictimización de ella y sus corifeos. La mala conciencia llevó a que nadie medianamente inteligente y razonable, osara -más allá de condenar el ataque personal- mencionar al elefante en la pieza: faltan convicciones y coraje para hacerlo.
ResponderEliminarMuy bueno tu artículo, Pablo.
Gracias por tu comentario
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