He escuchado una interesante
conferencia de Fray Francisco Javier Catalá, fraile dominico, en una plataforma
de una ONG católica del País Vasco. El presbítero hace una interesante relación
entre la historia de la planificación familiar inducida, y del feminismo e ideología
de género. La indesmentible relación entre ambos relatos, ayuda a comprender
los por qué, de este verdadero tsunami ideológico que se nos ha venido encima.
Margaret
Sanger, funda en 1918, la Federación Estadounidense para la Planificación Familiar, más
conocida como Planet Parenhood. Abrazó esta señora la doctrina eugenésica, que es
una seudo filosofía, que propicia la mejora de los rasgos hereditarios humanos, mediante diversas formas de intervención
manipulada y métodos selectivos de humanos. Vinculada al Darwinismo
social, el eugenismo, pretendidamente científico, aspiraba al aumento de
personas más fuertes, sanas, inteligentes o de determinada etnia o grupo social. Para ello promovía
directa o indirectamente la no procreación de aquellos que no poseían, según
sus cultores, esas cualidades, llegando a considerar al aborto como un medio ventajoso,
en el ahorro de recursos económicos para los países pobres. Los métodos
del eugenismo del siglo XIX y XX incluyeron, desde la esterilización forzada, hasta el genocidio.
La institución formada por la Sanger,
promueve hasta el día de hoy la práctica de abortos, especialmente de fetos con
problemas y la esterilización de personas socialmente calificados de ineficaces,
especialmente afroamericanos.
John D. Rockefeller, Jr.,
fue uno de los primeros defensores del trabajo pionero de Margaret Sanger, en
el control de la natalidad como medio para mejorar la salud materna y pública. En
1942, cuando la Federación Estadounidense de Control de la Natalidad de Sanger
se unió a la Federación Estadounidense de Planificación de la Familia, la RBF
comenzó su apoyo financiero a la organización. Esta fue una causa en la
que el fideicomisario de su organización, su fundador John D. Rockefeller III, tomó
especial interés. Las donaciones del Fondo ayudaron a Planned Parenthood a
lanzar programas sobre espaciamiento de los hijos, atención médica prenatal,
educación pública y proyectos especiales en comunidades afroamericanas. Así
empezó la “lluvia” de dinero, en favor de la eugenesia y control de la
población.
Bajo la premisa del estimado por ellos círculo “vicioso”: familias
extensas= pobreza; pobreza = ignorancia; ignorancia = familias extensas, el
fideicomiso de Rockefeller apuntó al aborto (aun no existía la píldora
anticonceptiva). La Fundación Hermanos Rockefeller para la planificación
familiar tiene por lema: Filantropía para un mundo interdependiente. Su
significado práctico podría ser más bien, Dinero a carretilladas para formatear
al mundo y someterlo a mi dependencia.
Terminada
la guerra, ante la evidencia que las doctrinas eugenésicas nacidas en el mundo
anglosajón, habían tenido su macabra aplicación práctica por parte del
Nacionalsocialismo alemán, el discurso cambia. Se deshace del justificativo
racial, y apunta al “bienestar económico” de quienes son amistosamente
coaccionados a no proliferar y ojalá, a extinguirse. Se populariza el concepto
de “explosión” demográfica. La palabra explosión apunta a sensibilizar este
fenómeno como algo fatídico. El presidente de EE. UU., Lyndon Johnson declara
en 1965 que, Cinco dólares
invertidos contra el crecimiento de la población son más eficaces que cien
dólares invertidos en el crecimiento económico. Si su asesor hubiese sido el doctor Mengele, no podría haber dicho más
claramente cuál es su escala de valores, y el espacio que el principal líder
mundial estima que tiene el ser humano.
El
bastón del control poblacional, lo tomó decididamente la burocracia de naciones
unidas aceitadas con la cooperación financiera de diversos millonarios
eugenésicos. Las conferencias mundiales de población de NU de 1954 en Roma, 1965
en Belgrado, y 1974 en Bucarest; versan sobre lo mismo: las naciones fuera de
la órbita del primer mundo, deben detener su proliferación. Los argumentos y
expresión de fines son alambicados, confusos y subrepticios, pero apuntan
estrictamente a ello. Todos los documentos emanados de estas conferencias
tienen un decir vagaroso, del que debe desentrañarse su sentido y alcance.
En
la conferencia sobre derechos humanos de 1967 se “consagran” los derechos
sexuales y reproductivos, que en buen romance es la presión puesta sobre los
gobiernos para legalizar el aborto.
En
1972 John Rockefeller, que ha sido como el doctor Mengele del abortismo, declara
que el aborto no debe considerarse como sustituto a la planificación
familiar, sino un elemento más en esa planificación familiar. En otras
palabras, si no resulta la contracepción vía píldora anticonceptiva, vamos pues
con el aborto.
Finalmente,
en 1973 se legaliza el aborto en EE. UU. y se expande esta ideología por el
mundo Occidental. La órbita soviética, había asumido el aborto, como una
prestación más de salud. Habiendo el comunismo asesinado más de cien millones
de seres humanos vivos, el asesinar otros más en el vientre materno, no
resultaba un problema relevante.
EL
SALTO DESDE EL CONTROL DE LA NATALIDAD HACIA EL FEMINISMO Y LA IDEOLOGIA DE GÉNERO
Todos
los esfuerzos eugenésicos de limitar el número de seres humanos vivos en el
planeta, a través de la planificación familiar y la promoción del aborto, han
resultado estadísticamente inútiles. Varias son las razones para ello. Pero en
concreto, esta ideología racista, eugenésica, alimentada con dinero que cae
como un maná interminable, no ha rendido frutos esperados por sus “benefactores”.
Los informes indican que la población mundial creció como nunca, no obstante,
el torrente de dinero invertido por “filántropos” para exterminar seres humanos
o inhibir la fertilidad de las mujeres.
¿Cuál
es entonces la “solución” para reducir la población mundial? En base a prueba y
error, se pasa entonces a una segunda fase: hay que desexualizar a la
población. Androgenizarlos y para ello, además de reivindicar y promover la
homosexualidad femenina y masculina, se debe hacer popular y aceptable, la
dialéctica de Federico Engels expresada en su aburrido libro, El Origen de
la Familia, La Propiedad Privada y El Estado: hombres versus mujeres. Esa
es el enfrentamiento que debiese “rendir frutos” perseguidos, por la vía de la
esterilización sicológica de la mujer.
En
uno de tantos documentos de su página web, NU[1] dice
algo bastante estúpido. Quizá confiados en la presumida falta de inteligencia
de las masas, ingenieros sociales eugenésicos, redactan galimatías carentes de
sentido lógico y correlato empírico. Dice ese documento: Imagine un planeta donde a los 8.000
millones de personas que lo habitamos nos aguarde un futuro prometedor y lleno
de oportunidades. Ahora, abra los ojos y observe la realidad: 4.000 millones de
mujeres y niñas —la mitad de la humanidad— sufren discriminación exclusivamente
por motivos de género.
“Abra los ojos y observe la realidad…” ¿Qué se habrán
imaginado estos burócratas cretinos? ¿Qué somos imbéciles? ¿Cuál es el asidero
empírico para hablar de 4 mil millones de víctimas? ¿y de donde se
colige la ilación lógica con el tema del control de la población? Estos
burócratas no respetan ni mínimamente la inteligencia de los lectores. La
cuestión es colgar slogan tras slogan para lavar cerebros de cualquier atisbo
de inteligencia.
Pero para lo que sirve esta frase ilógica es para
desentrañar el sentido de la ideología de género porque, a confesión de
parte, relevo de prueba. Se asienta por escrito que el relato majadero y
bobo de la ideología del feminismo y género, no pretende según se declara, la
justicia social femenina, sino lo real, lo fáctico, es la obsesión eugenésica
de estos millonarios genocidas: neutralizar la maternidad. Privar a las mujeres
del mundo del don de procrear. No es suficiente con aplanar la curva de
crecimiento poblacional. Hay que reducir drásticamente la población como dijo
Bill Gates en una conferencia. Y como en su estúpida vanidad y narcisismo expresó
lo que pensaba, sembró la red de desmentidos y acusaciones a los difusores, a
pesar de que sus palabras están grabadas y bien grabadas.
Entonces, se derraman millones, millones y
millones de dólares, para adocenar e idiotizar a las masas, asaz de reventar a
la familia con la ideología feminista y de género. Simone de Bouvoir, Kate Milled,
Monique Wittig y decenas y decenas de falsas mentes brillantes, personas
humanamente rotas, autoras de apotegmas que no son más que galimatías estúpidas,
elevadas al rango de grandes ideas, por el martilleo cerebral asfixiante de los
medios de concientización de los emperadores del dinero. Ninguna tesis ni
frase, ni palabra es capaz de pasar el examen mínimo de racionalidad a pesar de
difundirse en las universidades supuestamente más prestigiadas del mundo. Para
evitar la “prueba ácida” de la racionalidad, se suprime y proscribe el debate y
se cancelan a sus detractores. Cogidos de la cola de estas seudo mentes
brillantes, van los irenistas “moderados” que quieren ser respetuosos con el
movimiento de “liberación femenina”, pero más tibios. Entonces corren ríos de
tinta para justificar las cuotas de género, la incorporación plena de la mujer
al “mercado” del trabajo y otras ideas, que son el lubricante de esta máquina infernal
de asesinato del alma de occidente.
Artillería, caballería, infantería, tareas de
zapa: todo vale en esta batalla campal contra la femineidad de la mujer. La “liberan”
del hogar. La “liberan” de su maternidad. La “liberan” de ser portadora de la
tradición. En resumen “la liberan” de su condición de mujer.
Nada tiene lógica. Nada tiene sentido, no digamos
solamente trascendente: ni siquiera inmanente. El resultado de la “liberación
femenina” es la precarización económica y existencial; no solo de la mujer,
sino fundamentalmente de los hijos, y desde luego de los hombres, que se les priva
de su ancla existencial que es la familia.
Creo sinceramente – no lo digo con exageración -
que hay menos crueldad en la decisión de Harry Truman de bombardear Tokio,
Hiroshima y Nagasaki y en la de Churchill de bombardear Dresde – que merecen su
condena -, que en este despiadado asesinato del alma de las masas de occidente
organizado, planificado y ejecutado por ultra millonarios inhumanos, a quienes habrá
que hacerles pagar algún día, todas estas culpas derivadas de este genocidio adornado
con palabras falsas. Castigarlos, no con dinero que a ellos les sobra, sino con
un nuevo juicio de Nuremberg. No se trata de venganza; se trata de justicia.
¿DONDE ESTÁ LA ESPERANZA?
Está
en no creerse dioses, como lo hacen tanto los buenos como los malos, en nuestra
modernidad. Está en levantar la cabeza. Mirar hacia lo alto, observar el cielo
estrellado y reconocer que, en ese orden perfecto y admirable, somos una
diminuta pieza que, quizá por un Divino error, nos hizo el creador a su imagen
y semejanza, pero sin su bondad. La
esperanza está en buscar esa perfección. ¿Cómo? Pues combatiendo activamente
este error y maldad, sin medias tintas ni claudicaciones; observando ese orden
y buscando replicarlo en nuestra vida, en nuestra familia, en nuestra patria,
en nuestra civilización. Observar con cordialidad lo que hicieron nuestros
antepasados para que nosotros disfrutásemos de un mundo mejor. Ponderarlo,
valorarlo y replicarlo hacia los que vendrán.
Los
hijos de Caín, siempre se han mezclado entre nosotros. Se llaman jacobinos,
comunistas, anarquistas, feministas, LGTB etc. Ellos gritan desde los orígenes de
la humanidad ¡alguien es el culpable de mis desgracias y de mi enanismo!, ¡con
la quijada de un burro me consolaré en la desgracia del prójimo, en la venganza
y en la muerte!
Somos
muchos más los hijos de Abel. El problema es que nos hemos extasiado en las
obras humanas en exclusiva, y miramos demasiado el suelo y el ombligo, y en
ello hemos perdido el rumbo. Abierta la brecha, acechan los Caines para su
labor de destrucción. El remedio está en levantar la vista y recuperar el orden
de la verdad, la justicia y la belleza. Y hacerlo con coraje.
Agosto
2023
[1] https://www.unfpa.org/es/press/declaraci%C3%B3n-sobre-el-d%C3%ADa-mundial-de-la-poblaci%C3%B3n-2023
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