El camino al infierno está pavimentado de buenas intenciones.
Así reza el adagio que resulta muy atingente a la hora de enjuiciar las ideas
fuerza que pretenden sostener la legitimidad de los regímenes políticos progresistas
contemporáneos. Sobre todo, en épocas en que se discute una buena y nueva
constitución, que apunta a transformar a Chile, en un Estado Social de Derechos.
Ese pavimento que nos conduce al averno, son clichés que
repiten como mantras los políticos ávidos de acrecentar y conservar sus
prerrogativas, la decadente academia que gobierna las universidades, y los
medios de comunicación y adoctrinamiento de masas (canales de TV, diarios y
agencias de prensa). Palabras, frases y combinaciones de palabras, que apuntan
a la emocionalidad y que resultan intangibles, es decir, no se pueden discutir
so pena de cancelación intelectual. Y no se pueden discutir porque no son
capaces de superar el análisis racional de las mismas. ¿Ejemplos?:
1. Derechos humanos. Concepto impreciso, jabonoso y en
definitiva carente de cualquier sentido preciso. Pero repetido urbi et orbi,
como factor de legitimidad de todas las acciones del poder institucional o
informal, sean estas incluso las fechorías más abyectas, como lo es el
derecho humano a la salud reproductiva de la mujer, que, en buen romance,
es la potestad de asesinar a una criatura indefensa en el vientre materno. La
primera objeción que nos debe llevar a la desconfianza respecto este concepto,
es que no hay derechos no humanos. No los hay porque para existir un derecho
debe existir un titular que pueda invocarlo. Como las demás criaturas de la
creación, carecen de capacidad para invocar sus derechos, esa sola
inconsistencia nos debería hacer dudar de la seriedad del concepto. En segundo
lugar, la existencia de un derecho y su definición, supone la existencia de
tres entes: un sujeto activo que es el beneficiario de ese derecho, un sujeto
pasivo que es el que debe someterse a ese derecho y hacer, no hacer o tolerar
ese derecho; y por último un órgano que tenga la potestad de imponer al sujeto
pasivo la sujeción a tal obligación, correlativa al derecho. Todos los textos
fundantes de los derechos humanos, soslayan el tema y no definen quienes son
los sujetos pasivos de los mismos. Volviendo al derecho humano de la salud
reproductiva, se llega al absurdo que el sujeto pasivo, sería el ser humano
asesinado en el vientre de su madre. Esta indefinición es la causa por la cual
este concepto tiene por único fin práctico, emplearse como ariete contra los
enemigos políticos, a quienes la repetición constante y consistente los
sindicará como sujetos pasivos en exclusiva, generalmente transgresores.
Estados Unidos y la Unión Soviética en el siglo XX, condenaban a medio mundo
por violaciones a los derechos humanos, cuando sus respectivos aparatos militares
y de inteligencia, organizaban guerras, asesinaban y aniquilaban seres humanos urbi
et orbi. Alemania Federal, en la misma época que acusaba al régimen militar
chileno de violaciones a los derechos humanos, sus agentes de estado asesinaban
a mansalva a encarcelados de la Baden Mainhoff, lo mismo que hacía Francia en
el país vasco francés con los terroristas de la Etará y Estados Unidos después
con musulmanes en Guantánamo. En la subversión de octubre de 2019 en Chile, los
funcionarios del Instituto de Derechos Humanos, acosados por vecinos que
observaban una turba destruyendo y maltratando a personas, les enrostraban su
inacción para denunciar esas violaciones, y ellos les contestaron que “solo
pueden violar los derechos humanos, los agentes del Estado”. Obvio que es una
estupidez e ignorancia lo que dijeron, pero – a veces los tontos, los borrachos
y los niños dicen la verdad- y la realidad es que los derechos humanos solo los
violan mis enemigos políticos…
2. La justicia social. La justicia es una virtud cardinal
que consiste en dar a cada cual lo suyo. Requiere el concepto de justicia de
una voluntad libre que resuelva obrar justa o injustamente. No comete injusticia
un perro o un impúber. Ambos carecen de voluntad libre. ¿Puede acaso existir
una voluntad social? Jamás. Un colectivo carece de voluntad. La voluntad es
siempre individual. De modo que la justicia social es un contrasentido en sí
mismo. Sin embargo, se usa como un talismán para imponer voluntades políticas
de control sobre un colectivo. En ocasiones, esas voluntades políticas son ingenuamente
virtuosas, pero puede también, y sucede a menudo, ser usado por políticos corruptos
para provocar la sumisión de voluntades con fines espurios. Lo usa el partido
comunista para avanzar hacia su explicitada dictadura del proletariado donde no
hay justicia ni social ni individual. El concepto lo usan como chapa moralista,
políticos, sacerdotes, obispos, académicos y los omnipresentes medios de comunicación;
con un flagrante desprecio por la verdad.
3. El Estado de Bienestar. El Estado es una estructura jurídica racional
y formal. Cuando está regido y sometido al derecho -Estado de Derecho-, existe
para asegurar, que el poder público y privado se ejerza por parte de quienes lo
detentan, de una manera tal, que no lesione los intereses y derechos de quienes
deben someterse a aquellos poderes, procurando que exista y se respete, un
marco de conductas obligatorias, permitidas y prohibidas.
La política es el arte de hacer posible la vida en
común de individuos libres, inhibiendo o controlando la expansión del poder
arbitrario de unos sobre otros. El
ejercicio del poder político supone la destreza y las condiciones para que, la
voluntad del gobernante sea acatada por los gobernados.
El poder es tanto en el ámbito público como en
el privado, la capacidad que tienen algunas voluntades de hombres y mujeres
adultos, de imponerse sobre otras voluntades de hombres y mujeres adultos.
Cuando se trata de la voluntad de hombres y mujeres adultos sobre menores de
edad existiendo vínculos legales (paternidad, maternidad o tutela legal), se
denomina potestad.
En tal circunstancia, el vocablo Estado
de Bienestar, es problemático porque en si mismo no dice nada. Las
inferencias para dilucidar su significado son de carácter emocional y el poder
de interpretar su sentido lo tienen quienes detentan el poder. No quiere decir
racionalmente nada, por cuanto está compuesto de dos sustantivos, uno concreto
y el otro abstracto.
Ya hemos señalado que es el Estado. Bienestar
es, en tanto, el conjunto de cosas para vivir bien, dice el
diccionario. Desde el punto de vista de la ciencia médica, es el estado de
una persona en el que se le hace sensible el buen funcionamiento de su
actividad somática y psíquica. Como se ve, también es en sí un concepto vagaroso,
porque el sentirse bien para fulano puede no serlo para zutano. Bienestar es
una sensación y como tal, esencialmente subjetivo.
Para quienes creemos en la intrínseca
libertad humana, la prerrogativa de definir el bienestar personal es de cada
uno. La definición de autoridad de un concepto subjetivo coarta la libertad
personal y es contrario a mis principios y creencias. Dicho eso, hay que decir
que la vida en comunidad impone a cada uno la obligación de inhibir todas
aquellas conductas que lesionen a terceros. En otras palabras y como prescribe
nuestra denostada Constitución Política, respetar el Bien Común General. ¿Y
cuál es ese bien común? Es el conjunto de condiciones que le permiten a todos y
cada uno de los miembros de la sociedad alcanzar su propia realización
personal.
¿Cuál es el anzuelo que lanzan al mar
electoral, los demagogos? Prometer el Estado de Bienestar. Esto es, que la
autoridad política proveerá los bienes, especialmente físicos, que demanda el
hombre masa. Aquel conjunto de cosas que nos harán felices.
¿Es eso posible? ¿sabe el Estado
cuales son las cosas que yo necesito para mi felicidad? ¿es eso digno aquello para
el hombre libre? Sometiéndonos al rigor de la verdad y de la naturaleza humana
y de las cosas, la respuesta a estas tres preguntas debe ser negativa.
El Estado de Bienestar, es un seudo
concepto, que induce al hombre masa a formarse un juicio falso. Un espejismo
estimulado por quienes quieren ganar la voluntad de aquel hombre masa, a través
del engaño.
Por eso estimado lector, no crea en “cantos de sirena” de los
políticos. Chile no necesita una nueva y buena constitución llena de
clichés y conceptos vagos que solo servirán para que los políticos obtenga más
poder del que ya indebidamente ostentas sobre nuestras vidas. Vote ENCONTRA en
diciembre. Quitémosle la casa de muñecas a los políticos. Que no controlen
nuestras vidas, más aun de lo que ya indebidamente las controlan.
Agosto 2023
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