1.
Perspectiva pesimista
El poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente; Lord Acton
Vivimos tiempos rudos. Una agenda globalista se impone en EEUU y conquista
la presidencia de ese país luego de un tensionamiento que pocas veces se había
visto en el proceso eleccionario. Hay datos que permiten conjeturar que ha
existido fraude electoral, pero no se pudo acreditar en los canales institucionales
formales que el triunfo de Biden se basara en ese fraude. Así las cosas, el
provecto presidente asume rodeado de la desconfianza y hostilidad de la mitad
de la ciudadanía norteamericana, no solo por la poca pulcritud de su triunfo,
si no por la condición agobiantemente totalitaria de su principal pilar de
apoyo: la información que expiden los mass media; ex medios de información, hoy
medios de adoctrinamiento masivo. Es evidente que los canales de televisión
abierta y la prensa escrita, antaño pingües negocios, hoy no son capaces de
generar números azules en su operación y son subvencionados con oscuras fuentes
financieras provenientes de poderes facticos presumiblemente originados en las
Hight Tech. De otro modo no se entiende su alineamiento riguroso all over the
world. Las pautas son de una irritante uniformidad en todos los medios de
comunicación masiva de todo el mundo, al punto que nadie que tenga una mínima
capacidad de crítica puede pretender obtener de ellos una información ecuánime y
seria de los acontecimientos políticos mundiales.
Pero el mayor peligro no radica en estos medios de adoctrinamiento cuya
influencia social declina por razones tecnológicas. Lo peor de este proyecto
totalitario, es que un consorcio conformado por las empresas de servicios de
internet que representan el 90% o más del mercado, se encuentran alineados e
impulsando el proyecto político globalista.
El mundo quedó perplejo cuando estos medios, luego de un burdo espectáculo
escenificado como asalto al capitolio de los partidarios del presidente
Trump, le prohibieron expresarse al hombre formalmente más poderoso del planeta.
Ni en la época de los totalitarismos euroasiáticos del siglo XX el control de
propaganda había ostentado tal poder. En efecto, cuando los Nazis quemaron el Reichstag
y culparon de ello a los comunistas, nadie en occidente dejó de recibir
noticias que analizaban críticamente las explicaciones del gobierno nazi. Hoy,
no hay un solo medio de prensa masivo que en sus noticias o en sus columnistas
denuncie lo que es absolutamente evidente: el supuesto asalto al capitolio ha
sido un burdo engaño.
Resumen: Nunca en la historia del estado moderno se había visto un control en
tal grado total y unívoco de la prensa y de todo medio de difusión de
información. Una ficción se transforma en realidad de una manera rápida y
certera gracias al control férreo de las pautas de prensa. La pandemia ha sido
un ejercicio de enlace y coordinación de transformar una ficción (pandemia que
no lo es) en la mente de los receptores, en algo real; y las agraviantes
decisiones de la burocracia sanitaria como algo que nos protege y beneficia.
La libertad que el sistema republicano democrático de separación de poderes;
de pesos y contrapesos en la distribución del poder, se encuentra avasallado.
2. Perspectiva optimista
That's one small step for man, one giant
leap for mankind; Neil Armstrong
Vivimos tiempos de maravillosa expansión de la inteligencia y la sabiduría
humana sin precedentes. Hoy, quienquiera, tiene acceso a adquirir los
conocimientos que nunca antes estuvieron a disposición ni siquiera de los hombres
más poderosos y sabios del planeta. La trayectoria humana ha ido acumulando
conocimientos que permiten al hombre de toda clase, estirpe, raza y ubicación
en el planeta disponer de ellos, con unidades de esfuerzo personal muy reducidos.
La comida, el vestido, la vivienda digna, la capacidad para desplazarse sin
peligro, las facilidades del comercio que permiten a personas de un rincón del
planeta intercambiar bienes y servicios con personas que se encuentran en otro extremo
del mundo; son bienes y oportunidades que se encuentran a disposición de un
porcentaje de la población infinitamente mayor que en siglos precedentes. El hambre,
la enfermedad, las carencias, la precariedad; afectan hoy en menor medida y a
una mínima porción de la población humana, y se baten en retirada.
Los medios tecnológicos permiten la cooperación humana de una manera que
hasta hace 20 años eran impensables. Los avances y descubrimientos, en poco
tiempo están a disposición asequible de un alto porcentaje de la humanidad.
Vivir hoy es una experiencia sorprendente, comparada con épocas de la
historia donde la vida humana estaba marcada por la uniformidad y rutina.
3. Perspectiva benevolente
Gloria en las
alturas a Dios y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad; Lucas 2:14
La palabra benevolencia es una más en nuestro espléndido idioma castellano,
que nos revela un estado espiritual muy sofisticado. Solo los espíritus finos y
trabajados son capaces de la benevolencia. Mientras menos benevolentes somos,
menos humanos y más animalescos. Pero estamos en general mal dispuestos a la
benevolencia.
¿Cómo ser benevolentes con Lenin y Hitler que fueron causa suficiente y
necesaria del mal que ocurrió a tantos inocentes? ¿Cómo ser benevolentes con
quienes buscan destruir o perjudicar lo que amamos y valoramos? ¿Cómo ser
benevolentes con quienes nos traicionan?
Ser benevolente – a mi juicio- no es tener la pasividad de un monje ni ser
tolerante pasivo con los errores del mundo. Ser Benevolente es asumir una
actitud de escrutinio de la realidad, a fin de entender las causas de los
fenómenos, antes de enjuiciar estos fenómenos.
En el ámbito de nuestras relaciones sociales y por consecuencia políticas,
la benevolencia nos obliga -antes de enjuiciar a nuestros adversarios- escrutar
las causas de sus conductas. En el mundo contemporáneo, diseñado conforme a la
visión del mundo de la ilustración el valor de la tolerancia nos obliga a
convivir con quienes tienen una opinión diferente y a veces antagónica a la
nuestra. El optimismo y el pesimismo es una emoción que proyecta un juicio
sobre la realidad. La benevolencia es una actitud moral, funcional a construir
un juicio de la realidad más fino, que nos permite convivir con los antagonismos
sin falsos pesimismos ni optimismos. Esta convivencia con los antagonismos como
señalé, no necesariamente nos trasmutará en monjes tibetanos pasivos y tolerantes
con el error y la injusticia, pero si moderará nuestra reacción emocional. Las
emociones son el principal enemigo del éxito en la guerra y la contienda.
Esta verdad está consagrada en El Arte de la Guerra de Sun Tzu, en El Príncipe
de Maquiavelo, en el Bhagavad Guita. Todos ellos se refieren con lujo de
detalle a la benevolencia como herramienta del éxito en la contienda.
Templado el juicio por la benevolencia, podremos concluir que el optimismo
y el pesimismo consignado en los párrafos precedentes resultan algo pueriles. Mi
invitación no es a la pasividad de juicio ni de praxis. Propongo la
benevolencia para un juicio de mejor calidad. Al amparo de la célebre frase de
Ortega, Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo,
la benevolencia me permitirá identificar de mejor manera esa circunstancia
para la tarea de salvarme a mí mismo.
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