La Real Academia de la Lengua
denomina epifenómeno a aquel fenómeno accesorio y que acompaña al
fenómeno principal y que no tiene influencia en él.
El devenir de la realidad
contemporánea es objeto de escrutinio por quienes nos interesamos en entender
nuestro mundo y buscamos interpretarlo, basados en ciertas creencias que nos
sirven de faro. Interpretamos pues la realidad montados en nuestra perspectiva
de lo que entendemos, es el mundo. Algunos lo vemos el mundo como la manifestación
de la voluntad de Dios, otros como un encadenamiento de causas y efectos
materiales; todos en esta vigilia permanente, tratando de orientarnos sobre el
por qué de los acontecimientos, y las proyecciones que el hombre, la sociedad y
el mundo, pueden tener hacia el futuro.
De pronto irrumpe un
acontecimiento imprevisto: la epidemia del sars2 covid 19 un fenómeno
supuestamente natural[1]
que desencadena un fenómeno político-social: la reacción del poder de los
estados nacionales y del orden jurídico internacional ante el evento indeseado.
No analizo la cuestión clínica ni epidemiológica directamente Solo me enfoco a
analizar solo el fenómeno social y político.
¿Cuál es la actitud intelectual
de la gran mayoría de quienes se encuentran en esta vigilia escrutadora del
mundo frente a la reacción del poder político mundial ante el virus Sars2 covid
19? La gran mayoría interpretan este evento como un epifenómeno, es
decir algo que está descolgado y que no tiene por causa ni efecto, los
acontecimientos contemporáneos. Es este un colosal error que con la
elocuencia de que soy capaz, pretendo desvirtuar. La forma en que el poder
político ha reaccionado ante la supuesta pandemia, es parte indesligable del
fenómeno político.
En el arte de crear opinión, la
modernidad contemporánea no tiene competidores al través de la historia. La
Iglesia católica por siglos buscó evangelizar a la humanidad; esto es librar a
los hombres de lo que en su perspectiva eran las cadenas del error. Pero sus
medios técnicos para ello fueron antes de la modernidad, muy limitados: el
púlpito, la misa dominical, la estructura administrativa de la iglesia, etc. En
la modernidad, la mayor eficacia para formar opinión se funda en los medios de
difusión masivo. Dichos medios están íntimamente ligados al surgimiento de la
sociedad de masas[2]. ¿Qué
es la sociedad de masas? Aquella donde muy pocos son los que administran su
conciencia personal, y la mayoría se forma opiniones envasadas por quienes les
entregan las interpretaciones del devenir del mundo y en el extremo, les prescriben
cuales deben ser sus deseos vitales. Incluso entre quienes se perciben como
ilustrados y se esforzaban por administrar su conciencia individual, la enorme
complejidad del mundo derivada de la irrupción de la tecnología que rodea
nuestra vida los va empujando a la categoría de hombres masa, esto es, quienes
buscan en el supermercado de las interpretaciones del devenir del mundo,
aquella que mejor cuadre con lo que consideran lo correcto. Los dispuestos a
formarse un juicio propio con esfuerzo, los lectores de las obras de la
literatura y de la sabiduría tradicional (teología, filosofía, ética, etc.) van
escaseando, y se impone la figura del ilustrado light. Incluso el culto
religioso va despojándose progresivamente de la piedad y del santo temor de
Dios como lo definía la teología tradicional, fácticamente lo que le daba
sentido al culto, y se transforma en una religiosidad sentimental y emocional.
Así las cosas, el devenir de los
acontecimientos humanos queda al albedrío de los pocos que forman opinión y que
la suministran con la mamadera al bebe, sosteniendo el joiztick de la historia.
Así sucede por cuanto, dentro de otras razones, los medios de difusión y de
formación de opinión quedan en manos de muy pocos; poderosos anónimos y lejanos
de nuestra vida colectiva. Y aquello se debe a estas dos causas que se coluden
peligrosamente: Debido en primer lugar a que “formar” opinión cerrada que no
acepta discusiones, es hoy más simple que antaño, dado los potentes y
omnipresentes medios de difusión e imposición de esas interpretaciones; y
debido a la debilidad cuantitativa de quienes nos resistimos a las
interpretaciones envasadas y mantenemos este vigilante escrutinio del mundo.
La reacción del poder político
mundial ante el fenómeno de la gripe china ha sido procediendo con una
vehemente voluntad de imposición y despreciando la razón científica del evento.
¿Por qué digo esto? Por las siguientes razones: 1) La llamada pandemia se
enfoca a una enfermedad menos letal que muchas con las que convivimos
actualmente en el mundo. No existe razón para que se reaccione ante el covid 19
como se ha hecho y no se reaccione ante la tuberculosis, por dar un ejemplo;
que mata más gente todos los años. Hace cinco años atrás la OMS reemplazó el
concepto de pandemia eliminando la parte de la definición que cualificaba como pandemia,
enfermedades que causen una letalidad significativa. 2) La identificación de
esta gripe se hace a través de un procedimiento científicamente ineficaz para
detectarla. En efecto, el examen denominado PCR, está científicamente definido
que no detecta siempre la enfermedad y además detecta como positivos a quienes
no manifiestan la enfermedad. Además, resulta equivoco conforme distintas
formas de practicarlo. En base a este procedimiento de detección, se toman
decisiones lesivas a las garantías jurídicas más básicas; libertad de
desplazamiento, libertad de trabajo, libertad de culto etc. etc. etc. Las más
lesivas de que se tenga memoria incluso cuando se han desencadenado guerras que
afectan al territorio afectado. 3) Las medidas que se adoptan no tienen ningún
efecto positivo comprobado para disminuir el número de supuestamente
contagiados, entre otras cosas porque el PCR detecta un número indeterminado de
virus que conviven pacíficamente con el organismo humano. En otras palabras:
aunque permanezcamos 20 años encerrados, los llamados “positivos” detectados
por el PCR no hay razón científica para esperar que se reduzcan. 4) el paño en
la boca y nariz no tiene efecto alguno para combatir la dispersión del virus,
fuera de recintos cerrados. Es completamente absurdo e inútil científicamente usar
mascarilla fuera de un recinto cerrado por el orden de magnitud de la atmosfera
natural que respiramos en los exteriores.
¿Es este mega desatino un
epifenómeno? ¿Está desconectado con la fenomenología de la modernidad? La
respuesta es no. Los políticos del mundo no se refieren a los cuestionamientos
señalados.
Vivimos el colapso por
desgaste, de una forma de interpretar el mundo. Este colapso se manifiesta
en el sinsentido existencialista con que reacciona la autoridad pública. Nos
pretenden convencer qué, se procede para protegernos de un evento excepcional.
En verdad, no nos protegen y no es un evento excepcional. La enfermedad y la
muerte acompañan a la humanidad y la acompañarán por siempre y la muerte es un
hecho individual no social. A través del martilleo cerebral se pretende privar
a las personas de su dimensión individual. Si sales a la calle y ejercitas tu
libertad personal, matas gente. Eres un homicida”. La buena salud deja de ser
un bien, y pasa a ser una virtud personal.
Lo expresado no lo inventé. No lo digo yo. Spengler hace 98 años lo visualizó someramente. Ortega, hace 97 años también lo hizo. El Papa emérito, Benedicto XVI lo ha dicho en sus escritos.
La ilustración y su confianza liberadora,
agoniza. Padecemos la beatería de las estructuras, de los protocolos, de
los procedimientos previstos en manuales. La vida discurre libremente por
afuera, y la burocracia sanitaria, económica, militar, policial, empresarial etc.
solo se ajusta a procedimientos previamente establecidos sin tener en cuenta
esa vida y su lógica. El comunismo fue precisamente la cúspide de la mentalidad
ilustrada. Llevó el racionalismo administrativo al extremo, y colapsó envuelto
por las llamas de la completa y total irracionalidad e inutilidad. Le ha tocado
la hora a occidente y al llamado “sistema capitalista”. La sociedad moderna
carece de sentido trascendental humano. Se pilla la cola permanentemente.
El logro de ser “una sociedad plenamente desarrollada” está definida
adjetivamente. Es el hombre y el orden social que se dio el que se manifiesta
en el mega desatino de la campaña anti pandemia. Se persuade a las masas que este
Leviatan los salvará de la muerte y que lo único que deben hacer es someterse a
sus dictados. ¿Puede haber una imbecilidad más completa? Se persuade a las
masas que la muerte es un evento y no como realmente es: un plazo. Mientras
vivo la muerte no existe.
No. No es este un epifenómeno del
comportamiento humano en la modernidad. La forma en que los poderosos del mundo
han reaccionado ante este evento que sería completamente natural[3],
es un fenómeno enganchado estrechamente con la modernidad. Forma parte de la
locura ilustrada de querer controlarlo todo, incluso la muerte.
Mayo de 2021
[1] Hay quienes sostienen tener pruebas científicas que el
covid 19 es una fabricación humana en los laboratorios de China.
[2] ¿Como causa o como efecto? Hay una duda razonable.
[3] Aunque el virus hubiese sido creado en un laboratorio,
aquello no quiere decir que el surgimiento de un virus nuevo no sea un evento
potencialmente natural.
No hay comentarios:
Publicar un comentario