Así como Colo Colo era, según sus parciales el “eterno campeón” -ya no lo es-, Joaquín Lavin podríamos llamarlo el “eterno candidato”. En columna reciente facilitada por El Mercurio a su campaña presidencial, él expresa falsedades y errores, que es menester analizarlos para darse cuenta por qué no debemos votar por él en la próxima contienda presidencial. Primero dice hablar, no como candidato, sino como ciudadano. Aquello obviamente es falso. Siendo él candidato, no puede hablar de otra forma que como tal. En seguida dice que el presidente Piñera se queda corto en su brillante idea de terminar con la violencia en la Araucanía a través de un acuerdo transversal. Él va más allá; propone aparte de una lista de pequeñas ideas, un nuevo trato. El nuevo trato sería la fórmula de pacificación de la Araucanía. Él obsequia esta lúcida idea al gobierno actual, por cuanto sostiene que nadie que sea el futuro presidente, debe heredar los problemas de la Araucanía. Pretende así demostrar a su electorado que no solamente es lúcido sino también generoso.
No tenemos que ser pitonisos para darnos cuenta
qué a través de este Nuevo Trato, Lavín solucionaría el problema al
estilo del ex presidente de Colombia Ernesto Samper. Este, mediante el diálogo con
la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional pretendió solucionar el
terrorismo en Colombia cediéndole espacios a la guerrilla y potenciando su
accionar; accionar que concluyó cuando el presidente Uribe resolvió el problema
de la única manera posible: derrotándolos militarmente.
En el tema de la Araucanía opera lo que los teóricos
de la ciencia política denominan la Ventana de Overtone. Los terroristas pretenden
la independencia del territorio que ellos denominan el Wallmapu, y la usurpación
de todas las tierras de ese territorio a sus legítimos dueños. Pretensión obviamente
inaceptable. Lo legal, legítimo, aceptable por la casi totalidad de los
chilenos, es que nuestra nación mantenga su integridad territorial, se respete
el derecho y dentro de ello el derecho de propiedad. Entonces Lavín les
ofrece este nuevo trato. ¿En qué consiste este? Dependerá de cuan
eficientes sean los terroristas en quemar campos, casas, camiones y amedrentar
propietarios pacíficos. Porque tal como nos enseña Joseph Overtone, lo inaceptable puede transformarse en lo aceptable, a través de fases sucesivas de
ablandamiento de la opinión pública.
Como en todas las relaciones humanas, lo aceptable depende de donde el
contendor ponga los límites. Así, el negocio del terrorismo será si Lavín llega
a ser presidente, derrochar capacidad de quemar, matar y destruir para
aproximarse lo más posible a esta Arcadia del wallmapu.
Señores electores a la elección presidencial les
notifico que, Lavin con su idea, es más peligroso que el actual terrorismo de
la Araucanía. Su idea desencadenará más violencia orientada a mover la frontera
de lo aceptable.
Los sapientes me dirán mirando hacia arriba con
los ojos en blanco; es que la solución militar es impensable en los tiempos
que corren de fiscalización internacional de los derechos humanos. Por eso
hay que buscar soluciones alternativas al estilo Chamberlain en el pacto de
Munich.
La legitimidad del Estado de Derecho se
encuentra fracturada precisamente por ofertas como las de Lavín. Los
automovilistas se estacionan donde está prohibido, te gusta un terreno frente
al mar te lo apropias, los jueces no aplican la ley sino su justicia subjetiva,
el terrorismo campea en el sur, etc. etc. Para ganar votos entonces habrá que
proponer nuevos tratos en cada una de las áreas donde el derecho no tiene imperio.
¿Qué límites tendrá ese nuevo trato? Dependerá de la potencia transgresora.
De modo que apúrense señores terroristas a
radicalizar sus exigencias porque de eso dependerá el nuevo trato que les
ofrezca Lavín.
Febrero de 2021
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