SI ME SACAS DEL POZO TE PERDONO LA VIDA
Cuando se es minoría, hay distintas formas de conquistar la
voluntad popular y transformarse en mayoría.
Uno es el camino de la violencia y del aniquilamiento físico
de quien no piensa o actúa según tu voluntad. Así lo hizo Lenin el año 1917
quien astutamente con el bluf de autodenominarse “bolchevique”; en ruso, “miembro
de la mayoría”; aniquiló a la verdadera mayoría que era, quienes pensaban
distinto a él. Su “éxito” fue coronado con más de cincuenta millones de muertos
causados por él y sus correligionarios sucesores, en una de las tragedias más
horribles que conoce la historia humana.
Otra forma de transmutarse de minoría en mayoría, es expresar
de manera reflexiva las ideas que ilustran razón, y expresar sentimientos de
manera atractiva. Cabe entonces la posibilidad que los receptores de esas
verdades y sentimientos, libremente adhieran a ellos por razón y emoción; y la
minoría entonces pasará a ser mayoría.
Naturalmente existen procedimientos intermedios entre estos
dos métodos puros. Algo así como una mezcla entre zanahoria y garrote. Pero tengo la impresión que son menos
eficientes que los métodos puros descritos.
Una panacea es un remedio para cualquier mal. Hoy hay quienes levantan
la voz para pedir exigir una nueva panacea
para los males del Chile: la “Asamblea Constituyente”.
Ortega y Gasset hacía presente que
la sociedad moderna produce un tipo de hombre que no quiere dar razones ni quiere
tener razón, sino que sencillamente se muestra resuelto a imponer sus
opiniones. Se encuentra con "ideas" dentro de sí, pero carece de la
función de idear. Sus "ideas" no son efectivamente sino apetitos con
palabras.
Algo muy cercano a aquello supone la defensa de La Asamblea Constituyente,
como solución para “cambiar Chile”. No se dan razones del por qué sería la causa
de la solución de los problemas. Simplemente se expresa el deseo de que así
ocurra.
La metodología de los defensores de esta iniciativa da cuenta
de un elitismo intelectual donde “las masas” aún no están preparadas para saber
el “por qué” de la asamblea constituyente. Hay que “sensibilizarlas” para que
actuando como hombre masa “exijan”
este procedimiento tan trascendental para el destino de la Nación. Lo singular de
sus defensores que, siendo minoría, no respetan a las mayorías. Es de imaginar
que si llegasen a ser mayoría, menos respetarán a las minorías. Ese irrespeto
es explícito: La Constitución tiene un procedimiento de modificación a través
de mayorías; Las mayorías son “amarres” en el decálogo de sus defensores. No se
puede esperar ser mayoría; se debe irrumpir como minoría para cambiar la
sociedad.
Se cuenta que Gonzalo Fernandez de Córdova, que fue Gran
Capitán (algo así como comandante en Jefe) de los Tercios españoles en la
guerra de Flandes, y siendo en ese momento uno de los hombres más poderosos del
mundo, al acercarse a un pozo para saciar la sed se percató que había un
soldado borracho al que sus camaradas por gastarle una broma, le habían tirado al
pozo. Fue entonces cuando el soldado aun influido por los sopores del alcohol,
le grito a quien asomaba su rostro por el pozo “sácame del pozo y te perdonaré
la vida”.
Usted señor ciudadano con derecho a voto, es como Fernandez
de Córdova: Poderoso. Pero solo sí ejerce sus deberes ciudadanos. Es decir, solo
si concurre a votar en el contexto de la democracia versión 2.0; esto es con el
voto voluntario. Si no concurre, después no se queje que el borrachito del
fondo del pozo, no le perdonó la vida.
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