miƩrcoles, 9 de abril de 2025

REUNIRSE BAJO EL ESTANDARTE

 

 


ROCROI, EL ÚLTIMO TERCIO (2008) - Augusto Ferrer Dalmau[1]

Hay que defenderse de esa incapacidad tan nacional, para desnudar la raĆ­z de las cosas y verlas y comprenderlas antes que cubrirlas con la bruma de los adjetivos con que se descargan nuestros prejuicios y pasiones. Jorge Millas[2]

Un miedo común une incluso a los mayores enemigos. Aristóteles[3]

El mal se hace todo junto y el bien se administra de a poco. Maquiavelo[4].

El Jefe de Estado de los EE. UU. le ha dado un batatazo al avispero del orden mundial y tiene a quienes fungen de ser la inteligencia mundial, en estado de perplejidad. Todo induce a pensar que, lejos de ser sus políticas decisiones irracionales de un loco narcisista, es un plan muy meditado que apuesta por un cambio basado en el reconocimiento implícito que los órdenes del mundo contemporÔneo, se encuentran agotados y él y su nación quieren liderar un cambio radical que beneficie a una porción de sus votantes que vegetan en la pobreza material y moral. No deseo beatificar sus conductas. Muy por el contrario. El sentido de estas letras es advertir que, los cambios inducidos y planificados auguran normalmente caos, porque, como nos enseña Maquiavelo en la frase citada, destruir demanda una proporción ínfima de las unidades de esfuerzo humano, que se necesitan para construir.

Chile manifiesta culturalmente lo que parece ser una fatalidad: ser el paĆ­s probeta de occidente. Fuimos pioneros en instaurar el socialismo marxista leninista por vĆ­a democrĆ”tica de triste resultado. Luego, desde 1973, el orden liberal que imperó exitosamente por casi cuarenta aƱos en el mundo; y en 2019 nos adelantamos al caos que se avizora hoy en todo occidente: un fenómeno de masas, de manera emocional y sin ninguna premisa racional, anunció compulsiva y violentamente un estado de inconformismo con el orden imperante. Tal evento fue instrumentalizado por varios padres impostados[5]: los revolucionarios sesenteros neo marxistas, los comunistas con sus recetas aƱejas, y los novĆ­simos utopistas globalistas que pretenden un gobierno mundial huxeliano que promete una sociedad de ciclistas asexuados, veganos, pacĆ­ficos y felices, gobernada por multi trillonarios. 

Sin embargo, todas aquellas imposturas ideológicas se encuentran desconectadas de la circunstancia real que induce esta pulsión de disconformidad. El resultado estÔ a la vista: ninguna de las vagarosas y desordenadas ansiedades de las masas han sido satisfechas por los revolucionarios de piscola que nos gobiernan, ni por comunistas anacrónicos, ni por ideólogos de la ideología de género, globalista etc. Por el contrario, la ansiedad se incrementa como consecuencia del caos social. La demolición lenta pero sistemÔtica de lo que habíamos construido en 50 años, zozobra ante el buenismo de los derechos humanos, la consecuente expansión de la delincuencia de todo género y la pérdida del orden público mÔs bÔsico. Resultado: se expande y generaliza la anomia y la ilegitimidad del poder político, judicial, económico etc.

Antes de nuestra crisis, en 2016, un joven abogado norteamericano, James David Vance, escribió una auto biografía[6] que describe una dramÔtica crisis social latente en el corazón de los Estados Unidos que tiene como una de sus causas mÔs relevantes, un orden político y económico profundamente injusto para quienes, durante tres o cuatro generaciones, aportaron lo mejor de sí para transformar a EE. UU. en la potencia mundial que hoy es. Esa crisis invisibilizada por los medios sostenedores del establishment del poder global, se hace cada vez mÔs generalizada. Nueve años después ese joven abogado se transformó en vicepresidente de la nación mÔs poderosa del planeta y lidera junto a Donald Trump un giro copernicano del orden mundial.

Hoy, el liderazgo de esa nación hegemónica representa la disconformidad de esa clase social mayoritaria que describe Vance, ha dispuesto cambios que desmontarÔn en el corto y mediano plazo, un orden económico mundial que se había construido en los últimos cuarenta años y que permitió a Chile el progreso económico mÔs importante de su historia. Este evento, muy probablemente, nos afectarÔ adversamente como nos afectaría un terremoto.

Esa es nuestra circunstancia y punto. De poco sirve quejarse como lo hace el que ocupa indignamente el sillón de O“Higgins, tal como si estuviera perorando en el patio de la escuela de derecho de Pio Nono. Es como reclamar contra la sequía. Lo racional es buscar los cursos de acción para enfrentar y superar esa adversidad.

Las masas irracionales primero, y los líderes poderosos después, parecen coincidir en que el orden social y económico mundial y nacional, no da a cada cual lo suyo. Es decir, estiman que el mundo estÔ bajo un orden que es injusto. Esta realidad es azorante. Los que se presentan en los medios como los expertos, no atinan con los vaticinios ni las soluciones porque lo que enfrentamos es una realidad nueva y desconocida para ellos. Es cuestión de leer los diarios. Se imposta una sabiduría y precognición del futuro que a las dos semanas sucede que no es mÔs que un rebuzno.

¿Qué hacer cuando el caos y la adversidad asoma en el horizonte? A Maquiavelo se le adjudica la frase con que intitulo estas letras: unisciti sotto la insegna. Refiérese que, ante la adversidad, lo razonable es ponerse a disposición del líder. El lienzo que acompaño a estas letras es del maestro Ferrer Dalmau; retrata a los Tercios Españoles reunidos bajo la enseña en Recroix, e ilustra esa actitud en las peores circunstancias. Espero que en Chile no debamos llegar a ese extremo.

Pero ¿Quién es capaz de portar la enseña alrededor de quien debemos reunirnos? ¿Qué características debe tener el líder que demandan los tiempos? ¿Quién serÔ capaz de resistir y acometer para defender los intereses de empresarios y trabajadores nacionales, la seguridad pública, la seguridad nacional? ¿Quién serÔ capaz de resistir las presiones de una oligarquía y burocracia internacional que aun no cede en sus pretensiones de instaurar un orden mundial gobernado desde las Naciones Unidas? ¿Quién serÔ capaz de defender a nuestros Carabineros y Fuerzas Armadas cuando deban lesionar o neutralizar a infractores de la ley para cumplir su deber de recuperar el orden público y la integridad territorial?

¿SerÔn acaso alguno de tantos demagogos camaleones que se han candidateado dos, tres y hasta cuatro veces? ¿SerÔn acaso los que han liderado esta borrachera decadente del actual gobierno que han abierto las compuertas de nuestras fronteras y promovido la subversión y la violencia terrorista? ¿SerÔ acaso la que representa a esa derecha del ceder y conceder para no perder y terminan cediendo y perdiendo? ¿SerÔn acaso la representante de esa derecha que promovió, cuando fue gobierno, la industria de querellas y condenas a ancianos que participaron por su deber militar en la lucha antisubversiva de 1973? ¿SerÔ acaso aquel quién en el último intento de derribar nuestra institucionalidad, lideró el sostén de nuestra constitución de 1980, pero cuando se vio en mayoría cedió para encabezar el proceso del gobierno globalista que cedería nuestra soberanía?

No parece en realidad. Necesitamos algo mƔs que eso. La tarea es demasiado ardua.

Abril 2025



[1] https://www.arteinformado.com/galeria/augusto-ferrer-dalmau/rocroi-el-ultimo-tercio-30427

[2] Citado por Pablo Paniagua Prieto en Atrofia.

[3] Ibidem

[4] NicolƔs Maquiavelo El Prƭncipe

[5] En las protestas de 2018, esos proceres eran ā€œfunadosā€ por las masas protestantes

[6] Hillbilly Elegy. J.D. Vance

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