Hay que defenderse de esa incapacidad
tan nacional, para desnudar la raíz de las cosas y verlas y comprenderlas antes
que cubrirlas con la bruma de los adjetivos con que se descargan nuestros
prejuicios y pasiones. Jorge Millas[2]
Un miedo común une incluso a los
mayores enemigos. Aristóteles[3]
El mal se hace todo junto y el bien
se administra de a poco. Maquiavelo[4].
El Jefe de
Estado de los EE. UU. le ha dado un batatazo al avispero del orden mundial y
tiene a quienes fungen de ser la inteligencia mundial, en estado de
perplejidad. Todo induce a pensar que, lejos de ser sus políticas decisiones
irracionales de un loco narcisista, es un plan muy meditado que apuesta por un
cambio basado en el reconocimiento implícito que los órdenes del mundo
contemporáneo, se encuentran agotados y él y su nación quieren liderar un
cambio radical que beneficie a una porción de sus votantes que vegetan en la
pobreza material y moral. No deseo beatificar sus conductas. Muy por el
contrario. El sentido de estas letras es advertir que, los cambios inducidos y
planificados auguran normalmente caos, porque, como nos enseña Maquiavelo en la
frase citada, destruir demanda una proporción ínfima de las unidades de
esfuerzo humano, que se necesitan para construir.
Chile manifiesta
culturalmente lo que parece ser una fatalidad: ser el país probeta de
occidente. Fuimos pioneros en instaurar el socialismo marxista leninista por
vía democrática de triste resultado. Luego, desde 1973, el orden liberal que
imperó exitosamente por casi cuarenta años en el mundo; y en 2019 nos
adelantamos al caos que se avizora hoy en todo occidente: un fenómeno de masas,
de manera emocional y sin ninguna premisa racional, anunció compulsiva y
violentamente un estado de inconformismo con el orden imperante. Tal evento fue
instrumentalizado por varios padres impostados[5]:
los revolucionarios sesenteros neo marxistas, los comunistas con sus recetas añejas,
y los novísimos utopistas globalistas que pretenden un gobierno mundial huxeliano
que promete una sociedad de ciclistas asexuados, veganos, pacíficos y felices,
gobernada por multi trillonarios.
Sin embargo, todas
aquellas imposturas ideológicas se encuentran desconectadas de la circunstancia
real que induce esta pulsión de disconformidad. El resultado está a la vista:
ninguna de las vagarosas y desordenadas ansiedades de las masas han sido satisfechas
por los revolucionarios de piscola que nos gobiernan, ni por comunistas
anacrónicos, ni por ideólogos de la ideología de género, globalista etc. Por el
contrario, la ansiedad se incrementa como consecuencia del caos social. La
demolición lenta pero sistemática de lo que habíamos construido en 50 años, zozobra
ante el buenismo de los derechos humanos, la consecuente expansión de la
delincuencia de todo género y la pérdida del orden público más básico.
Resultado: se expande y generaliza la anomia y la ilegitimidad del poder
político, judicial, económico etc.
Antes de
nuestra crisis, en 2016, un joven abogado norteamericano, James David Vance,
escribió una auto biografía[6]
que describe una dramática crisis social latente en el corazón de los Estados
Unidos que tiene como una de sus causas más relevantes, un orden político y económico
profundamente injusto para quienes, durante tres o cuatro generaciones, aportaron
lo mejor de sí para transformar a EE. UU. en la potencia mundial que hoy es. Esa
crisis invisibilizada por los medios sostenedores del establishment del poder
global, se hace cada vez más generalizada. Nueve años después ese joven abogado
se transformó en vicepresidente de la nación más poderosa del planeta y lidera
junto a Donald Trump un giro copernicano del orden mundial.
Hoy, el
liderazgo de esa nación hegemónica representa la disconformidad de esa clase
social mayoritaria que describe Vance, ha dispuesto cambios que desmontarán en
el corto y mediano plazo, un orden económico mundial que se había construido en
los últimos cuarenta años y que permitió a Chile el progreso económico más
importante de su historia. Este evento, muy probablemente, nos afectará adversamente
como nos afectaría un terremoto.
Esa es nuestra
circunstancia y punto. De poco sirve quejarse como lo hace el que ocupa
indignamente el sillón de O´Higgins, tal como si estuviera perorando en el
patio de la escuela de derecho de Pio Nono. Es como reclamar contra la sequía.
Lo racional es buscar los cursos de acción para enfrentar y superar esa
adversidad.
Las masas
irracionales primero, y los líderes poderosos después, parecen coincidir en que
el orden social y económico mundial y nacional, no da a cada cual lo suyo. Es
decir, estiman que el mundo está bajo un orden que es injusto. Esta realidad es
azorante. Los que se presentan en los medios como los expertos, no
atinan con los vaticinios ni las soluciones porque lo que enfrentamos es una
realidad nueva y desconocida para ellos. Es cuestión de leer los diarios. Se
imposta una sabiduría y precognición del futuro que a las dos semanas sucede
que no es más que un rebuzno.
¿Qué hacer
cuando el caos y la adversidad asoma en el horizonte? A Maquiavelo se le
adjudica la frase con que intitulo estas letras: unisciti sotto la insegna.
Refiérese que, ante la adversidad, lo razonable es ponerse a disposición del líder.
El lienzo que acompaño a estas letras es del maestro Ferrer Dalmau; retrata a
los Tercios Españoles reunidos bajo la enseña en Recroix, e ilustra esa actitud
en las peores circunstancias. Espero que en Chile no debamos llegar a ese
extremo.
Pero ¿Quién es
capaz de portar la enseña alrededor de quien debemos reunirnos? ¿Qué características
debe tener el líder que demandan los tiempos? ¿Quién será capaz de resistir y
acometer para defender los intereses de empresarios y trabajadores nacionales,
la seguridad pública, la seguridad nacional? ¿Quién será capaz de resistir las
presiones de una oligarquía y burocracia internacional que aun no cede en sus pretensiones
de instaurar un orden mundial gobernado desde las Naciones Unidas? ¿Quién será
capaz de defender a nuestros Carabineros y Fuerzas Armadas cuando deban
lesionar o neutralizar a infractores de la ley para cumplir su deber de
recuperar el orden público y la integridad territorial?
¿Serán acaso alguno
de tantos demagogos camaleones que se han candidateado dos, tres y hasta cuatro
veces? ¿Serán acaso los que han liderado esta borrachera decadente del actual
gobierno que han abierto las compuertas de nuestras fronteras y promovido la
subversión y la violencia terrorista? ¿Será acaso la que representa a esa
derecha del ceder y conceder para no perder y terminan cediendo y perdiendo?
¿Serán acaso la representante de esa derecha que promovió, cuando fue gobierno,
la industria de querellas y condenas a ancianos que participaron por su deber
militar en la lucha antisubversiva de 1973? ¿Será acaso aquel quién en el
último intento de derribar nuestra institucionalidad, lideró el sostén de
nuestra constitución de 1980, pero cuando se vio en mayoría cedió para
encabezar el proceso del gobierno globalista que cedería nuestra soberanía?
No parece en
realidad. Necesitamos algo más que eso. La tarea es demasiado ardua.
Abril 2025
[1] https://www.arteinformado.com/galeria/augusto-ferrer-dalmau/rocroi-el-ultimo-tercio-30427
[2] Citado por Pablo Paniagua Prieto en Atrofia.
[3] Ibidem
[4] Nicolás Maquiavelo El Príncipe
[5] En las protestas de 2018, esos proceres eran “funados”
por las masas protestantes
[6] Hillbilly Elegy.
J.D. Vance