La
palabra Biblia quiere decir en griego, Libro. Es decir, La Biblia
debería traducirse como El Libro. ¿Quién la escribió? Según la doctrina,
alguien por inspiración divina. Es la palabra de Dios. Hay consenso entre filólogos,
teólogos y estudiosos del texto que fue escribiéndose por distintos pueblos en
distintas épocas. El atribuirle la voluntad y prescripciones del Dios único del
monoteísmo no es un capricho. Analizado su contenido desde cualquier
perspectiva intelectual, no se puede llegar a otra conclusión, que es una criba
que seleccionó y puso por escrito, los rincones más ocultos de la naturaleza
humana con una sapiencia, que a menudo la sicología moderna no ha descubierto.
Caín,
hijo de los primeros padres, se mortifica por no estar dotado de las virtudes
que su hermano Abel posee. Su resentimiento se incrementa porque el Dios padre,
reconoce y premia las virtudes de su hermano. Entonces las causas de su
resentimiento son dos; el verse privado de talentos y destrezas nativas, y el
que Abel sea reconocido por ellas. Para superar esa mortificación, con
premeditación y alevosía, planifica y ejecuta el crimen primordial.
La
sabiduría ancestral, y el moderno sicoanálisis y sicología clínica, constata
que desafortunadamente el síndrome de Caín se encuentra presente en todos los
hijos de mujer. La cuestión se manifiesta de la manera que todos los lectores
la reconocerán por propia experiencia: en momentos de debilidad vital – que para
algunos son todo el tiempo de su existencia- nos lamentamos de no estar dotados
de talentos que otros tienen. Si no somos capaces de procesar con sabiduría esa
realidad, aflora como un absceso espiritual el pesar por el bien ajeno, llamada
envidia. Y si ese pesar no es trabajado, es decir si se le deja libre, el
corolario es el odio hacia quien ostenta ese talento, y más aun, hacia quienes
reconocen la diferencia de ese talento. Cuando odiamos algo, ponemos
entre ello y nuestra intimidad un fiero resorte de acero que impide la fusión,
siquiera transitoria, de la cosa con nuestro espíritu[1]. El odio nos priva de razón. Lo que está a nuestro rededor
se hace impenetrable.
Miguel
de Unamuno nos invita a analizar los modelos filosóficos desde la perspectiva de
quienes los formulan. ¿Quiénes son en su intimidad personal los filósofos que
dicen cosas sobre el mundo? Encontraremos ahí la clave de su pensamiento. A la
vanidad humana, especialmente a la de los filósofos, le repugna la idea de Unamuno.
Queremos ser los que descubrimos verdades. Pero la cruda realidad es que,
en nuestros juicios estamos involucrados emocionalmente y si no trabajamos
nuestras emociones estas se desbocan. ¿Quién es Carlos Marx? Un individuo
impotente para ganarse la vida al que se le murieron de hambre dos o tres hijos
(la historia no se pone de acuerdo). ¡Blasfemo! me espetarán. ¡Es un genio que
creo un sistema de pensamiento profundísimo! En efecto, Marx es hijo de su
tiempo donde la filosofía solo tenía cabida si se era capaz de crear sistemas
de pensamiento. El creo el sistema de pensamiento que le da sustento ideológico
a la versión contemporánea del espíritu de Caín. ¿Quién es Juan Jacobo Rousseau?
Un individuo que entregó a sus hijos en orfanatos, en una época que de tres
expósitos que vivían en orfanatos, dos morían. ¿Cuánto de su sistema de
pensamiento no habrá nacido al constatar que personas de su entorno poseían
virtudes de orden familiar y moral que para él le eran inalcanzables? Foucauld inspirador
de la ideología de género se abandonó en los shit hole de San Francisco a los
más abyectos excesos homosexuales. El abandonarse a pulsiones sexuales desordenadas
te hacen miembro de minorías que observan con rencor a quienes administran su sexualidad
de modo ordenado y logran con ello una vida satisfactoria.
Hegel
primero, Marx después y ahora la ideología de género promovida desde los centros
de pensamiento más prestigiados de occidente, han hecho un descubrimiento
macabro: la discordia construye. Más aun, solo a través de la discordia se
puede construir una sociedad más justa. ¿Habrá un disparate más alejado de
la realidad del mundo? ¿Cuál es su fundamento? Pues una supuesta mecánica que gobierna
la historia. ¿Cuál es la prueba de que esa afirmación es verdadera? Su sistema
de pensamiento. Pero esos sistemas no resisten la más mínima validación
empírica. Sin embargo sobreviven pese a los crímenes y desatinos que ya han
causado en la historia reciente. ¿Por qué?
¡Alguien
es culpable de mis carencias! Es el desgarrador grito de Caín que resuena
como un eco en toda la historia humana. Quienes alimentan esa potente emoción,
reciben prosélitos. Ese a mi juicio es el espacio que ocupan las doctrinas de
la discordia.
La
sociedad de masas es aquella donde las mayorías orientan sus existencias
conforme a la dinámica de las masas. ¿Qué caracteriza al hombre masa? Aquel que
no desea cosas por si mismo, sino que es inducido a desear cosas según una
pauta construida sin su voluntad. La sociedad de mercado masivo se acomoda a la
dinámica de la sociedad de masas porque vive del crecimiento masivo del
consumo. Entonces los hombres masa, desean cosas que provee la sociedad de
mercado sin una pauta ni derrotero personal. Y como las necesidades económicas,
según propia definición de la economía liberal, son infinitas, surgen las
carencias. Y cuando los carenciados de cosas visibles y que existen, no
trabajan y controlan esta emoción, surge el síndrome de Caín. Entonces, las ideologías
de la discordia, cosechan prosélitos.
¿Cómo
vencer esta dinámica? Superar la sociedad de masas retornando a la sociedad de
individuos, y resucitar las ideologías de la concordia.
Octubre
de 2020
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